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Crisis de Octubre: Momentos de tensión y definiciones II

Trabajadores reproduce para sus lectores una serie de artículos relacionados con la Crisis de Octubre en cuatro partes, que publicó nuestra edición impresa en el 2012

La agresividad creciente de Estados  Unidos, los errores de la dirección soviética  y la posición de principios de  Cuba se hicieron evidentes un mes antes  del estallido de la crisis. Sobre estos  momentos de tensión y definiciones  Trabajadores dialogó con el Doctor en Ciencias  Históricas, Tomás Diez Acosta.

Avión espía U-2 como el que el 14 de octubre de 1962 fotografió los emplazamientos de misiles R-12 en la región occidental de Cuba.
¿Qué consecuencias inmediatas provocó  el anuncio del presidente Kennedy,  el 4 de septiembre de 1962, de que en un  vuelo de reconocimiento efectuado sobre  Cuba a finales de agosto se habían  detectado cohetes tierra aire y personal  militar soviético? 

Ese día Kennedy advirtió a la dirección  soviética que no permitiría la  instalación de armamentos ofensivos en  Cuba y tres días después solicitó al Congreso  su aprobación para que en caso de  necesidad fueran llamados al servicio  activo 150 mil reservistas, petición que  fue aceptada el 25 de ese mes. Al otro  día, el Congreso aprobó la Resolución  Conjunta No. 230, presentada por el  Comité de Relaciones Exteriores y Servicios  Armados del Senado, que concedía  al Presidente la facultad de hacer  uso de las armas contra Cuba por supuestas  actividades agresivas y subversivas  en cualquier parte del hemisferio,  y para impedir la creación o el uso en  nuestro país de una capacidad militar  que según ellos podría poner en peligro  la seguridad de Estados Unidos.

 

¿Cuál fue la reacción de Cuba? 

Ante la Resolución del Congreso estadounidense  el Consejo de Ministros  del Gobierno Revolucionario dio a conocer  una declaración de principios.

En ella se señalaba que si el Gobierno  de Estados Unidos no albergara  intenciones agresivas hacia nuestra  patria no le interesaría la cantidad, calidad  o clase de nuestras armas. Planteaba  además que si Estados Unidos  fuera capaz de dar a Cuba garantías  efectivas y satisfactorias con respecto  a la integridad de nuestro territorio y  cesara en sus actividades subversivas  contra nuestro pueblo, no estaríamos  obligados a fortalecer nuestra defensa  y todos los recursos que ello implicaba  los invertiríamos en el desarrollo económico  y cultural de la nación.

Manifestaba por último, en aquella  coyuntura tan difícil, una postura  que el Gobierno cubano ha mantenido  invariable hasta hoy: la disposición a  discutir con Estados Unidos si encontrara  en el Gobierno de ese país  una actitud recíproca para disminuir  la tirantez y mejorar las relaciones.

No hubo por nuestra parte la más  mínima vacilación ante las presiones de  todo tipo que se ejercían.

 

Usted ha afirmado que la posición  asumida en aquellos momentos por la  dirección soviética le facilitó a Estados  Unidos pasar de la posición de victimario  a “víctima”. 

Efectivamente. Mucho podría  decirse de la postura soviética, pero  considero que pudiera resumirse en el  testimonio de Georgi Bolshakov, funcionario  de prensa de la embaja da soviética  en Washington, quien fungió  en aquellos momentos como canal”  secreto en las comunicaciones entre  Kennedy y Jruschov.

El 18 de octubre de 1962 Kennedy se reunió con el canciller de la URSS, Andrei Gromyko, quien mantuvo el secreto de la existencia de los cohetes nucleares en Cuba.

Según este funcionario, Estados  Unidos había instalado hacía tiempo  sus misiles en las mismas narices de la  URSS, lo que no era secreto para nadie,  pero el secretismo intencionado en el  caso cubano ponía trabas a la diplomacia  soviética, ya que cada vez que surgía  el tema se acompañaba invariablemente  de la interrogante de si había misiles  en Cuba.

El hecho de negarlo fue interpretado  por el adversario como una mentira,  lo cual calaba fácilmente en las mentes  de la población norteamericana, y contribuía  a sembrar la desconfianza hacia  la URSS. Tal vez por eso, razonó el funcionario,  el presidente Kennedy logró  justificar las medidas ilegales contra  Cuba anunciadas el 22 de octubre.

Estados Unidos pasó así de victimario  a “víctima”, mediante una elaborada  campaña de propaganda que colocó  como causa del conflicto a los cohetes  soviéticos desplegados secretamente en  Cuba y relegó a último plano el problema  principal, que era su política agresiva  contra la Revolución cubana.

 

¿Por qué si los soviéticos querían  mantener el secreto de la operación y  contaban con los medios para derribar  a los aviones espías estadounidenses no  evitó que estos sobrevolaran a Cuba y  detectaran la presencia de los cohetes?

Eran constantes las denuncias públicas  de las autoridades cubanas sobre  las violaciones de su espacio aéreo, sin  embargo no cesaban. Nuestras fuerzas  armadas no disponían entonces de los  medios antiaéreos capaces de derribar  los vuelos espías de los U-2, pero los soviéticos  sí, y no lo hicieron.

Los cubanos nos preguntamos  cómo y por qué los soviéticos en medio  de una operación militar como Anadyr,  que querían mantener en secreto a todo  trance, no impidieron que los U-2 volaran  y fotografiaran sus instalaciones  estratégicas.  Constituyeron errores imperdonables  de la dirección política de la  URSS, en particular de Jruschov.

Las consecuencias fueron graves.  La vigilancia del archipiélago cubano  era intensa. El presidente Kennedy  aprobó vuelos de U-2 para los días 5,  11, 26 y 29 de septiembre y el 5 y 7  de octubre, sin embargo, el mal tiempo  reinante imposibilitó que las fotos  aéreas revelaran nuevos elementos en  alguna región explorada.

El domingo 14 de octubre amaneció  despejado y un avión espía U-2 logró en  horas de la mañana fotografiar varios  sitios en el territorio occidental cubano.  Al día siguiente se estudiaron minuciosamente  las fotos y se detectó la presencia  de una posición de lanzamiento de  cohetes estratégicos R12 en la región de  San Cristóbal, en la provincia de Pinar  del Río.

 

¿Qué medidas adoptó Kennedy ante  ese descubrimiento? 

Ya Kennedy tenía en sus manos  el secreto. Los días siguientes serían  de mucho peligro para Cuba, ya que,  como expresó Fidel posteriormente, la  iniciativa en el terreno mi litar había  quedado en manos de Estados Unidos.

El Presidente norteamericano creó  un grupo especial, integrado por altos  funcionarios del Gobierno, conocido  posteriormente con el nombre de Comité  Ejecutivo del Consejo de Seguridad  Nacional o con las siglas (ExComm),  que trabajó entre el 16 y 22 de octubre  en la más absoluta discreción. Las opciones  de tipo militar fueron estudiadas  en de talle y constituyeron el centro de  las discusiones y quedaron relega das a  un segundo plano las iniciativas diplomáticas.

Mientras esto ocurría la posición  soviética continuaba invariable. En el  último libro editado sobre las memorias  de Jruschov, este plantea que la postura  de su Gobierno era no confirmar ni negar  la presencia en Cuba de los cohetes  y en respuesta a una pregunta directa  lo negarían. Esto se puso de manifiesto  cuando en medio de las discusiones del  ExComm, Kennedy recibió al canciller  soviético Andrei Gromyko y en la conversación  surgió el tema de Cuba. El  Presidente estadounidense calificó las  acciones de la URSS y de Cuba como  las causantes de las tensiones en el Caribe,  y Gromyko reiteró que la ayuda de  su país a los cubanos estaba dirigida a  fortalecer nuestra capacidad defensiva,  no hizo mención alguna a los cohetes  nucleares.

Años después cuando los participantes  en la Conferencia sobre la Crisis  de Octubre, efectuada en Moscú, le preguntaron  a Gromyko por qué no había  abordado en esa entrevista el asunto de  los cohetes en Cuba, la respuesta del  excanciller soviético fue que Kennedy no  se lo había preguntado, y al insistirle  de qué habría dicho si se lo hubiera  preguntado, respondió que le habría  dado “una respuesta digna”.

En las discusiones del ExComm la  mayoría de los miembros optaba por un  ataque aéreo limitado que denominaron  “quirúrgico”, dirigido a la destrucción  de los emplazamientos coheteriles.  Sin embargo, cuando Kennedy se interesó  por conocer la efectividad de esa  acción militar y le explicaron que provocaría  solo un 90 % de destrucción de  los emplazamientos coheteriles conocidos,  la desechó. Entonces la opción  del bloqueo comenzó a tomar fuerza  en los debates y el pro pio Presidente  la consideró conveniente.

El 19 de octubre, una vez estudiadas  las distintas alternativas, el Presidente  indicó al Departamento de Estado  que estudiara una fórmula que  hiciera posible presentar ante el mundo  como un hecho legal el bloqueo naval.  Dean Acheson —consejero extraoficial  de política exterior— le argumentó que  si algunos objetaban el término bloqueo,  por qué no usar el de cuarentena.  Este eufemismo fue del agrado de  Kennedy porque le permitiría en cubrir  ante la opinión pública la ilegalidad de  la medida.

Por último, se analizó el borrador  del discurso del Presiden te y el momento  preciso para pronunciarlo, que se fijó  para las siete de la tarde del lunes 22 de  octubre. Ese día estallaría la crisis que  puso al mundo al borde de la catástrofe  nuclear.

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