Menos polvo y cascarilla se derivan del proceso industrial del arroz, en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Raúl Cervantes, conocida como el secadero en el poblado de Falla, del municipio de Chambas, en la provincia de Ciego de Ávila.
El colectivo ha “aventado” su economía, el cual contabilizaba hace un tiempo más de Un millón 800 mil pesos de pérdidas económicas.
Antes también los sistemas de pago tenían alto contenido de impurezas. En la actualidad se cumplen los planes de producción, ventas y utilidades, por lo que el salario promedio mensual por trabajador asciende a MIL 309 pesos.
Aunque, fuera superior la remuneración si se materializara la entrega del volumen total de la materia prima por parte de los productores asociados a Cooperativas de Créditos y Servicios, de los municipios de Chambas, Bolivia y Baraguá.
En visita al establecimiento hace tres años, Trabajadores observó que esa disyuntiva afectaba la recuperación de la inversión que se ejecuta allí por un monto de 7 millones de pesos. Y el problema sigue sin “descascarar”.
Alfredo Reyes, director industrial de la Empresa Agroindustrial de Granos Máximo Gómez, a la cual está subordinada la UEB, informó que se trabaja en la construcción del basculante, donde se descargará el arroz cáscara, con cuya tarea terminarán las acciones inversionistas. Esa obra nueva sustituirá el viejo secadero que clama por el relevo.
“Todavía no aprovechamos la capacidad instalada para el reposo y almacenamiento del producto después de secado, hemos trabajado con un silo, de un total de cuatro listos para funcionar, de mil toneladas cada uno. Debemos acercarnos el próximo año a las 110 toneladas diarias previstas en el proceso de molinado”, argumenta el dirigente.
La deuda en la actualidad, por parte de los productores agrícolas, ha conllevado a realizar no pocas veces la molinería con el arroz caliente, con vistas a cumplir las entregas del alimento a la población, afectando así el rendimiento industrial, debido a que no se les da al grano los 30 días de reposo en los silos como requiere el proceso tecnológico.
No obstante, los trabajadores de la UEB tienen el compromiso de completarle al Ministerio de Comercio Interior las 5 mil toneladas de arroz para el consumo de la población, previstas en el plan del presente año.
“Además, producimos el salvado y la cabecilla, contratados con la Empresa Porcina y Sanidad Vegetal, con la perspectiva de materializar el compromiso anual de estos derivados del arroz”, asegura Alfredo.
Hoy no tiene tantos granos “machos” el cereal, ni la gestión económica y productiva, como tiempo atrás que el descontrol colmaba allí de impurezas la organización del trabajo.
Ahora, la económica Olga Zamora y Mabel Mesa, jefa de recursos humanos, tienen al detalle en los registros primarios los dividendos en los indicadores directivos de eficiencia, tales como el gasto de salario y las utilidades por peso de valor agregado bruto.
Mucho por hacer, pero menos materias extrañas le quedan por “trillar” en el medio ambiente laboral, a los trabajadores de esa industria avileña.