La biodiversidad de los insectos está amenazada a nivel mundial, con elevadas tasas de disminución que pueden llevar a la extinción del 40 % de las especies de estos animales en las próximas décadas, reveló un estudio científico que advierte sobre las graves consecuencias que tal fenómeno implica para la vida en la Tierra.
La investigación, que utilizó 73 informes históricos sobre la disminución de insectos en todo el planeta, fue realizada por la Universidad de Sydney (Australia), y publicada este febrero en la revista académica internacional Biological Conservation (Conservación Biológica).
Según el informe, la velocidad a la que están desapareciendo los insectos es ocho veces mayor que la de los mamíferos, aves y reptiles; su biomasa total se evapora a un ritmo anual del 2,5 % a nivel global, un indicador que sugiere su completa extinción en el transcurso de un siglo.
«Esta tendencia confirma que la sexta extinción masiva está teniendo un impacto profundo en las formas de vida de nuestro planeta», afirman los científicos, y apuntan: «Las consecuencias de esto para los ecosistemas del planeta serán, cuando menos, catastróficas».
Se trata de que los insectos son, con mucho, los animales más abundantes y variados en todo el orbe. Los investigadores afirman que son «esenciales» para el funcionamiento de los ecosistemas, ya sea como comida de otras criaturas, para polinizar las plantas o reciclar nutrientes.
Uno de los mayores impactos de la pérdida de insectos lo sufrirán las aves, los anfibios y los peces: los principales animales que se alimentan de ellos.
De acuerdo con el estudio, la disminución de las especies se debe, principalmente, a la pérdida del hábitat que ocasionan el desarrollo de la agricultura intensiva y la urbanización, así como la contaminación, principalmente causada por pesticidas sintéticos y fertilizantes. También inciden factores biológicos, incluyendo patógenos y especies introducidas, además del cambio climático.
El cambio climático resulta especialmente dañino en las regiones tropicales, aunque en climas más fríos y en zonas montañosas de áreas templadas solo afecta a una minoría de especies.
Los grupos de insectos afectados comprenden a las más variadas especies que habitan tanto en ecosistemas terrestres como acuáticos.
Los investigadores afirman que se necesita urgentemente un replanteamiento de las prácticas agrícolas actuales, en particular una reducción seria en el uso de pesticidas y su sustitución por prácticas más sostenibles y basadas en la ecología. Al propio tiempo, deben aplicarse tecnologías que beneficien eficazmente no solo a las aguas contaminadas sino también a las limpias, y tanto en entornos agrícolas como urbanos.
Tales medidas permitirían retardar o revertir las tendencias actuales, la recuperación de poblaciones de insectos en declive y salvaguardar los servicios ecosistémicos vitales que ellos proveen.
La prensa internacional, que dio amplia acogida a lo divulgado por Biological Conservation, recogió también opiniones de varios expertos en esta materia.
«Los insectos son el corazón de toda cadena alimenticia, polinizan la mayoría de las plantas, mantienen el suelo saludable… La realidad es que los humanos no podemos sobrevivir sin los insectos”, afirma Dave Goulson, de la Universidad de Sussex, Reino Unido.
Mientras que Francisco Sánchez-Bayo, de la Universidad de Sydney, y uno de los autores del estudio, advierte: «Si no se puede poner freno a la pérdida de especies de insectos, las consecuencias serán catastróficas tanto para los ecosistemas del planeta como para la supervivencia de la humanidad.”
