Bastaría un solo material, Now, de 1965, para que Santiago Álvarez ganara un puesto entre los mejores documentalistas cubanos del siglo XX. Muchos críticos e historiadores del cine consideran esta obra pionera en lo formal; hay quien dice, incluso, que es el antecedente de los actuales videoclips. Pero más allá de eso, fue un contundente documento de denuncia contra el racismo enraizado en la sociedad estadounidense.
Pero no solo Now, Santiago Álvarez fue el principal artífice de uno de los más grandes empeños del documental en la región, y en el mundo todo: el Noticiero ICAIC Latinoamericano, que ha devenido crónica insustituible y acuciosa de una realidad, de un devenir que no siempre fue recogido por la prensa hegemónica.
Todo eso le valió la inscripción por la Unesco en el Registro Memoria del Mundo.
En los años germinales de la Revolución cubana; en el Vietnam heroico de la guerra; en la Latinoamérica de los más humildes; en África, madre del hombre; en el panorama palpitante y muchas veces doloroso del Tercer Mundo, se consolidó una obra que el próximo año será celebrada con una campaña que llegará a espacios de exhibición y debate en todo el país: el proyecto Cine para no olvidar: Cien años de Santiago Álvarez.
La Fábrica de Arte Cubano fue escenario este lunes de la presentación oficial de un empeño que hasta diciembre del 2019 desarrollará una programación que incluirá la exhibición de su obra en varias provincias, conferencias de especialistas, concursos para niños y jóvenes, y la edición de publicaciones.
En esta oportunidad, algunas personalidades recibieron reconocimientos por su apoyo a la Oficina Santiago Álvarez. También se distinguió el trabajo de la Cátedra Honorífica de Periodismo que lleva el nombre del realizador.
Solo hablar de Santiago Alvarez es evocar la excelencia en el arte cinematografico universal.
Su talento se complementa de forma extraordinaria con el buen oficio de los camarografos, los sonidistas, los archivistas, los editores, los musicalizadores, etc, lo indico en plural porque el Noticiero Latinoameicano ICAIC fue una suerte de espacio de creciminento profesional.
Su obra tiene la virtud de registrar el latir y sentir no solo de la epoca de su vida, si no tambien de proponer otra mirada sobre nuestra actualida.
Seria mas que bienvenida que en el año de su centenario fuera tambien una celebración internacional en otras latitudes del mundo.
Un saludo fraterno.