Por Frank Padrón
(Jornadas finales)
El papa Francisco, un hombre de palabra (“Presentaciones especiales”) es un excelente documental del veterano Win Wenders (Buenavista Social Club) en torno a quien desde Argentina deviniera el nuevo anfitrión de la curia Vaticana a partir de 2013; dentro de ese complejo y supremo puesto de la Iglesia Católica, primero que procede de Suramérica y el universo austral, Mario Bergoglio tuvo desde sus inicios una vocación de humildad y espíritu inclusivo. De todo esto, de su conexión con San Francisco de Asís –de quien elige su nombre como líder principal de esa denominación cristiana-, sus viajes alrededor del mundo y discursos, sus contactos con los menos favorecidos de la sociedad, da cuenta este filme realizado con la habilidad fílmica y el probado talento del director alemán. La sabiduría del hombre sencillo y grandioso trasciende las imágenes para llegar y enriquecer a todos, ateos, creyentes, profesos de otras religiones y grupos.
En guerre (“Panorama Contemporáneo”) es uno de esos dramas obreros que atrapan desde sus minutos iniciales. Dirigido por Stéphane Brizé, trae uno de esos habituales conflictos entre consorcios empresariales, indiferentes a la suerte de miles de familias, y representantes de estas, quienes han sido notificados de despido, tras una promesa de reducción salarial para conservar sus puestos. Heredero del inglés Ken Loach y el francés Robert Guédiguian, el filme mantiene en lo más alto del umbral la adrenalina del perenne combate entre posturas neoliberales y legítimos reclamos proletarios, y lo hace huyendo del consignismo y el panfleto. Brizé consigue incorporarnos a lo fluido y contundente de su discurso, más que sociopolítico –aunque no deja de serlo- profundamente humano; lleva a la picota a los egoístas e insensibles propietarios y funcionarios, mientras la masa obrera tampoco es homogénea (se hubiera deseado, no obstante, cierta perfilación de otros personajes que no fueran el líder y la mujer muy cercana a él). Aun acodada en el diálogo ininterrumpido más que en la acción, En guerre no declina su ritmo ni por tanto, su interés. El conocido actor Vincent Lindon (La loi du marché, La aparición… ) en la piel de ese vehemente y tenaz Eric Laurent, quien lleva la voz cantante en el “plantón” figura como valor agregado del filme.
The harvesters , también de “Panorama…” es una coproducción entre Suráfrica, Grecia, Francia y Polonia que no debe perderse: dirigida por Etienne Kallos, el árido contexto (Free State, territorio conservador, patriarcal e inamovible) en que se ubica este conmovedor drama familiar metaforiza justamente sus aristas: entre la minoría blanca surafricana conocida como afrikáans un matrimonio religiosos acoge a un huérfano callejero e insta a su único hijo varón para que lo considere su hermano, a partir de lo cual se inicia una lucha de poderes y sentimientos encontrados entre ambos. De una sutileza que enaltece el diseño de personajes y situaciones , el filme condena la falsa religiosidad, ese amor “por decreto” que, sobre todo en el caso de la madre, se torna inútil y estéril; la ambigua y complicada relación entre los jóvenes; la revelación de secretos y aristas que el desarrollo de la historia permite; la imbricación de esta en el revelador marco –espacio semantizado que la fotografía y la dirección de arte llevan a nivel protagónico- y las esmeradas actuaciones de Brent Vermeulen, Alex Van Dyk y el resto del elenco , convierten The harvesters en uno de los momentos elevados del festival.
What you gonna do when the world´s on fire? (“Panorama documental”) aborda una vez más el tema racial en Estados Unidos, de modo que una serie de asesinatos a jóvenes negros por la policía el pasado año impele a una comunidad del sur a reflexionar en torno a ese pasado de crímenes e injusticias donde se plantó la triste semilla del presente; su director, el italiano Roberto Minervini ha mezclado tanto vivencias personales de algunos de sus personajes con hechos del mayor alcance social, colectivo; aunque se aprecia el intento de conferirle una estructura fictiva que lo enriquece, el documental no consigue en su excesivo metraje imbricar con fortuna tales planos diversos de la realidad; de modo que aterriza en reiteraciones, alargamientos innecesarios y una falta de síntesis que le hace perder fuerza: filme desmesurado y sin embargo, audaz y elocuente en más de un momento.