Múltiples sorpresas aguardan en estos días por los visitantes a la Feria Internacional de Artesanía (Fiart 2018) en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Entre estas, la exhibición —junto a sus modernos vestuarios para mujeres jóvenes y adultas de todas las tallas— de los leotards realizados por la diseñadora de moda Karen Santín, quien en su stand número 3 ubicado en el Bloque G de la vetusta construcción militar ha puesto a consideración del público estas prendas, para de tal forma responder al llamado de sustituir importaciones en renglones imprescindibles para el funcionamiento de las escuelas de danza de todo el país.
Como bien expresó a Trabajadores en una reciente entrevista el viceministro de Cultura Guillermo Solenzal Morales —Presidente de Honor de Fiart 2018—, en Cuba no puede hablarse de industria cultural ni de economía en la cultura, sin antes referirse a las escuelas de arte, una zona privilegiada dentro de este sector y que el sostenimiento de su base material de estudio figura entre las más costosas en el mundo. Para el Estado cubano esa dificultad se agrava ante los obstáculos impuestos por la política anticubana de las administraciones de Estados Unidos durante 56 años, la misma edad del sistema de educación artística (1962), una de las más grandes conquistas de la Revolución*.
De no existir esas restricciones, los leotards, como las zapatillas y otros muchos artículos destinados a la formación de artistas, pudieran adquirirse en el mercado estadounidense a mejores precios, mayor calidad y con menores costos de transportación. Sin embargo, ante las trabas yanquis se han multiplicado los esfuerzos del Gobierno cubano y de muchas personas —entre ellos innovadores, profesores y técnicos— para garantizarles a esos centros los recursos indispensables. Aún en las más agudas crisis generadas por el bloqueo, los estudiantes de las escuelas de arte han recibido una preparación de excelencia. De estas han surgido generaciones de profesionales de prestigio internacional.
A ese empeño se ha unido Karen Santín. Sus confecciones de estos útiles para los educandos de danza pueden competir con los más caros y de mayor calidad en el mundo, incluso con los que se fabrican en Estados Unidos, pues para ello se pertrecha de materiales de probada resistencia y eficacia para este tipo de uso.
Según la joven creadora, “entre los problemas que hoy enfrentan esas escuelas se encuentran las insuficientes disponibilidades de leotards, los cuales se compran en otros países a precios elevados, y no siempre poseen calidad, ya que a veces, al ser utilizados, las costuras se estrellan debido a una incorrecta selección de los hilos”.
Concebidos en distintas tallas y para los dos sexos, con hebras y tejidos (licra) especialmente fabricados para esos fines, estas piezas sobre todo destinadas para los ensayos de los bailarines, han sido experimentadas en varias escuelas. Karen las produce, así como sus ya reconocidos trajes de baño, blusas, sayas, pantalones y otras muchas prendas generalmente hechas con telas, además de algodón elastizado y rayón, por profesionales costureras que trabajan con ella en el taller ubicado en San Mariano, entre Mayía Rodríguez y Goicuría, en el municipio de Diez de Octubre, donde se pueden coordinar visitas a través del correo electrónico karensantin@yahoo.com y por el teléfono 54031401.
“Mi aspiración es que tanto las escuelas de danza, como las de ballet de toda Cuba puedan contar con mis leotards. También ¿y por qué no?, suministrárselos a las compañías profesionales de danza. Sería una gran ventaja, pues a diferencia de los que se importan, con los nuestros, ante cualquier insuficiencia, pueden hacerse fáciles reclamaciones, pues aquí estamos”.
Santín creó su proyecto hace unos siete años. Lo denominó Tanya, en memoria de su fallecida madre, en cuyo honor se dedicó a confeccionar vestuarios que trascendieran entre las féminas por su identificación con nuestras cultura, idiosincrasia y clima, y en respuesta a la exhortación hecha por el Fondo Cubano de Bienes Culturales de potenciar la realización de atuendos que se caracterizaran, asimismo, por la originalidad de sus diseños y su elevada calidad.
*En Cuba se destinan cada año más de 90 millones de pesos a la enseñanza artística