Inventores. Gente con mucho deseo de hacer. Hombres máquinas capaces de dedicar todo el tiempo del mundo a crear. Inconformes natos… Eso y mucho más son los innovadores, los procreadores de soluciones que, como los que laboran en las unidades de la Empresa de Fibrocemento Perdurit, “reviven muertos” y “mantienen en pie hasta la fábrica más vieja”.
Perdurit se dedica a la producción y comercialización de productos de la construcción, específicamente elementos de cubiertas ligeras y tanques para almacenar agua, basados en fibras y resinas combinadas con fibrocemento, fibroasfalto y poliestireno expandido. La mayoría de esas elaboraciones se destinan al sistema de la vivienda y a otros programas.
“Nuestras fábricas son obsoletas y el bloqueo nos afecta mucho en la obtención de piezas modernas, las cuales, a veces, son muy costosas en otros mercados. Por eso el trabajo de los innovadores es muy importante porque, en ocasiones, un pequeño detalle puede detenernos, pero ellos con su inventiva nos logran mantener trabajando”, explicó Rolando Vargas Vidal, director general.
“Hace unos casi cinco años en la empresa comenzamos a realizar una semana dedicada a la calidad, en la cual reuníamos las mejores innovaciones de las cinco unidades empresariales. Eso nos ayudó a motivar al obrero y a estimularlo a buscar soluciones siempre que se pueda”, aseveró Oslayda Mesa Calvo, directora de Desarrollo Tecnológico de Perdurit.
Ejemplos que prueban
Desde el 2013 solo las arañas trabajaban allí. El taller de moldeo para hacer tanques de fibrocemento de diferentes dimensiones, láminas lisas y pesqueros para el beneficio de la cría de langostas en la unidad empresarial de base Fibrocemento Sancti Spíritus se había construido, pero no funcionaba. La falta de materia prima, las pérdidas y los problemas con la calidad, entre otras cuestiones, guiaron a la empresa a detener el taller.
Cuenta Nelson Hernández Morales, especialista de Mantenimiento Mecánico de esta unidad que, cuando volvieron a entrar estaba todo muy deteriorado. “Desde el 2016 dieron la tarea de hacerlo andar. Y desde entonces se ha inventado de todo. Lo primero fue ordenar, clasificar y comenzar a recuperar. Había que lograr que los índices de consumo de materias primas disminuyeran, ya que estos se importan.
“Muchas piezas había que sustituirlas porque en el país ya no se fabrican, por lo que adaptamos algunas de la línea soviética. Pintamos, limpiamos, reparamos y en febrero del 2018 arrancamos.
“Y ya en el mes de septiembre el taller muestra buenos resultados económicos: las utilidades sobrepasan los 300 mil pesos, los índices de consumo son favorables, el salario de estos meses está en torno a los mil pesos y se han creado alrededor de 30 puestos laborales”.
Hacer cosas grandes con casi nada también es una motivación de los hombres y mujeres de Fibrocemento Santiago de Cuba. Allí el problema mayor era con la carencia de transporte, el cual se encontraba en muy malas condiciones.
Para revertir esto un grupo de hombres de mantenimiento, junto a Armando Duany Coello, especialista, se unieron para recuperar una guagua Pegaso con unos 40 años de explotación y una camioneta Aro, a la que no le “servían ni los tornillos, era casi materia prima.
“El motor que le pusimos a la guagua –explica Duany– fue una adaptación de un camión de otra marca, algo difícil, pero que se podía hacer.
“Lo de la camioneta sí fue más duro, porque tuvimos que hacer de todo: arreglar el diferencial, la caja de amortiguadores, el motor, chapistería, pailería… Complejo, pero hoy aporta más equipos para trabajar, garantiza transporte para los trabajadores y comodidad para todo”.
Piezas caras, innovaciones enormes
Todas, las cuatro unidades productivas de Perdurit, un buen día vieron detenidas sus elaboraciones, algunos de sus trabajos resultaron interruptos o la calidad bajó porcientos debido a roturas y la dificultad de adquirir algunas piezas en el mercado. Por eso el lema no escrito de sus innovadores es: primero buscar en casa.
Así tuvieron que hacer los de la Fábrica de Tejas de Camagüey cuando no pudieron seguir usando las dos cajas de vacío que habían insertado en el sistema en el 2013. El motor era altamente consumidor, los niveles de producción eran bajos, por lo que se necesitaba cambiar. Según explicó Aidenia Acosta Saldívar, jefa de departamento tecnológico de la unidad, fue necesario hacerles unas transformaciones a los esquemas para incorporarlas.
“La calidad de lo que hacemos es lo que más ha cambiado. El año pasado con mejores condiciones tecnológicas terminamos con un 78 % de calidad. Claro que en ese dato determinaron también afectaciones climatológicas. Pero este, luego de las adecuaciones, los defectos comunes que presentan algunos productos han disminuido, se ahorra más agua y hasta septiembre hemos diseñado 13 mil tejas más que en fechas precedentes y la calidad supera el 80 %, cifra que debe crecer cuando concluya el año”.
En ese aumento de creaciones también tuvo que ver otra innovación. En febrero de este año se les colapsó un compresor, que tenía unas cuantas décadas en explotación. Tuvieron entonces que adaptar uno más pequeño de una sola etapa al sistema de aire comprimido, y lograron mantener las actividades fundamentales y contribuir con la recuperación de Pinar del Río tras el paso del huracán Michael.
Otros que tuvieron que hacer de las suyas fueron los de la UEB Fibrocemento de Artemisa. A finales del 2017 el servopack, una pieza del pantógrafo, máquina que permite el moldeo de la poliespuma, se averió. Importarla significaba gastar más de 50 mil dólares.
Mijaíl García Rodríguez, jefe de Departamento de Mantenimiento, recuerda que apelaron a otro que tenían en la fábrica, pero de diferentes tamaños. “Los instrumentistas hicieron compatibles las piezas. Fue un trabajo de mucho tiempo, ya que eran tornerías distintas, pero ahora es mucho más eficiente que antes”.
Día tras día Perdurit “inventa” para poder producir; sus hombres y mujeres buscan soluciones que permiten ahorrar dinero, agua y sobre todo innovan para poder siendo útiles.