La temperatura media de los océanos alcanzó en el 2018 sus valores máximos históricos, en un aumento que cada vez se produce de forma más rápida y preocupante, según los resultados de un estudio científico publicado este mes en la revista estadounidense Science y replicado por diversos medios de prensa.
“El calentamiento de los océanos es un indicador muy importante del cambio climático y tenemos firme evidencia de que se están calentando más rápido de lo que creíamos” afirman autores de la investigación, liderada por la Academia China de las Ciencias.
El informe despierta en los científicos preocupación en cuanto al ritmo del cambio climático, al constituir los océanos una especie de amortiguadores del calentamiento global originado por la concentración en la atmósfera de los gases de efecto invernadero (GEI). La condición de “amortiguadores” del trastorno del clima les viene dada a los océanos porque absorben alrededor del 93 % del exceso de calor captado en la atmósfera por los GEI, gases emanados de la quema de los combustibles fósiles.
El trabajo científico se basa en cuatro estudios precedentes publicados entre los años 2014 y 2017, que dieron una estimación más precisa sobre las últimas tendencias en el calentamiento de los océanos, lo que permitió a los científicos actualizar investigaciones pasadas y perfeccionar predicciones para el futuro.
Un factor clave para el aporte de cifras más precisas durante los últimos años lo constituye una flota de monitoreo llamada Argo, que incluye casi 4 mil robots flotantes que “están a la deriva en los océanos y cada varios días se sumergen a una profundidad de 2 mil metros y miden la temperatura, el ph, la salinidad y otra información de los océanos mientras se elevan”, asegura el reporte.
Los nuevos análisis demuestran que el calentamiento oceánico está en consonancia con los registros que apuntan a un incremento en la temperatura del aire; y la expansión térmica —el agua que crece a medida que se calienta— contribuiría además al derretimiento de los glaciares y las capas de hielo.
El estudio significa, entre los resultados adversos del calentamiento, que esta anomalía contribuye al aumento del nivel del mar, intensifica la lluvia y genera tormentas más duraderas y más fuertes, como los huracanes Harvey en el año 2017 y Florence en el 2018.
Finalmente los investigadores advierten que, si no se toman medidas para reducir la emisión de los GEI, a partir del año 2080 los océanos se habrán calentado seis veces más de lo que lo han hecho durante los pasados 60 años, con las catastróficas consecuencias que tal fenómeno ocasionaría en todo el planeta.
