La noticia es el desencadenamiento porque la existencia de la ultraderecha alemana era conocida por las autoridades, conscientes del peligro real para la sociedad en la que estos grupos nazis, neonazis y ultras continúen avanzando en su afán por lograr mayor protagonismo.
Pero no se trata de un problema germano, sino europeo, y así lo confirman los avances de estos grupos en otras naciones del Viejo Continente, y lo que es más peligroso, la existencia de una estrecha coordinación para llevar adelante sus planes.
Nombres como Nigel Farage, británico; Marine Le Pen, francesa; y Matteo Salvini, líderes respectivos en sus países, han amenazado con llegar al poder por la vía electoral, tal como lo hizo Salvini, actual vicepresidente de Italia.
Las marchas de estos grupos resultan cotidianas. Por ejemplo, a principios de septiembre, en Chemnis, localidad alemana, se llevó a cabo una, pero también tuvieron lugar contramanifestaciones organizadas por grupos progresistas. Aquello terminó en una verdadera batalla campal, casi 20 heridos, incluidos tres policías y decenas de denuncias por delitos cometidos por los participantes.
Según la policía local, cerca de 11 mil personas participaron. Esto aconteció una semana después que en esas mismas calles muriese un hombre apuñalado. La nota periodística señala que “presuntamente” por dos inmigrantes, lo que provocó una cacería de extranjeros por parte grupos neonazis.
Alternativa para Alemania, ultraderechista, Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), xenófobos, fueron dos de las agrupaciones participantes y llevan la voz cantante en este tipo de manifestaciones.
Llaman la atención consignas de los ultras como Nosotros somos el pueblo, Libre, social, nacional, Resistencia, Extranjeros fuera y Prensa mentirosa, además de los consabidos insultos y gestos obscenos.
En Austria se ha vuelto popular el lema No dejéis gobernar a los nazis a partir de la entrada de los ultraderechistas en la coalición de Gobierno aunque, según especialistas, podría ser la consigna de toda la Unión Europea (UE) con vista a las elecciones comunitarias previstas para el verano del próximo año.
Y que entre los planes de estos grupos es consolidar su avance en toda Europa y aunque reniegan de la UE, no esconden sus intenciones de seguir fortaleciéndose en su Parlamento.
La ultraderecha goza de buena salud, es un hecho. Esa fuerza ha logrado significativos avances, también en Suecia, Eslovenia, Hungría pero, sobre todo se les reconoce como partidos del sistema a pesar de sus discursos xenófobos.
Los grupos progresistas intentan detenerlos en las calles, pero cada vez es más real lo que inicialmente fue una consigna de los ultras: “Ya no pueden pararnos, es demasiado tarde”.
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