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Los días 20 y 21 de diciembre de 1958, entre 700 y 800 trabajadores se reunieron en el Club Social del liberado pueblo en el municipio de General Carrillo, en territorio del Frente Norte de Las Villas, comandado por Camilo Cienfuegos Gorriarán, para celebrar una Plenaria Nacional Azucarera.
Respondían así a la convocatoria lanzada por el Partido Socialista Popular (PSP) y el Frente Obrero Nacional Unido, concebida por este en su manifiesto constitutivo del 10 de noviembre de ese año, que denunciaba los abusos de la tiranía y de los patronos contra los trabajadores de esa industria, explotaciones que se habían incrementado a partir de 1947, cuando Eusebio Mujal Barniol logró dividir al movimiento obrero, y con mayor fuerza tras el asesinato del líder de los azucareros, Jesús Menéndez Larrondo, el 22 de enero de 1948.
El lugar originalmente escogido para efectuarla fue la zona de operaciones de las fuerzas comandadas por Ernesto Guevara de la Serna, Che, y aunque este acogió la idea con entusiasmo, propuso su traslado hacia el Frente Norte, debido al inicio de las acciones planificadas para el desarrollo de la Campaña de Las Villas, como parte de la ofensiva final contra el régimen.
Camilo aceptó con similar interés, porque el hecho de haberse incorporado desde muy joven a la vida laboral, le permitió conocer las angustias que sufrían los trabajadores en la búsqueda del sustento diario, y solidarizarse con los campesinos y obreros agrícolas e industriales que a diario se presentaban en su comandancia —establecida en La Caridad, en el monte Alicante—, para denunciar los atropellos de que eran objeto por parte de patronos y mayorales.
La preparación y desarrollo del evento proletario los confió a Gerardo Noguera Martínez. Este era un experimentado dirigente sindical de los trabajadores de la terminal de ómnibus de Artemisa, a quien, para evitar que lo asesinaran, el PSP envió a sumarse a la tropa de Camilo. Su incorporación se hizo realidad el 15 de octubre de 1958, día en que el jefe invasor arribó a La Caridad, y este de inmediato le asignó la responsabilidad de organizar el movimiento obrero en el territorio.
Combativo encuentro
La nutrida delegación asistente a la Plenaria Nacional Azucarera la integraban representantes de todos los centrales azucareros de Las Villas y algunos de Camagüey. A ellos se sumaron compañeros de las demás provincias, excepto de la de Oriente, donde días antes se había celebrado el Congreso Obrero en Armas; así como de otros sectores laborales, cuyas demandas quedaron igualmente plasmadas en los acuerdos adoptados.
A la Plenaria, presidida por Ursinio Rojas Santiesteban, asistieron asimismo Jesús Soto, dirigente de los textileros de Bauta, y José María de la Aguilera, secretario general de los bancarios, quienes, aseguró Noguera, quedaron impresionados cuando, antes de comenzar las sesiones, alrededor de 5 mil personas por él convocadas recorrieron el pueblo con carteles que reflejaban las principales demandas.
En la gigantesca reunión, la totalidad de los planteamientos se refirieron a la necesidad de organizar una huelga general revolucionaria en todos los centrales azucareros, y de apoyar incondicionalmente la lucha armada.
Alfonso Menéndez Cruz, quien laboraba como puntista en el central Santo Domingo (posteriormente Juan Ávila), en Matanzas, contó a este medio de prensa que a mediados de diciembre la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros y el PSP le propusieron que participara en la Plenaria de General Carrillo. “Invité a varios trabajadores, pero no lo hicieron porque en aquella época, cuando en la mayoría de los casos solo teníamos trabajo durante 60 o 70 días en el año, no resultaba fácil arriesgarse a perderlo”. Solo otros dos matanceros respondieron al llamado.
Principales demandas
Al rememorar para Trabajadores las principales demandas formuladas por los delegados, Menéndez Cruz señaló que se pronunciaron por el rescate de una serie de conquistas arrebatadas a la clase obrera por la acción divisionista de los mujalistas y el régimen tiránico, entre estas la restitución de los salarios de los obreros azucareros, la reposición de los trabajadores desplazados, el restablecimiento del diferencial y el pago de las diferencias salariales dejadas de abonar.
A las anteriores se sumaron el aumento del 10 % de los salarios de todos los trabajadores para la zafra próxima a comenzar, el pago total de la superproducción tomando como promedio la de 1949, la rebaja de los artículos de primera necesidad y la prohibición de reducir nuevas plazas en los ingenios y las colonias.
Alfonso Menéndez Cruz indicó también que los asistentes se refirieron a la necesidad de restablecer la democracia sindical; de reponer a los dirigentes sindicales elegidos por los obreros, a quienes el mujalismo destituyó para imponer otros por decreto; a poner fin a las intervenciones de los sindicatos por los mujalistas o el gobierno, y al pago de la cuota sindical obligatoria.
“Condenamos las persecuciones y asesinatos; defendimos nuestro legítimo derecho a organizar huelgas y manifestaciones; reclamamos la libertad de todos los presos políticos y sociales; y exigimos el castigo a los militares acusados de crímenes y atropellos, la disolución de los aparatos represivos de la tiranía y el restablecimiento de la Constitución de 1940”, señaló. Además, se declararon contra la tiranía, por la implantación de un gobierno revolucionario y democrático.
Camilo y la Plenaria
Al rememorar el trascendental evento, Gerardo Noguera Martínez, puntualizó:
“Camilo me confió esa misión. Organizamos la Plenaria con apoyo del PSP, de gran influencia en la región, y del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7), y citamos a los delegados para el 19 de diciembre, en el campamento de La Caridad, pero lo ya experimentado me aconsejó desviarlos hacia General Carillo y los hechos me dieron la razón, porque a las cinco de la tarde de ese día el referido lugar fue bombardeado”.
Apuntó que no son pocas las versiones acerca de que Camilo estuvo en la Plenaria y habló a los asistentes, aunque aseguró que no es cierto, y al respecto precisó:
“Como a las tres de la mañana pasó por donde sesionábamos. Solo conversó conmigo, para saber cómo marchaba todo, tras lo cual se retiró. No habló, era incapaz de hacerlo porque respetaba mucho mi trabajo; era muy cuidadoso. Terminado el Congreso hice el resumen y empecé a organizar la salida de los delegados”.
Nota: Los testimonios de Alfonso Menéndez Cruz y Gerardo Noguera fueron extraídos de entrevistas realizadas por esta autora.
Acerca del autor
Graduada de Licenciatura en Periodismo, en 1972.
Trabajó en el Centro de Estudios de Historia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el desaparecido periódico Bastión, y como editora en la Casa Editorial Verde Olivo, ambos también de las FAR. Actualmente se desempeña como reportera en el periódico Trabajadores.
Ha publicado varios libros en calidad de autora y otros como coautora.
Especializada en temas de la historia de Cuba y del movimiento sindical cubano.
Camilo era camilo,donde el héroe estaba las cosas salían.una lástima que hubiera dejado la vida tan joven cuando estaba en su flor de la vida.camilo es el pueblo,los sentimientos más puros,la cubania.la escencia y la crema de los valores éticos y revolucionarios que todo cubano debiera llevar en su corazón y en sus vísceras.no hay palabras justas para definir el amor tan enorme por el.doquiera que esté la clase obrera está en deuda con el comandante del sombrero alón
En una investigación realizada sobre la vida y obra del líder sindical Ursinio Rojas, quien continuó al frente del Sindicato Nacional Azucarero al ser asesinado Jesñus Menéndez, obtuvimos un escrito realizado por el propio Ursinio, quien relata esta plenaria y de sus preparativos. Creo que es una historia que debe ser conocida por todos los cubanos de estos tiempos
Ese era el sindicato representante de la clase obrera que no vacilo en reunirse para analizar los problemas de los tranajdores bajo la amenaza de ser asesinados y atender las demandas de los trabajdores.