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La lucha “takleó” al 2018

Para comprender la importancia capital de la lucha en el movimiento deportivo cubano no es necesario desempolvar gloriosos archivos. Solo basta con remitirse a tres meses atrás, cuando en Barranquilla, sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, se erigió en estilete que hirió de frustración a cuanto adversario retó su digna ambición.

Foto: Ricardo López Hevia

En suelo colombiano se rozó la perfección.  Solo una corona escapó de las alforjas masculinas, en tanto las mujeres mejoraron con creces sus prestaciones de la cita precedente en Veracruz 2014.

Su más reciente arrebato competitivo tuvo como escenario a Budapest,  sede del Campeonato Mundial.  En la capital húngara, y a lomos de su peculiar estilo, Cuba se ratificó como una de las potencias del planeta. Con solo 11 valientes, incluidas dos chicas, se capturaron cinco medallas: un oro y cuatro bronceadas, con lo cual se afianzó como la segunda disciplina con más preseas universales (104) detrás del boxeo (135).

Tamaño botín, frente a rivales de colmillos afilados y hambrientos de gloria, corrobora un camino estratégico y de desarrollo bien definido. Esta vez la chispa más visible fue Yowlys Bonne, quien  gobernó con puño de acero los (61 kg).

La explosión ganadora se extendió con los terceros lugares de Alejandro Valdés (65 kg), Franklin Marén (70 kg), Lianna de la Caridad Montero (55 kg) y Oscar Pino (130 kg) —este último salvó la honrilla del estilo clásico este domingo—,  mientras quedaron en el camino Reinieri Andreu (57 kg),Yunieski Torreblanca (86 kg), Luis Orta (60 kg), Ariel Fiz (77 kg), Daniel Gregorich (87 kg) y Yudaris Sánchez (68 kg).

Ya es habitual, que nuestros  gladiadores acuñen formidables efectos. Sin embargo, es justo recordarle al amigo lector que el desafío fundamental de este año para el movimiento atlético nacional fue la justa centrocaribeña. De ahí que el feliz descorche en la cita del orbe ratifique el linaje de este deporte.

El doble y oportuno resultado encumbra más la labor del colectivo técnico, que al pie del colchón de combate y fiel a sus señas de identidad, se esfuerza por extender el feliz baile junto a la élite mundial.

Sobre el horizonte se divisan fuertes retos. El más complejo, a nivel estratégico, la cita continental en Lima 2019. De aquí y hasta el trascendental momento es preciso continuar adoquinando la ruta que conduce a la gloria. Premios como los de Barranquilla y Budapest no solo despejan incertidumbres, sino que encienden los ánimos. Robustecen igualmente los deseos de superación, necesaria base para el crecimiento constante.  A la lucha, firme candidata a ser estrella de lujo en la gala de los mejores deportes del año en nuestro país, le sigue sobrando mecha y empeño. Si usted lo duda recuerde que ya “takleó” al 2018. ¿Qué impide que también lo haga con el 2019?

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