Por Betty Beatón Ruiz y Juanita Perdomo Larezada
El talante heroico de la Madre de la Patria (Santiago de Cuba 12 de julio de 1815- Kingston 27 de noviembre 1893) merece la honra permanente, pero en días como estos, cercano a la fecha que marca su deceso, en su tierra natal se le rinde especial tributo de recordación.
En esta ocasión, a 125 años de su muerte, se desarrollan acciones para avivar su legado en los más diversos sitios de la provincia, uno de ellos en las comunidades de la ciudad y el lomerío, particularmente en las delegaciones de base de la Federación de Mujeres Cubanas que llevan su nombre, en el que se realizan talleres de valores liderados por la organización femenina.
Del mismo modo, y con el concurso de investigadores del Centro de Estudio Antonio Maceo Grajales, se ofrecen ciclos de conferencia en centros laborales y educacionales sobre la vida y la obra revolucionaria de la mambisa, así como libros-debate con buena de la historiografía referida a la patriota.
Este 27 de noviembre no faltarán las flores colocadas en su nombre junto a los bustos que la recuerdan en varios lugares de la ciudad santiaguera, en especial en el cementerio de Santa Ifigenia, donde se ubica su tumba, en el llamado Altar de la Patria, alineada con los sitios de reposo eterno de Carlos Manuel de Céspedes, José Martí y Fidel Castro.
Mañana, en horas de la noche, en el teatro Heredia, se efectuará una gala cultural en la que música, verso, canción y danza servirán para realzar la dimensión de Mariana Grajales Coello, una mujer que supo trascender por ella misma, cumplir el mandato de la patria, tejer su propia historia en la guerra por la independencia de Cuba y además, engendrar una pléyade heroica.