Por Frank Padrón
El reino, dirigida por Rodrigo Sorogoyen (Stockholm) es uno de esos “thrillers políticos” tan de moda, en torno a un chivo expiatorio; en este caso Manu , con todo a su favor para saltar a exitosa carrera política, se ve involucrado en un complejo asunto de corrupción junto a su mejor amigo, por lo cual el partido al que pertenece le da la espalda , los medios lo demonizan y el otrora exitoso funcionario se encuentra luchando solo contra el mundo…mas no está dispuesto a caer solo y empieza una encarnizada lucha por salir adelante. Di(s)latada en sus inicios para acabar de mostrar y desarrollar su trama y en general más larga de la cuenta, la obra toma cuerpo y fuerza a medida que avanza, lo cual permite seguirla con interés hasta el desenlace (dentro de un ritmo más hollywoodense que europeo) sin embargo, se sumerge más en lo exposicional y anecdótico que en los verdaderos vasos comunicantes del conflicto, los cuales apenas esboza, o en el magma conceptual (complicidad de la sociedad, situación sociopolítica española, parcialidad mediática, etc ) que a pesar de todo infiere el espectador avezado; además de una puesta que delata profesionalidad en los rubros técnico-expresivos (con ciertos abusos, eso sí, de la cámara en mano y el primer plano) sobresale el protagónico de Antonio de la Torre, concentrado y dúctil como es habitual…por cierto, el destacado actor es Pepe Mujica en una cinta que compite dentro de los largos de ficción: La noche de 12 años.
Del mítico realizador polaco Krzysztof Zanussi (Iluminación) nos llega ahora Éter (Panorama Contemporáneo) que nos traslada a finales del s. XIX, en algún lugar periférico del Imperio ruso, cuando un doctor aplica una dosis letal de éter a una joven a la que desea, con fatales consecuencias. Después de un tiempo, encontrará trabajo en una fortaleza, donde continuará sus experimentos con la polémicasustancia, para aprender a manejar el dolor y manipular el comportamiento humano. No hay que hablar demasiado de las virtudes de este inmenso cineasta polaco, quien vuelve a darnos lecciones de cine en cuanto a reconstrucción epocal, fotografía, dirección de arte y de actores, sin olvidar el fuerte soporte idéico y conceptual que comparte (la ética médica y humana; las pugnas entre religiosidad y ciencia como se sabe, muy agudas en la época; los límites a veces imperceptibles entre desarrollo científico y sacrificio propio y ajeno…) .Sin embargo, en esta ocasión el maestro baja un poco la “puntuación” a la hora de evaluar la limpieza narrativa del trayecto: la diégesis se resiente en más de un momento, se tropieza uno con planos demasiado tediosos; con secuencias morosas, de duración excesiva… Aun así, un Zanussi es siempre un Zanussi, de modo que hay que confrontarlo.
El libro Rogelio París, Nosotros, el cine (Ed. ICAIC), del colega Luciano Castillo que se presentará durante esta edición del festival, , es un acercamiento riguroso y extenso a la obra del inolvidable cineasta, que legó (sobre todo) notables documentales: desde el testimonio de colegas y amigos, entrevistas personales, reseñas de sus filmes, cartas y una completa biofilmografía, se va armando un retrato completo y riguroso que nos acercan al hombre y el artista. Valiosa compilación, con diseño de Maykel Martínez Pupo (redimensionando la estética pop-art) y una edición cuidada de Maricel Bauzá, se trata de un título que debemos adquirir.