Camagüey. – Con viento a favor desde las fechas iniciales, Camagüey (56 puntos) navegó hacia la conquista del título por octava vez consecutiva del Torneo Nacional de Boxeo Playa Girón, que tuvo como sede la Sala Polivalente Rafael Fortún.
Escoltaron al equipo ganador las representaciones de Guantánamo (34) y Sancti Spíritus (28), mientras quedaron fuera del podio, La Habana, Pinar del Río y Santiago de Cuba, tradicionales potencias y habituales animadores de una justa, que se prestigia con la participación de varios medallistas olímpicos y mundiales.
De lleno en el cartel final les cuento que el camagüeyano Damián Arce cantó victoria en los 49 kilos. Sus vientos de controversia frente a Alibel Poll de Santiago de Cuba sacudieron la grada. Para descorchar la gloria por RSC se apoyó no solo en su velocidad de piernas y manos, sino también en su vigoroso estilo.
La trama de los 52 kilogramos prometía voltaje. El espirituano Yosbani Veitía reaparecía a este nivel y el guantanamero Rafael Joubert quería lo mejor del pastel. En definitiva,Veitía comprendió que no valía la pena buscar atajos hacia la victoria, y con mucha rapidez y verticalidad sobre el ring estampó su huella por votación unánime en lo más alto del podio.
En 56 kg la furia y la ilusión fueron escudo y lanza del mayabequense Osvel Caballero y el indómito Frank Zaldívar. El veredicto total de los jueces resultó favorable al primero, gracias a que supo combinar mejor en las instancias fundamentales del duelo.
El vueltabajero Lázaro Álvarez (60 kg) patentizó otra vez que continúa siendo un púgil ágil y vivo, capaz de sembrarles dudas y sombras a cualquier nivel. Su última víctima, acuñada por la totalidad del conjunto arbitral, fue el yayabero Darielki Palmero, de Sancti Espíritus.
La brega en 64 kg ratificó que el matancero Andy Cruz es un hombre de feliz destino y gloria. Con ciertas dosis de calidad en su golpeo en las tres distancias pulverizó al impetuoso guantanamero Jorge Moirán.
Un clásico del boxeo nacional animó los 69 kilos: Roniel Iglesias, de Pinar del Río, y ArisnoideDespaigne, de Santiago de Cuba. Luego de tres asaltos de estilos contrastados y poca emoción, Iglesias besó por oncena ocasión la medalla de oro en estas citas.
De pronóstico reservado se anunciaban los 75 kg. La razón, el guantanamero Arlen López todavía persigue su pasado glorioso, mientras que su rival, el yumurino Osley Iglesias quería acaparar titulares. Al final algunos ingredientes del “viejo” Arlen afloraron y cantó victoria con el dictamen unánime de los imparciales.
Con vientos y tormentas se presentó en los 81 kilos el pinareño Osnay Bencomo. Su idea quebrar al ídolo local Julio César La Cruz. El resultado predecible y disfrutado por el público. Las armas del triunfador. Velocidad, defensa y el apoyo de los suyos.
Centenares de gargantas impulsaron al anfitrión Ángel Nápoles. La misión lo requería, pues se trataba de quebrar a Erislandi Savón en 91 kg. Al final no se desató la alegría, pues el guantanamero impuso su ritmo y jerarquía.
La afición cerró por alto la jornada. Dainier Peró se movió y pegó mejor y conquistó la gloria ante el capitalino Yoandri Toirac en los superpesados.