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Brasil en el sentimiento

“El día antes de regresar a Cuba ocurrió algo que me chocó bastante. Me encontré en la calle con una paciente, una señora mayor que comenzó a llorar con un desconsuelo que solo se ve en las personas que pierden a un familiar muy querido. Me abrazó en medio de la calle, fue triste y emocionante, no estaba preparado para eso y se me salió una lágrima. Ella me daba las gracias y yo le decía: Obrigado yo”.

El joven médico holguinero de 32 años sintió no poder seguir colaborando con los hermanos brasileños, necesitados de asistencia médica.

Con esa historia, el joven médico holguinero Manuel Fonseca Escobar resume ampliamente lo que significó para el pueblo brasileño la estancia de los galenos cubanos, que no reparaban en prodigar atenciones a sus congéneres y se ganaron su cariño y respeto.

Durante un año y medio, el especialista de primer grado en Medicina General Integral atendió a una numerosa población del municipio de Sao Pedro, en la ciudad de Sao Paulo, que residía mayoritariamente en favelas. Cuenta que a su llegada tuvo que hacerse cargo de tres consultorios hasta que arribaron más médicos cubanos porque la doctora brasileña que había allí se fue al poco tiempo.

Relata que en la zona de Sao Pedro “abundan las enfermedades crónicas y los usuarios de droga y alcohol. Cuando hacía los recorridos veía las ventas clandestinas, un poco asustado porque en nuestro país no se ve eso. Pero ya todos me conocían y sabían que estábamos haciendo un bien para ellos, curándolos y atendiéndolos”.

Narra también que nunca se acostumbró a trabajar con el paciente del otro lado del buró, como se estila en el país sudamericano. “Yo siempre acomodaba la silla al lado del buró, porque a los médicos cubanos nos gusta trabajar con el paciente de cerca, escucharlo, atenderlo, mirarlo. La clínica es la madre de la medicina y el paciente necesita sentirse en confianza”.

“Desde que Bolsonaro se estaba postulando ya hablaba mal de nosotros, entre comillas, desvalorizando la profesionalidad del médico cubano. Regresé con el sentimiento de que no terminé el trabajo que debía hacer, pero uno se siente aliviado sabiendo que la Patria y tu familia te esperan con los brazos abiertos”, subraya.

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