De periodista a ciclista siempre va bien poco cuando se trata de narrar otra de las grandes hazañas del deporte. Este jueves vuelvo a las carreteras en el VI Clásico Nacional de Ciclismo, junto a los 90 corredores de 15 equipos que tomaremos la alargada en Baracoa. El desafío esta vez será llegar, vencer y sobrevivir 10 etapas y mil 292 kilómetros, para arribar a La Habana el domingo 17 de marzo.
Al estudiar el recorrido aprecio muchas similitudes con el de las Vueltas Ciclísticas a Cuba —por cierto, para el 2020 se ha confirmado el regreso por fin de este evento, con tanta historia e impacto sociocultural—, aunque todos extrañaremos que Granma, Villa Clara, Artemisa, Mayabeque y Pinar del Río no reciban metas finales de nuestra caravana.
Dentro de las noticias que apunto ya en la agenda que va conmigo en la mochila está la posibilidad de que participen dos sextetas internacionales en el trayecto (Angola y México), mientras hace solo unas horas Arlenis Sierra y Heidy Praderas me confirmaron, vía Facebook, que se sumarán al pelotón en la sexta etapa (martes 12 de marzo en Ciego de Ávila) con vistas a cumplir el plan de kilometraje que les exige para este período el club Astaná, en el que han sido contratadas para esta temporada.
“Piki, el año pasado también lo hice, pero ahora la motivación es doble, porque además de rodar quiero ver si al menos una meta volante le gano a ustedes, los hombres”, nos dijo la mejor rutera cubana de la actualidad, quien curiosamente tendrá dentro de los oponentes a su pareja amorosa, Leandro Marcos.
Amigos y fuertes aspirantes a ganar el Clásico no quisieron pasar por alto esta crónica para calentar sus objetivos. “Qué bueno poder decir temprano que voy por el título”, me comentó el santiaguero Pedro Portuondo, sin duda, uno de los favoritos y campeón en el 2017. “Volver a tenerte como compañero es alentador, pero te adelanto que escribirás mucho de mí”, señaló sonriente el monarca del 2018, Joel Solenzal. Por supuesto, de Jans Carlos Arias, Félix Nodarse, Frank Sosa, Yasmani Balmaseda y otros pedalistas tendré seguramente que reseñar triunfo y batallas sobre el corcel metálico, aunque al saludarlos siempre terminaron haciendo la misma pregunta: ¿y este año veremos al Piki ganar alguna etapa?
La respuesta mejor se las doy al final, en La Habana, donde por cierto, aún estamos a tiempo de repensar la llegada para el Capitolio y no frente a la Sala Polivalente Ramón Fonst. Por la capital, lo más grande. Y el ciclismo también puede contribuir a eso.
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