Fue el 4 de octubre del pasado año cuando la esposa de Luis Mariano Rodríguez Bárzaga embarcó por ferrocarril una lavadora Sanyo, en La Habana, con destino a Palma Soriano.
Luis vive en la calle 16, número 1, entre Donato Mármol y Quintín Banderas, Palma Soriano, Santiago de Cuba. Nos cuenta que salió, pero hasta ahora no llegó.
El número de guía fue el 373680, en la casilla número 155764-4 y fue enviado a su dirección porque era el destinatario. Quince días después la casilla se descargó en el Expreso Santiago por el conductor Manuel Modeja Hernández, pero la lavadora no estaba.
Mes y medio más tarde se presentó en el Expreso Santiago, siendo atendido por el jefe del lugar, Raúl Castillo Prade, quien le informa la pérdida de 9 bultos, entre estos su equipo.
La comisión creada plantea que en la guía no aparece la lavadora. Ya el 7 de diciembre último se reúne con los máximos directivos del Expreso, quienes informan que “las reclamaciones o expedientes los mandarían para La Habana”. Volvió el 21 y todavía no había respuestas.
El afectado recuerda que vivimos en “un país donde la dignidad, la moral y la vergüenza están por encima de todo… y que son momentos de definiciones, en los cuales habrá que medir la permanencia de cada quien en su cargo por su sensibilidad y capacidad para solucionar los problemas del pueblo”, y concluye que como un ciudadano humilde, “espero una respuesta del director de la Unión de Ferrocarriles de Cuba”.