Por Vilma Thomas, embajadora de Cuba en Etiopía
La celebración del 40 Aniversario de la Victoria de las tropas etíopes con la ayuda internacionalista cubana en la Guerra del Ogaden y del inicio de la formación de estudiantes etíopes en instituciones educacionales cubanas, celebrada en Addis Abeba entre el 10 y el 14 de octubre pasado, se convirtió en una jornada de solidaridad, amor y agradecimiento a Cuba.
La delegación cubana invitada al evento estuvo integrada por representantes de varios de los sectores relacionados con los acontecimientos que se conmemoran, entre ellos, veteranos combatientes internacionalistas cubanos en Etiopía, hijos de mártires internacionalistas cubanos caídos en los combates por preservar la integridad territorial etíope, representantes del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), y una representación de los profesores cubanos que, en la Isla de la Juventud, tuvieron la responsabilidad de educar a los jóvenes etíopes que llegaron a nuestro país.
Desde Cuba viajó también el grupo musical Jelengue, que tuvo a su cargo la animación de las actividades y un equipo de reporteros del sistema informativo de la televisión cubana que mantuvo una permanente cobertura de los eventos.
En Etiopía se cumplió un programa intenso y se vivieron momentos de mucha emoción. Desde la inauguración resultó evidente que la historia compartida por nuestros pueblos no sería celebrada solo por su alto contenido histórico, sino también por su impacto en las actuales relaciones bilaterales entre los gobiernos de ambos países y en la relación de hermandad entre nuestros pueblos.
El recuento de la hazaña internacionalista cubana en Etiopía, la contribución de Cuba a la obtención de la independencia de varios países africanos, a la preservación de la integridad territorial de otros, al colapso del régimen racista del apartheid en Sudáfrica y a la formación de miles de jóvenes africanos en Cuba, es un aporte esencial al desarrollo del continente al que nos unen tan estrechos lazos, hechos que fueron ampliamente reconocidos durante toda la jornada.
La ubicación en Addis Ababa de la sede de la Unión Africana y el apoyo recibido de la organización continental a la exitosa realización del programa, aumentó la trascendencia de una conmemoración que rebasó el ámbito de la cooperación bilateral para convertirse en un espacio para el reconocimiento y gratitud a Cuba por el apoyo desinteresado que ha proporcionado y sigue dando a Africa, desde el triunfo de la Revolución hasta nuestros días.
La admiración por Cuba, por Fidel y el reconocimiento de la indiscutible trascendencia de la figura de nuestro Comandante en Jefe en el continente que tanto defendió en todos los foros, y con cuyo desarrollo y bienestar tanto se comprometió de manera concreta y tangible, fueron constante en todas las actividades.
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Compartimos con etíopes de diversas regiones del país. No hablan español pero aún recuerdan la salida al aire, durante la guerra, de Radio Tatek, la emisora internacionalista cubana asentada en Etiopía, desde la cual se trasmitían programas para nuestras tropas y que pese a la barrera del idioma era escuchada y, aún hoy, recordada por la población local. Radio Tatek fue la primera experiencia internacionalista de la radio cubana, la emisora estuvo en el éter desde 1978 y hasta 1989, este año también conmemora el 40 aniversario de su fundación.
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Mención muy especial merece el Comité Organizador del evento integrado por etíopes graduados en Cuba. La preparación de la jornada duró casi nueve meses y a ella se dedicaron en cuerpo y alma. Sacrificaron casi todos los fines de semana para organizar cada detalle, movilizar apoyos, y diseñar cada parte del programa. Lograron una movilización sin precedentes entre la comunidad que se autodefine, como etiocubana, porque tal y como ellos insisten en decir “llevan a Cuba tatuada en el corazón”.
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Diplomáticos acreditados en Etiopía y otros amigos me han preguntado en estos días, entre sorprendidos y emocionados por tantas muestras genuinas de amor hacia Cuba y nuestro pueblo, las razones que ha hecho que los etíopes nos quieran tanto.
En cada casa cubana donde hay un internacionalista que dio su apoyo a Etiopía en el terreno militar o civil; en cada hogar en el que familiares y amigos lloraron la caída de un mártir cubano en estas tierras, cada uno de los trabajadores de la educación que acogió a niños y jóvenes etíopes en nuestras escuelas y en sus casas, pueden tener sin dudas una respuesta. Yo creo que los cubanos ganaron el corazón de los etíopes porque vinieron a ayudar desinteresadamente, porque no nos llevamos del país ni de ninguna casa etíope, nada más que el amor y la gratitud de su gente.
Porque las historias que se recuerdan de los soldados internacionalistas cubanos cuando no estaban combatiendo, son las de su contribución a la construcción de un estadio, la del apoyo a las familias más pobres para asegurar el sustento y las de niños que aprendieron con ellos el idioma español, que todavía recuerdan, aun cuando nunca han pisado suelo cubano.
Porque en Cuba no se les dio a los niños y jóvenes etíopes condiciones de lujo, que no teníamos, pero les abrimos las puertas de nuestras casas y las aulas de nuestras escuelas, con una hospitalidad que borró en poco tiempo la sensación de estar en tierra extranjera.
Porque no los obligamos a renunciar a su identidad, ni a sus raíces, que fueron estimulados a mantener y recordar; pero los hicimos partícipes de las nuestras que hicieron suyas y que hoy forman una simbiosis única: la etiocubanía.
Porque no nos involucramos en los asuntos internos de Etiopía, ni les damos recetas sobre lo que deben o no deben hacer. Hemos respetado las decisiones tomadas por su pueblo y sus respectivos gobiernos y hemos estado prestos a dar colaboración, sólo cuando nos ha sido solicitada.
Porque nunca fueron tratados con superioridad por un país, que siempre extendió una mano amiga, reconociendo el orgullo justificado del pueblo etíope, que nunca fue colonizado y que ha defendido a toda costa y con gran valentía, su independencia y soberanía. Admiramos a los etíopes porque reconocemos en ellos muchos de nuestros propios valores, y porque en su lucha por defender su derecho a existir independiente, vemos un poco de la nuestra por defender los derechos conquistados por la Revolución, aún a costa de grandes sacrificios.
En eso reside la solidez de nuestras relaciones, que han resistido las pruebas del tiempo y que hoy se fortalecen cada vez más.
La gentileza del Presidente etíope, Dr. Mulatu Teshome de recibir a toda la delegación cubana presidida por el General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martin y por el Presidente del ICAP, Fernando Gonzalez Llort, ambos Héroes de la República de Cuba, al concluir el programa de actividades en Etiopía, constituyó un cierre a la altura de esta semana de amistad y solidaridad. (…)