La rendición del enemigo en Maffo, en la provincia de Oriente, y en Yaguajay y Santa Clara, en el centro del país, precipitó la huida del tirano Fulgencio Batista y garantizó el triunfo de las armas rebeldes
Tras el triunfo del Ejército Rebelde sobre una potente agrupación de tropas enemigas en el verano de 1958, su líder, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, procedió de inmediato a adoptar las medidas que le permitieran iniciar la ofensiva final contra el régimen. Con ese objetivo creó nuevas columnas y frentes de combate en las provincias de Camagüey y Las Villas, así como en la región noroeste de Oriente.
El 11 de noviembre partió definitivamente de la Comandancia General, en La Plata, para emprender las operaciones; dos días después, desde Guasimal de Nagua, emitió instrucciones que precisaban las misiones correspondientes a cada unidad rebelde, que de inmediato comenzaron a ser cumplidas. Entretanto él, del 20 al 30 de ese mes, dirigió personalmente la batalla de Guisa, la cual dio inicio a la Operación Santiago, concebida para la toma de la capital oriental.
Dos días antes del triunfo
La lucha por tomar el poblado de Maffo se prolongó por 20 días. Por dominarlo se libraron fuertes combates en los que el adversario contó con apoyo aéreo. No obstante, ante la persistencia rebelde, sus defensores optaron por refugiarse en las naves del Banco Agrícola e Industrial de Cuba (Banfaic), donde finalmente capitularon. Así, el territorio localizado entre Bayamo y Santiago de Cuba quedó libre de guarniciones enemigas.
El 30 de diciembre, día final de las acciones combativas en Maffo, el jefe de todas las tropas rebeldes en la provincia de Las Villas, comandante Ernesto Guevara de la Serna, Che, quien en ese momento dirigía la batalla de Santa Clara, realizó su tercera visita al comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, jefe de la Columna no. 2 Antonio Maceo y del Frente Norte de Las Villas, durante el sitio a Yaguajay. Esta ocurrió en el central Narcisa —la primera había tenido lugar el 23 en La Caridad, sede de la comandancia de la Columna 2, y la segunda, el 25, en las proximidades de Yaguajay—, ocasión en la que el Che le recomendó asegurar los accesos por los cuales el adversario pudiera escapar, en especial la costa, le entregó una bazuca y le prometió enviarle un mortero al día siguiente.
El ataque a ese poblado había comenzado el 22, y el 31, tras 10 días de combates, cayó en poder de los rebeldes. La toma del cuartel allí existente, importante bastión enemigo en el Frente Norte de Las Villas y objetivo estratégico de este, así como dirección operativa principal de la Campaña de Las Villas dirigida por el Che, fue la culminación de la operación que derrotó a las fuerzas de la tiranía batistiana en ese territorio.
Una agrupación de tropas combinadas del Primer y Tercer Frentes, comandada por Fidel, había iniciado el sitio a Maffo, el 10 de diciembre. Se trataba de una plaza militar defendida por las compañías 102 y 105 del batallón 10 de infantería, alrededor de 120 hombres, a quienes se sumaron policías, otros esbirros y chivatos, para un aproximado de 300.
Allí, después de la toma de Palma Soriano, el 27 de diciembre, las tropas rebeldes incrementaron sus fuerzas e introdujeron en combate un tanque T-17, un mortero y un cañón de 81 y 37 milímetros, respectivamente, ocupados con anterioridad al adversario. Desde esa fecha y hasta el 30, en Maffo se libraron fuertes combates. Fidel le propuso la rendición incondicional al comandante Leopoldo Hernández Ríos, jefe de las tropas defensoras, refugiadas en una nave del Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (Banfaic), pero el referido oficial se negó. Solo lo hizo a las cinco de la tarde del 30, cuando los rebeldes tenían preparado un carro de bomberos con 5 mil galones de gasolina para incendiar el lugar donde se hallaban refugiados.
Para entonces se estrechaban los cercos a las guarniciones enemigas en Guantánamo, por combatientes del Segundo Frente Oriental Frank País; y de las de Holguín y Victoria de Las Tunas, por fuerzas del Cuarto Frente Simón Bolívar; así como la de Santiago de Cuba, por efectivos del Primer, Segundo y Tercer Frentes, comandados por Fidel.
Audaz acción del Che
En Santa Clara, capital de la provincia villareña, la agrupación de tropas de la Columna 8 y los destacamentos del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, combatían desde el 28 de diciembre. Al día siguiente, ya en el centro de la ciudad, descarrilaron el tren blindado, que retrocedía de la Loma del Capiro, donde era atacado. En él se trasladaban unos 400 hombres con la misión de reparar las vías férreas destruidas por los rebeldes, y su pérdida frustró los intentos del régimen de garantizar el envío de refuerzos a la región oriental.
En Santa Clara se libraba una feroz batalla que, dirigida por el Che, tuvo total apoyo de la población civil. Los principales puntos donde el Ejército del régimen se había hecho fuerte fueron: la Loma del Capiro, la estación de Policía, el Escuadrón no. 31, el Cuartel de los Caballitos, la audiencia, la cárcel, el Gran Hotel y el hospital de maternidad, entre otros no menos importantes, además de la fortaleza que representaba el Regimiento no. 3 Leoncio Vidal.
Batista supo de la crítica situación en la capital villareña mediante un reporte de operaciones del Ejército, fechado el 31 de diciembre, en el cual se reconocía que los rebeldes mantenían “(…) continuo fuego y francotiradores sin ninguna posición específica; pero por toda la ciudad y sus alrededores, el Ejército además del Regimiento, mantiene Estación de Policías, Escuadrón 31, Gobierno Provincial y Aeropuerto”.
En esa fecha los rebeldes tomaron la estación de Policía y el gobierno provincial, y a las seis y treinta de la tarde, Camilo escribió: “Che se rindió Yaguajay estoy contando las armas son más de 300 fusiles 3 trípode 1 mortero 81, una bazuca y equipos. Te veo mañana”.
En su libro Respuesta, publicado en México en 1960, Batista señaló: “Alrededor de las nueve de la noche me llamó el Jefe de Estado Mayor para comunicarme que nada podía esperarse de Las Villas, pues hasta la sede de la jefatura militar de la provincia estaba copada por los rebeldes”. Ante esa realidad, su única opción era abandonar el país, tal como hizo poco después, en horas de la madrugada.
Conocida la huida del tirano, el Escuadrón no. 31 y la audiencia se rindieron en la mañana del 1.º de enero de 1959, y el regimiento lo hizo en horas del mediodía. Desde ese momento, el camino quedó expedito para el avance del Ejército Rebelde hacia la capital del país.
El 18 de octubre de 1967, durante la velada solemne dedicada al Che en ocasión de su caída en combate, Fidel lo calificó de maestro de la guerra, de artista de la lucha guerrillera, y señaló: “(…) lo demostró en su fulminante campaña de Las Villas; y lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a la ciudad de Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300 hombres en una ciudad defendida por tanques, artillería y miles de soldados de infantería”.
Acerca del autor
Graduada de Licenciatura en Periodismo, en 1972.
Trabajó en el Centro de Estudios de Historia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el desaparecido periódico Bastión, y como editora en la Casa Editorial Verde Olivo, ambos también de las FAR. Actualmente se desempeña como reportera en el periódico Trabajadores.
Ha publicado varios libros en calidad de autora y otros como coautora.
Especializada en temas de la historia de Cuba y del movimiento sindical cubano.