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Los mil colores del blanco

doctores cubanos regresan de Brasil

Aunque solo tiene 30 años de edad, la historia de Susel Galbán Lobaina es otra elegía a quienes marcharon a Brasil a mostrar profesionalismo. En su caso ganada en seis años de estudio, de formación y especialización como Médico General Integral.  Joven y sonriente, esta médico cubana relató a Trabajadores que se siente satisfecha, pues en casi dos años de misión “mostró sus conocimientos, sirvió con ellos y ayudó a otros a vivir”.

Foto: De la autora.

Llegué a Brasilia el 16 de diciembre del 2016. Aquel día se nos dio un gran recibimiento y luego me trasladaron al estado de Pernambuco, donde iba a trabajar por primera vez en un país extranjero.

Al principio fue un poco duro por el impacto y las diferencias culturales, además dejé a mis dos niños pequeños con mi mamá, la familia y amigos. También fue difícil porque desde el principio tuvimos que educar a la población sobre niveles elementales de salud: mientras en Cuba la medicina es preventiva, allá es curativa porque hay mucha carencia de servicios médicos.

Siempre partimos pensando que la única manera de regresar era que la gente no nos aceptara, pero fue buena la aceptación de una población muy pobre al nordeste del país, en una de las regiones más áridas, con muy poco desarrollo y bajo nivel cultural: alrededor de 6 mil personas que en su mayoría no sabían leer ni escribir y firmaban con la huella dactilar.

En los inicios el idioma fue una barrera, pero me adapté y con el tiempo e interacción fui mejorándolo. Una de las anécdotas que nunca borraré de mi mente fue la ocasión en la que asistí a una madre con un niño de dos años y poco, que tenía mucha fiebre. Ella siquiera disponía de un termómetro para medirle la temperatura y aquello me impactó tanto que tuve que llorar, porque aquí dondequiera lo hay o te lo presta un vecino… Quedé tan conmovida que le compré uno y se lo regalé.

Vi muchas muertes de enfermedades prevenibles, incluso algunas que solo leí en los libros cuando era estudiante…, casos de familiares que por desconocimiento manifestaban no querer vacunar a sus hijos contra el virus del papiloma humano. Y muchas otras historias tristísimas que nos llevamos a diario después del trabajo al sueño, a las horas de descanso y hasta la vida de cada uno de nosotros… Muchas veces tuve nostalgia de mis hijos, mi familia, mi casa. Y sí, creo que tuve miedo por ellos, por estar lejos y faltarle cuando me necesitaban, pero me consolaba saber que estaban bien…

 

El Dr Yoel Neyra Rodríguez

Foto: De la autora.

Desde el comienzo algunos enfrentamos ese cinco porcentaje de aceptación, influenciado por una cruda campaña que fue desplazada en la práctica por la verdad: hoy es un 95 % de aceptación de la población.

Otros cuando llegaron a Brasil estuvieron solos en los municipios, eran los dioses de las personas y comunidades pobres y nunca se vanagloriaron de ello, esa era la satisfacción de haber cumplido con el deber. Por eso estamos prestos para cualquier actividad dentro o fuera del país.

Como parte de los convenios de cooperación, no solamente orientados al intercambio científico sino también asistencial estamos en 66 países y ninguno nos ha pedido revalidarnos.

El día que se tomó la decisión de retirarnos, que conocimos por la declaración de nuestro ministerio, una señora de 93 años me abrazaba y decía: “que voy a hacer ahora, que voy a hacer ahora con mi vida”. Y con lágrimas en los ojos le dije: “echar pa´lante mi vieja,  porque nosotros vamos a continuar y no necesitamos revalidación alguna: estamos probados!”. Yo tengo casi 30 años de médico y he estado en muchos países y en todos he sido reconocido… Así que esas irrespetuosas evaluaciones están demás. Volvemos a la Patria, con la frente bien alta y el deber cumplido.   

 

Juntos en la trinchera

Embargados de emoción, apenas pueden coordinar las ideas para responder mis preguntas. René González Díaz y María Caridad Mediaceja Pérez, permanecen tomados de la mano… Son especialistas en Medicina General Integral desde hace más de 20 años y llevan 31 de casados. Así de unidos partieron en diciembre del 2016, después de un riguroso proceso de selección que insistieron en relatarme detalladamente.

Foto: De la autora.

Mucho se habló antes y ahora de que no éramos médicos, de que no estábamos capacitados, pero es bueno que se sepa que antes de partir hacia Brasil cada uno de nosotros asiste a un proceso de selección que abarca cursos de idiomas y de capacitación integral como profesionales de la Medicina, con instructores brasileños, y el que no aprueba simplemente no parte hacia la misión.

En nuestro caso nos correspondió en Minas Gerais, específicamente en Minas Nova, que tiene una población de aproximadamente 30 mil habitantes con escasos recursos de salud. Ahí nos tocó atender la zona rural y viajábamos todos los días.

El nivel de aceptación de la gente fue desde el primer momento maravilloso porque para alguien que no tiene nada y que ahora tiene alguien que se preocupa, los toca, les mira a los ojos, los examina con esmero, es invaluable… Esa comunicación y  empatía, ni las declaraciones de Bolsonaro pudieron bloquearlas…  

Siempre pensamos que ni presiones ni concesiones podían condicionar nuestra estancia allí… Nosotros mejor que nadie, por vivir en Caimanera, tan cerquita de la ilegal base norteamericana en Guantánamo, sabemos que los principios y la dignidad no son negociables… ya hemos compartido misión en Venezuela cinco años. Tenemos  tres hijos (de 30, 26 y 20 años) y eso le enseñamos siempre: los principios y los valores no se pactan con nada…

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