Es, sin discusión, el principal obstáculo para el despliegue de todas las potencialidades de la economía cubana, representa un freno para la implementación tanto del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social del País, como de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, constituye además el escollo esencial para las relaciones económicas, comerciales y financieras de Cuba con los Estados Unidos y, por su carácter extraterritorial, con otros países. Así lo caracteriza el informe que la Mayor de las Antillas presentará el próximo día 31 a la consideración de la Asamblea General de la ONU.
Washington, el bloqueador, escogió las Naciones Unidas como escenario de otra burda maniobra destinada a acusar al bloqueado y presionar a los Estados miembros de la organización para que modifiquen su posición sobre la Resolución cubana, como denunció nuestro canciller, Bruno Rodríguez Parrilla.
Tal fue el propósito del documento firmado por el subsecretario adjunto del Departamento de Estado de EE. UU., circulado disimuladamente en el foro y donde se señala con la mayor hipocresía que esa nación siempre ha estado en solidaridad con el pueblo cubano y con su derecho a determinar su propio futuro democrático; igual objetivo persiguen las ocho enmiendas que se pretenden introducir al informe presentado por Cuba.
El Ministro de Relaciones Exteriores se encargó de recordar el destino de enmiendas que con intenciones aviesas han sido echadas a un lado por la Asamblea General. Para los cubanos la palabra enmienda es bien conocida y de triste recordación, porque con una de ellas el poderoso vecino del Norte aherrojó nuestra recién nacida independencia, pero los tiempos han cambiado y ningún texto salido de las manos del imperio podrá menoscabar nuestra soberanía.
En esta separata ofrecemos a los lectores una información detallada de cómo se elabora la denuncia que presenta Cuba cada año sobre los perjuicios del asedio de Estados Unidos, que contrasta por su rigurosidad con las mentirosas e improvisadas “recomendaciones” de una nación que en cada uno de los aspectos que propone solucionar tiene “tejado de vidrio”.
Este 31 de octubre, en la ONU, el prepotente Goliat se medirá con el valeroso David, cuya resistencia le ha ganado la admiración del mundo. Y nuevamente el bloqueo saldrá derrotado.