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Alba-TCP: Camino al andar

La XVI Cumbre de jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que tuvo lugar el viernes en La Habana, mantuvo viva la esperanza de proyecto de integración regional que, tal como recomendara uno de sus fundadores (Hugo Chávez), atienda el “dolor de la gente”.

Foto: Joaquín Hernández Mena

En estos 14 años de labores la prioridad ha estado en programas sociales, fundamentalmente de salud y educación, que tuvieron gran impacto en los estratos más pobres de los países miembros.

“El ALBA es el único proyecto de integración de los pueblos que ha sabido llegar a la vida del humilde para llevarle salud, educación, vida y presencia”, dijo el mandatario de la República Bolivariana, Nicolás Maduro, durante el evento.

Gracias al organismo integracionista tres naciones erradicaron el analfabetismo; 11 mil nuevos médicos laboran en comunidades de la región tras graduarse en las escuelas fundadas para ese fin en Cuba y Venezuela; más de 2 millones de latinoamericanos y caribeños fueron operados de la vista; mientras otro millón y medio de discapacitados están diagnosticados y reciben apoyo de sus respectivos Gobiernos.

Deudas de siglos fueron saldadas en menos de tres lustros debido a la voluntad política de una decena de gobernantes que dieron forma a un paradigma de solidaridad, cooperación y concertación.

Tal como reconoció el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el ALBA-TCP también ha propiciado la “inversión de los ingresos por venta de combustible mediante acuerdos de pagos justos, en el desarrollo social, agrícola, pesquero, de la industria y las reparaciones navales, la creación de capacidades industriales, la minería extractiva, las obras de infraestructura vial, hidráulica, aeroportuaria, portuaria y en el turismo”.

Notable ha sido además la estatura moral alcanzada por la Alianza gestada por Chávez y Fidel, aunque la idea de la unidad sobrevolaba el espíritu de la región desde que los próceres de la independencia americana la identificaran como el único escudo válido frente a la ambición de Estados Unidos y las antiguas metrópolis europeas, esas que aún nos miran con ojos voraces.

“Sin la unidad de los países del ALBA, ya hubiera ocurrido una intervención militar en Venezuela”, alertó el primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, Ralph Gonsalves.

Pero lo realizado está lejos de ser suficiente. No basta la concertación política a nivel de Gobiernos. Es preciso articular a las fuerzas progresistas y de izquierda, así como a los movimientos sociales, estudiantiles, comunales, sindicales… pues, a fin de cuentas, el capital sigue siendo un enemigo común. Estos vínculos son definitorios para una integración real y perdurable.

Otro asunto impostergable para el ALBA-TCP, en el que coincidieron los mandatarios, fue  la necesidad de impulsar el crecimiento económico: “Como gatos panza arriba nos defendemos en todos los escenarios políticos del mundo, pero quizás la materia pendiente más importante es la del desarrollo económico para sostener el social, la felicidad, la tranquilidad y prosperidad a que tienen derecho nuestros pueblos”, comentó Maduro en el discurso de clausura de la Cumbre.

El reto es, entonces,  estructurar cadenas productivas que se complementen y nutran un mecanismo de intercambio comercial justo que permita darles continuidad a los programas sociales que han sacado a millones de habitantes de la región de la pobreza. De ello depende que, desde el ALBA, se siga preservando la esperanza.

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