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Cuba oxigena el espíritu

Nicolás Menassé, secretario regional de Educación de la Federación Internacional de la Construcción y la Madera (ICM) en la región de América Latina y el Caribe, realizó recientemente una visita de trabajo a Cuba e intercambió con dirigentes sindicales y administrativos, en especial de empresas de la provincia de Holguín, así como con integrantes del Secretariado Nacional del Sindicato de Trabajadores de la Construcción (SNTC).

 

Nicolás Menassé, directivo de la Federación Internacional de la Construcción y la Madera. Foto: Barreras Ferrán

A punto de regresar a Brasil, donde reside desde hace 10 años (es argentino de nacimiento), concedió una entrevista para los lectores de este semanario.

¿Cuáles son en este momento los propósitos fundamentales de la ICM?

Primero es prudente explicar que la ICM es una federación internacional que organiza a sindicatos en 140 países y representa a 12 millones de trabajadores.

Nuestro plan estratégico contempla distintas direcciones. En América Latina y el Caribe las principales se refieren a la organización de redes por empresas para lograr más fuerza y atender con mayor exactitud las tendencias de esas entidades.

Tenemos también redes sectoriales de Cemento, Madera…, que buscan preparar y realizar de una manera más amplia y diversa actividades específicas.

En la esfera que usted atiende, ¿cuáles son las prioridades?

Tenemos como acciones principales: construir y organizar, en convergencias que son decididas a nivel global: trabajo seguro, justo, con salud y seguridad, y sustentable. Asimismo, atendemos los asuntos relacionados con el género y la juventud y desarrollamos campañas en eventos deportivos mundiales. Buscamos además, que la labor de las empresas tenga como perspectiva básica la sostenibilidad ambiental.

¿Cómo aprecia el panorama en Latinoamérica y el papel de los sindicatos en los conflictos que surgen en la región?

Estamos en un momento de transformaciones. En el inicio de la década del 2000 se contrarrestó la ofensiva neoliberal, por parte de gobiernos progresistas en Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Venezuela…, con sus matices y diferencias, pero enmarcados todos en un gran grupo. Ahora diversos gobiernos han entrado en una crisis política que cambia el rumbo de la región.

Los sindicatos, en algunas naciones, pues no es prudente generalizar, sufren mucho. Hubo reformas laborales en Brasil y México, como también ocurrieron en España, Francia, Bélgica…

La ICM le otorga una significación notable a la comunicación en el papel que les corresponde afrontar a los sindicatos ¿Cuál es su apreciación al respecto?

Su importancia tiene un sentido amplio. No solo es elaborar un periódico o una página en Internet. Vivimos en medio del protagonismo de los grandes medios en función de llevar a cabo las transformaciones antipopulares y antisindicales. Los sindicatos tienen que desarrollar procesos comunicativos que se enfrenten a esa realidad y lleguen a los trabajadores y promuevan la participación de ellos.

¿Qué consideración te merece la labor sindical en Cuba?

El sindicalismo acá es muy diferente al de los demás países de América Latina; la relación es más estrecha y favorece el desarrollo. En otras naciones el poder estatal dificulta la acción sindical.

Cuba oxigena el espíritu de los que creemos en una sociedad más justa.

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