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40 Edición: Butaca festivalera (V)

Por Frank Padrón

Todas as cançoes de amor es un filme para disfrutar a ojos cerrados, teniendo en cuenta ese exquisito repertorio de la canción brasileña —y de otros lares— que suena en la banda sonora junto a la música incidental no menos delicada que preparó la joven cantante María Gadú; solo que, si solo escucháramos, nos perderíamos las muchas bondades que a nivel visual depara esta obra de Joana Mariani sobre dos parejas enlazadas por un apartamento, sendas historias con evidentes semejanzas, una de las cuales se rescribe en la pantalla mientras lo hace en su laptop la joven del segundo matrimonio. La edición de Leticia Giffoni, presta a enlazar los dos momentos separados por épocas más unidas por puntos comunes; la dirección de arte cuidadosa en vestuario y escenografía que trasuntan las etapas representadas, y las notables actuaciones (Marina Ruy Barbosa, Bruno Gagliasso, Julio Andrade y Luiza Mariani) son aspectos que ayudan desde la puesta a reflexionar en los viejos y siempre nuevos conflictos y contradicciones del amor erótico.

Todas as canções de amor. Foto: habanafilmfestival.com

Otro de los libros que Ediciones Icaic presenta en esta edición festivalera es Miedo en el cine, que firma un consagrado de la literatura infantil, Enrique Pérez Díaz. Narrativa sobre otra (de la pantalla); recreación afectiva, fictiva sobre ficciones precedentes, clásicas en su mayoría; procedimiento inverso (del cine a la literatura), lo que nos propone  su autor en este volumen es su apropiación de terrores y horrores que en el mundo del séptimo arte —cierto que antes, muchas veces, en el de los  libros— han hecho temblar y divertirse a generaciones enteras. Monstruos y fantasmas “a la cubana”, es un volumen ideal para los muchos que gustan de seguirse “asustando”.

Tres caras se titula el excelente filme iraní que propone el Panorama Contemporáneo: peculiar road movie entre una famosa actriz de cine y un director (nada menos que el mismo que firma la obra , Jafar Panahi)  quienes emprenden un viaje a intrincadas montañas del nordeste en su país para averiguar si el suicidio que revela un video enviado a la mujer por una joven aspirante a estudiar su profesión, es real o un montaje. Más allá de la autorreferencialidad que implica la presencia actoral del propio realizador en el relato, de las coordenadas metatextuales, de ars poética que el filme propone en torno al arte de las imágenes móviles, asistimos a una espesa indagación sobre tipos y costumbres de esos lares que revelan peculiares códigos honoríficos, patriarcales, leyendas, ritos y contrastes entre sencillez campesina y “contaminación” civilizada…Título en torno a la ancestral filosofía del mundo árabe en sus zonas más periféricas, de indagaciones ontológicas, de lecciones sin panfletos en torno a la vida sin artificios, resulta hasta ahora uno de los filmes grandiosos de esta jornada.

Campeones  (“Muestra de cine español”), dirigida por Javier Fesser , gira en torno a un delicado tema: las personas discapacitadas, con frecuencia víctimas de prejuicios y discriminación, y en realidad con grandes potencialidades en  distintas esferas de la vida; los jóvenes con tales características que protagonizan tan divertido y sensible filme demuestran en el mundo del basquetball que pueden estar a la altura de personas sin sus limitaciones, cuando un entrenador profesional del deporte, por determinadas circunstancias, termina haciéndose cargo del equipo. Lo primero que debemos reconocer a Fesser y sus colaboradores es el cuidado con que ha tratado la problemática, huyendo de estereotipos y clisés para concentrarse en las peculiaridades de sus personajes; seguido por la sabia manera con que huye de sensiblerías y efectismos para regodearse en una apelación a la comprensión y la aceptación en su más amplio espectro; a veces un tanto desmesurada en su búsqueda afanosa de mantener el humor a toda costa, ello no obsta para que disfrutemos de una comedia humana y hermosa, donde brillan las actuaciones tanto profesionales (con el dúctil Javier Gutiérrez a la cabeza) como las de los muchachones, todos literalmente campeones.

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