Lo que no arrancó el tornado

Lo que no arrancó el tornado

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La foto impacta. Una joven carga pesados bloques, sin siquiera usar guantes protectores para las delicadas manos y, sin embargo, evoca una sonrisa amplia. La dura labor no le quita la alegría. Talmente parece que se la multiplica.

De la empresa Aguas de La Habana me llega otra imagen de un niño a quien, solidariamente, le donaron un juguete. Y él lo mira con ternura. El tornado motivó lágrimas, pero también ha sacado una vez más a flote el espíritu arraigado en los cubanos de ayudar, cooperar…

Ayer me hicieron una llamada telefónica desde uno de los municipios afectados. Fue una joven comunicadora de una cooperativa de la Construcción de Matanzas. Eran pasadas las 7:30 p.m. Después de coordinar un trabajo periodístico aseguró: “Todavía estamos trabajando”.

Y como esos cooperativistas hay muchos otros en la recuperación, ejecutando tareas de construcción y reparación de viviendas. El dinero no lo es todo, como algunos piensan. Para ellos extender la mano a los damnificados en este momento tiene más valor que miles de pesos.

Atrás quedaron las comodidades del hogar, la acogida familiar. Están conscientes, y de forma voluntaria, donde el deber los ha situado. Junto con ellos permanecen dirigentes administrativos y sindicales.

Me contaron que en las zonas afectadas no hay descanso, ni el sábado o el domingo. Los fines de semana se realizan largas jornadas de trabajo voluntario, y cada día se incorporan trabajadores de oficinas y de diversas áreas no vinculadas directamente a la producción de infinidad de empresas, así como estudiantes universitarios.

Los contingentes evidenciaron otra vez los principios por lo que fueron creados y el ánimo que caracteriza a sus integrantes. Están en todas partes e imponen el ritmo en las labores.

Y qué bueno es amanecer con una noticia muy alentadora: se entregaron ya las primeras viviendas para quienes quedaron sin techo. Así sucederá paulatinamente, hasta que todo vuelva a la normalidad.

Los cubanos hemos aprendido a través del tiempo, afrontando múltiples fenómenos naturales y un bloqueo inhumano, ser más fuertes que los ciclones, las tormentas y los tornados.

Nada ni nadie puede arrancarnos el sentimiento de solidaridad ni la alegría.

Acerca del autor

Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.

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