“En la agricultura no hay fórmulas; es alimentar al pueblo y buscar financiamientos para el desarrollo”, afirmó el titular del sector, en exclusiva para Trabajadores
Después de observar la amplia gama de productos agropecuarios y procesados que mostraron en la Feria Internacional de La Habana, y de valorar con los empresarios las complejidades de la economía, los programas de desarrollo y las exportaciones, el titular del sector, Gustavo Rodríguez Rollero, afirmó:
“En la agricultura no hay fórmulas. Es producir más, con mayor eficiencia y vender, buscar financiamientos. Exportar, comercializar en el turismo o en el mercado nacional, todo vale en la economía.
“Creo que los empresarios —grupos empresariales con sus entidades— han entendido dos cosas importantes para el país: que la proyección de desarrollo (programas hasta el 2030) hay que concretarla con sus tres componentes: asegurar la alimentación para la población, la sustitución de importaciones y la generación de fondos exportables.
“A diferencia de años anteriores, la participación de los empresarios indica que van entendiendo la necesidad de asistir a ferias de esta magnitud para exponer lo que hacen. La dirección del Gobierno nos ha pedido acelerar el proceso de las exportaciones; el sistema de la agricultura tiene los fondos tradicionales, el desafío es crear otros nuevos para diversificar los mercados”.
Gustavo Rodríguez enfatizó en el carbón vegetal, de alta calidad y con gran demanda internacional, sobre todo el que se hace a partir del marabú. Y comentó que emergieron otros, como las frutas, vegetales, jugos concentrados, productos procesados… Cuando se ve la forma en que exponen, adaptados a las posibilidades económicas, uno se da cuenta de que la gente quiere hacer su aporte.
“Esta actividad propicia la creación de vínculos con empresarios de otros países, darse a conocer, firmar documentos que, aunque no lleguen a ser un negocio en sí, van dando la base para el futuro, y deben asistir las cooperativas y productores destacados. Vamos a promoverlo hasta donde den los recursos.
“Lo de la exportación es claro, hay que buscar encadenamientos productivos. Si eres productor de materia prima, tienes que elaborar un producto y te falta el envase, el embalaje, etc., existe la posibilidad de que otra empresa pueda destrabar algunos obstáculos. Está el ejemplo de la Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, una empresa cuya línea principal es el arroz (deben producir 80 mil toneladas anuales), pero han decidido diversificarla para recibir ingresos, mejorar el salario de los trabajadores, usar la tierra, la infraestructura.
“Allí han creado nuevos productos con todos los mecanismos que están en el país, pero en ese proceso falta la visión de algunas de sus necesidades como son los envases, el embalaje, la conexión con los organismos certificadores que se exige para las exportaciones y la venta al turismo; la Feria sirve para eso también”.
Iniciativas que deben florecer
Dada la proliferación de empresas que entran a la palestra con sus resultados productivos, económicos y en la calidad, el Ministro de la Agricultura valoró que ello se debe al despertar de los directivos por impulsar las producciones y diversificarlas; a algunas flexibilidades otorgadas al sector empresarial que les permiten invertir, buscar mercados; y también a la necesidad que tienen de sustentar la búsqueda de financiamientos para el desarrollo.
“Tengo muchas esperanzas en la creación de los polos exportadores, donde una empresa agroindustrial con desarrollo se une a otras del territorio, a cooperativas y campesinos para preparar un producto de calidad, y venderlo al turismo o al mercado exterior.
“Es la conjugación que ha surgido en la Agroindustrial Ceballos, de Ciego de Ávila, con una industria desarrollada, minindustrias alrededor de esta, y cooperativas agrícolas que han creado una unidad, una integración en función de exportar”.
Instó a abrir la experiencia de Ceballos. El Grupo Agrícola está planteando hacer un polo en Contramaestre, sobre el pivote de la Empresa América Libre; en Jagüey Grande, centrada en Victoria de Girón; en Troncoso, en Pinar del Río, sobre la empresa Enrique Troncoso, y en Isla de la Juventud sobre la Jesús Montané.
“Serán cinco grupos de empresas, cooperativas y campesinos buscando mercados. Estoy convencido de que en los primeros pasos chocarán con problemas, luego, empezará a florecer”.
Inversiones respaldan la producción
Actualmente se observa una agricultura más desarrollada, que se fortalece en la base productiva, con directivos calificados y estrategias para ampliar las posibilidades del sector. Al respecto, Rodríguez Rollero reconoció que sobre los programas de factibilidad se ejecuta un proceso inversionista que ronda los 500 millones en moneda total anuales, basado en insumos agroindustriales, maquinaria y tecnologías. “Eso es lo que permite la economía del país, y podemos avanzar hasta el año 2030.
“Las prioridades están en los programas de producción de alimentos, la sustitución de importaciones con énfasis en el aseguramiento al turismo, y los de generación de fondos exportables.
“La rama tabacalera tiene más experiencia en estos trabajos, pero todos los grupos empresariales han ido adaptando sus condiciones para superar los resultados que han obtenido. Por ejemplo, el ganadero tiene mucha complejidad, cuenta con todos los tipos de ganado, con negocios en la cartera de oportunidades, pero concretar alguno en esa rama es más difícil que en cualquier otra. “Tienen una infraestructura deteriorada, una ganadería que ha sufrido el período especial, y se miden con empresarios del mundo con mucha experiencia, por lo que lograr un negocio es más complicado; será más lento, pero no se quedan atrás”.
Pensando en el hombre
El salario y el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores de la agricultura también fueron abordados por el titular de este sector. “Con las posibilidades que les han creado al sistema empresarial y a las propias cooperativas, y en la medida en que crecen las producciones, las ventas, la eficiencia, han aumentado los salarios, y tendrán que seguir mejorando.
“Contamos con muchas empresas que se van adelante: pagan mil pesos o más, pero otras se quedan atrás porque no han tenido las posibilidades del desarrollo, y están entre los 700 y 800 pesos; no es suficiente, pero no podemos repetir lo que hacíamos antes: se pagaba sin respaldo productivo, se acumulaban pérdidas millonarias y el Estado tenía que auxiliarnos. Hoy no se subsidia, y ya hay conciencia de eso.
“Había dos planteamientos constantes en cada intercambio con los productores: la falta de insumos y el acopio de los productos. Hoy no están resueltos totalmente; nos piden partes, piezas y agregados para la maquinaria y los implementos, mas, no tenemos financiamientos para adquirirlos.
“La opción es administrar lo poquito que tenemos, le pedimos a la cooperativa el tractor; en los talleres del Grupo de Logística (Gelma) lo recapitalizan con lo que tienen y lo devuelven para que pueda tener 10 o 15 años más de vida.
“Muchas veces los productores no tenían una empresa estatal para vender sus cosechas. Llegaba un intermediario, les compraba, les pagaba, les traía el envase, pero al final la producción no iba a donde era el interés del Estado.
“El fortalecimiento de la Unión de Acopio y de Frutas Selectas ha mejorado esa situación; quedan problemas en provincias donde estamos insatisfechos con el trabajo de acopio; pero logísticamente se ha asegurado transporte, el mejoramiento de la infraestructura, mecanismos financieros para que el pago a los productores esté dentro de los 30 días desde que entregan la mercancía.
“No es suficiente, pero la gente lo reconoce. Los agricultores cubanos son un ejemplo de resistir y desarrollarse aún con carencias: si falta un producto químico porque no lo podemos adquirir en el mercado por las trabas que impone el bloqueo, ha aparecido la opción de la agricultura orgánica. Cuando uno se reúne con los trabajadores, siente un poco más de satisfacción, parte del deleite para emprender el desarrollo”.