Es natural que, en pos de un conocimiento extendido, se simplifiquen algunas líneas temáticas del gran acervo del Héroe Nacional. “Martí habló de todo” —dicen algunos, ante la extraordinaria variedad del espectro martiano.
Y es cierto que las selecciones puntuales de cortísimos pasajes de sus artículos, ensayos, cartas y proclamas ofrecen un atractivo prontuario, marcado siempre por el altísimo vuelo de la forma y la profundidad del pensamiento.
Los aforismos de José Martí son los del político y el poeta, dos ámbitos que en su caso confluyen armoniosamente. Pero, como ha dicho alguna vez la doctora Graziella Pogolotti, hay un peligro: el de quedarse en la superficie y no aprovechar del todo un ideario, que independientemente de la influencia de su contexto, mantiene una asombrosa actualidad.
A la vuelta de más de un siglo, Martí nos sigue hablando en presente.
Gracias al empeño de numerosos estudiosos de la obra martiana a lo largo de los años, cualquier cubano tiene pleno acceso a casi todo el legado del Héroe Nacional.
En cualquier biblioteca pública están los tomos de sus Obras Completas. Es posible también acceder a sus textos de manera digital, en sitios webs o productos multimediales que pueden ser consultados en computadoras, tabletas y hasta celulares.
O sea, los cubanos tienen abiertas numerosas puertas al ideario martiano… Solo falta que muchos decidan acercarse.
Aquí y allá abundan las personas que, con las mejores intenciones del mundo, se dicen martianos, y sin embargo apenas dominan un puñado de frases sueltas (en transcripciones no siempre exactas).
A Martí hay que leerlo, seguir su línea de pensamiento, comprender su lógica, tomar en cuenta los contextos.
Solo así se podrán aplicar cabalmente sus preceptos. No se trata de reproducir acríticamente un planteamiento y tratar de aplicarlo a la práctica.
Lo cierto es que, en dependencia de la posición de la persona que lo esgrima, un aforismo martiano puede servir para defender ideas contrapuestas y hasta excluyentes.
Leyéndolo a profundidad saldrá a la luz la irreductible vocación humanista y antimperialista del Maestro.
La belleza y la eufonía de las frases, la contundencia de las imágenes literarias y la riqueza gramatical de la escritura martiana pudieran significar un reto para muchos lectores contemporáneos, acostumbrados a la simplicidad y escaso vuelo metafórico de muchos textos contemporáneos.
Pero es una aventura que vale la pena asumir. Familiarizados con el singular estilo del Maestro, nos asombrará la amenidad y la esencialidad de sus artículos.
La producción literaria de José Martí permite un acercamiento gradual: desde las lecturas infantiles hasta los análisis más profundos de los interesados.
Todos deberían leer a Martí. Y Martí escribió para todos.
Pocas naciones cuentan con el privilegio de Cuba: su más importante figura política es también uno de sus más grandes escritores y poetas.
La Edad de Oro, su revista para niños, ha devenido un clásico universal. Todos los padres cubanos, todos los maestros, deberían propiciar que sus hijos y alumnos lo leyeran o escucharan leer. Es, por estos días, El libro del mes, que propone el Instituto Cubano del Libro.
José Martí tiene mucho que hacer todavía. Orgullo de los cubanos, encarna nuestra más hermosa aspiración: la república con todos y para todos.
Entre el 28 y el 31 de enero tendrá lugar en La Habana la Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, que reunirá a participantes de varios países con la premisa martiana de que las ideas valen más que las armas. A La Habana llegarán no solo estudiosos de la obra de José Martí, sino intelectuales, educadores, artistas, escritores y periodistas, políticos, luchadores sociales, dirigentes sindicales y de organizaciones juveniles, femeninas, campesinas, indígenas… una representación de amplísimo espectro que coincide en la idea de que un mundo mejor es posible.