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Endulzar el azúcar

Yuleiky Obregón Macías, Ana Margarita González, José Luis Martínez Alejo y Jorge Pérez Cruz

Esta zafra exige una producción superior. Siempre hay problemas organizativos y limitaciones de recursos, pero lo que deprimió la obtención de azúcar no fueron esos fundamentalmente, sino las adversas condiciones climatológicas: lluvias intensas en noviembre y diciembre, y luego en marzo y abril, que, en algunos territorios, provocaron la paralización de las actividades fabriles.

Así lo definió el ingeniero Antonio A. León Mursulí, director de Capital Humano del Grupo Empresarial Azcuba, y agregó: “Hay que empeñarse en solucionar las deficiencias de la campaña anterior, al menos la fuerza de trabajo no resistiría otra con condiciones de salario similares a aquella”, afirmó.

Azúcar se ha de producir para respaldar la economía y la remuneración de los trabajadores. Foto: Radio Bayamo

Este criterio, que es generalizado, se confirma en Las Tunas: el central Majibacoa tuvo 63 días efectivos de molida, 58 el Antonio Guiteras, 31 el Colombia y 29 el Amancio Rodríguez.

Trabajadores escudriñó en los cañaverales y los ingenios, entre directivos, técnicos y dirigentes sindicales; pulsó las opiniones, motivaciones, los compromisos; las incertidumbres y las convicciones. Los azucareros están entre los obreros de mayor arraigo a su sector; por tanto, no les queda otra que ajustarse a los procesos tecnológicos, a la disciplina y aprovechar las oportunidades que tengan con los recursos y con el clima para moler al máximo del potencial de cada fábrica.

Lo primero es el hombre

Desde hace varios años, Azcuba implementó una decena de programas relacionados con la atención al hombre, algunos de los cuales responden a planteamientos de los trabajadores durante la Primera Conferencia Nacional del Sindicato de Trabajadores Azucareros (2013).

Hoy las instalaciones industriales y cañeras distan de lo que había anteriormente, sobre todo en los baños y bebederos el cambio es sustancial, y hasta se potabiliza el agua en áreas subordinadas a Azcuba. Como le han dado en llamar: la “dignificación” funciona.

La insulación de los centrales (cambio del recubrimiento de las tuberías para que no disipe calor) contribuyó a la seguridad y salud de las mujeres y hombres del ramo, al sustituir el amianto que las recubría por un material menos contaminante y nocivo.

Sin embargo, hay otros aspectos donde es menor la efectividad: el transporte sigue siendo impedimento para el traslado de los obreros, no por dejar de ocuparse, sino porque el parque de equipos tiene más de 20 años de explotación y no hay financiamiento para renovarlo; lo mismo sucede con lo intransitable que están los caminos cañeros, lo que afecta el tiro de la caña y la transportación de los moradores de las comunidades.

En la provincia de Ciego de Ávila no ejecutan los presupuestos para comprar medios de protección personal: al cierre del 2017 ese indicador se comportó al 47 %, y en el primer trimestre del actual fue del 30 %. “¡Ufff, hace rato que no nos entregan mascarillas protectoras!, y las viandas son insuficientes en el almuerzo”, comentó Andrés Torres, un fumigador de la UBPC Delia, que encontramos usando solo guantes mientras regaba herbicidas.

También el soldador Omar Carralero, de Las Tunas, se quejó por la falta de tenazas para realizar su labor. Por ejemplos similares, en la agroindustria azucarera urgen aires renovadores que ventilen un clima laboral más sano y seguro.

Sin salario no hay estabilidad

Es consenso entre los entrevistados: el problema fundamental para iniciar la próxima zafra está en el completamiento de las plantillas en los centrales azucareros. “Durante la pasada, en Amancio Rodríguez y Colombia nunca tuvimos todo el personal, con movimientos de unos 203 y 146 trabajadores, respectivamente”, refirió Elsa Lerma Ventura, directora de Capital Humano de la Empresa Azucarera de Las Tunas.

Semejante es la realidad en otra decena de unidades empresariales de base (UEB-ingenios) de cinco provincias. El déficit ronda los mil 377 trabajadores, y se concentra además, en los centrales Argentina, Brasil y Panamá, de Camagüey; René Fraga y México, de Matanzas; 5 de Septiembre y Elpidio Gómez, de Cienfuegos; Boris Luis Santa Coloma, de Mayabeque, y en el Heriberto Duquesne y José María Pérez, de Villa Clara.

“Tenemos trabajadores en estos ingenios que llevan casi un año cobrando el salario básico o a escala (más del 16 % del total, que desciende a 4 % en esta etapa), sin el pago de la nocturnidad, condiciones anormales de trabajo o antigüedad. En el José María y en Argentina la situación es muy crítica”, según el director de Capital Humano de Azcuba.

El funcionario aseguró que la fluctuación laboral está condicionada por el decrecimiento de los salarios (la producción no los respaldó), y buscó en las estadísticas: en el 2012, cuando se creó Azcuba, el salario medio no superaba los 550 pesos y la productividad los 14 mil pesos por trabajador.

“Con la implementación de la Resolución 17 y luego de la 6, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), empezó el reordenamiento de los sistemas de pago.

“Se desencadenaron las reservas de eficiencia, creció la producción sistemáticamente (sin completar los planes anuales), manteniendo una curva ascendente de la productividad que llegó a 35 mil pesos por trabajador y sitúo el salario medio en mil 300 pesos, hasta su caída en el 2017, cuando el promedio rebajó más de 300 pesos en la remuneración”, dada la insuficiente producción azucarera.

Ante este panorama, hubo una fuga del personal de la industria azucarera —bien capacitado y con experiencia laboral— hacia sectores más atractivos que demandan brazos e intelectos, sobre todo en el norte de Camagüey, Villa Clara y Matanzas, donde el turismo hace una fuerte competencia, o en zonas en las cuales emerge el trabajo no estatal con amplias posibilidades para ellos.

La perspectiva es bien diferente en Sancti Spíritus: “Para la venidera zafra la plantilla está cubierta y tenemos reservas. Convenimos un movimiento emulativo para cada actividad: alza, corte, tiro, turnos en los centrales, con indicadores medibles para cada área. Resaltamos el quehacer de los jóvenes como cantera para el desarrollo, y de las mujeres (representan el 32 % de la fuerza laboral del sector)”, aclaró Jesús Martínez Morales, secretario general del buró del sindicato Azucarero en el territorio.

En la Empresa Azucarera de esa provincia el salario promedia mil 500 pesos (en el Melanio Hernández es inferior en 300 unidades, pues todavía queda azúcar sin vender en sus almacenes), “y tratamos de que los trabajadores tengan un profundo conocimiento de los sistemas de pago y de cómo se aplica la Resolución 6. Durante la zafra discutimos las penalizaciones, las bonificaciones, los acumulados diarios, lo que se va formando”, dijo Elvis González Vasallo, director de la entidad.

Sin brazos cruzados

Tratando de revertir la situación de los cañeroazucareros, y por consiguiente de las producciones de caña y azúcar, los directivos de Azcuba y del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros informaron a los organismos correspondientes, discutieron los asuntos que más golpearon la pasada zafra y algunos probables sobre la próxima; propusieron y aceptaron medidas. Nadie se quedó cruzado de brazos, ni mirando o dejando.

Al cierre de agosto último, más de 30 centrales incumplían los indicadores límites, derivado del desarrollo negativo de la zafra que se realizó de enero a abril, no obstante, en mayo y junio comenzaron los preparativos de la próxima, y como la Resolución 6 toma en cuenta los indicadores directivos y límites (utilidades, ventas, valor agregado), esos colectivos arrastran las afectaciones, y tendrán perjuicio en los salarios, aseveró el director de Capital Humano de Azcuba.

La calidad de las reparaciones impacta en la producción; hasta el momento marchan según lo previsto. Fto: Oscar Alfonso

“Por eso estamos proponiendo a los ministerios de Economía y Planificación (MEP), y al de Trabajo y Seguridad Social, se nos permita en el plan de la economía del 2019 dividir el año en dos períodos: enero a junio para evaluar la producción de azúcar, y de julio a diciembre para hacerlo con las reparaciones; y que se aprueben indicadores directivos y límites diferentes a los que hoy establece la Resolución 6 para los ingenios”, acotó.

“Este año nos aprobaron dos cambios relacionados con el salario: uno es permitir modificar la forma de pago más de una vez en el año; el otro es llevar el pago a tiempo a los trabajadores de las oficinas de los centrales, y cuando arranque la zafra chica en noviembre volverles a pagar por resultados, teniendo en cuenta las fichas de costo”, indicó.

El máster Juan Ignacio Quintana, miembro del Secretariado Nacional del Sindicato de Trabajadores Azucareros, se refirió a la capacitación y captación de fuerza de trabajo; consiguieron que 67 técnicos medio pasen el tiempo del servicio militar laborando en los centrales, y siguen dialogando para conquistar a un número mayor, mientras exigen al MTSS y al MEP el cumplimiento de la demanda de fuerza de trabajo calificada (egresados universitarios); en septiembre se incorporaron 230 jóvenes (el 20 % está en los centrales).

También buscan en las bolsas de empleo de los órganos municipales de Trabajo, en las comunidades y en los centrales inactivos para rescatar algunos industriales que hoy están fuera.

Sembrar caña y producir alimentos, metas más atrasadas en Ciego de Ávila. Foto: José Luis Martínez Alejo

Caña: base de la producción azucarera

La caña de azúcar, vapuleada por sequías, ciclones, chapucerías y otros demonios, se ha puesto a tres trozos. Aunque, por lo estratégico que es el sector, los tallos han de engordar con el efecto fertilizador de un nuevo financiamiento.

En Ciego de Ávila, 16 unidades cañeras que estaban a punto de cerrar, contarán con una segunda inyección de financiamientos superior a los 60 millones de pesos en el 2018. Hace cuatro años la ayuda fue de 202 millones, pero no germinó en cada lugar.

Una de las beneficiadas será la UBPC Peonía, tributaria de la materia prima al central Ciro Redondo y endeudada en 4 millones 583 mil pesos, por lo que se le debe todavía a su personal la remuneración correspondiente a tres quincenas de la pasada zafra.

El gran reto de los avileños es detener el decrecimiento cañero, “pues le debemos 2 mil 500 hectáreas al cumplimiento del plan anual”, afirmó Eduardo Larroza, director de la Empresa Azucarera.

“Los centrales están en mejores condiciones, pues al cierre de agosto las reparaciones se comportaban al 42 %, algo superior a lo planificado. Las combinadas, los camiones y el transporte ferroviario estarán listos para la arrancada”, insistió el dirigente.

Hay unidades que dieron el salto antes de la medida benefactora del Gobierno. La UBPC Ognara, del municipio de Primero de Enero, tomó en serio la doble jornada en los surcos, pasó los problemas económicos por el “filtro” de la asamblea de afiliados y metió en cintura los bajos rendimientos, pero su homóloga Delia no se quita el San Benito de la crisis financiera, pues aún debe más de 1 millón de pesos.

“Los altos precios nos agobian”, opinó el ingeniero Alfredo Oropesa, presidente de la UBPC Ilusión: “El Esterol subió 12 veces su valor y necesitamos 2 mil 400 litros de ese herbicida para atender nuestras plantaciones. Caras son las prestaciones de servicios en la preparación de las tierras, el cultivo y la fertilización”, argumenta el también delegado directo a la II Conferencia Nacional del Sindicato de Trabajadores Azucareros, a celebrarse los días 26 y 27 de octubre, en La Habana.

Algunos hallaron alternativas

Al detenerse las operaciones en mayo pasado (después de nueve zafras cumpliendo los planes de producción de azúcar), Sancti Spíritus se ubicaba como la provincia con mayor adelanto en la fabricación de azúcar, registró los más altos índices de rendimiento industrial, recobrado y autoabastecimiento energético.

Con ese aliciente preparan la venidera campaña que pronostican sea de 120 días. “Todo lo que estamos haciendo, está centrado en tener a punto las industrias, las maquinarias, y a los trabajadores listos para cumplir. Existen limitaciones con algunos recursos, pero buscamos alternativas con antelación”, aseguró Elvis González Vasallo, director de le Empresa Azucarera.

Más del 60 % de las piezas para la reparación de los dos centrales —Uruguay y Melanio Hernández—, y de la destilería Paraíso, son fabricadas o recuperadas por los técnicos y obreros del sector. De similar relevancia es el rescate de 50 carretas que estaban sin uso, pues según explicó Elvis, prevén que seis pelotones trasladen caña utilizando este medio, ya que apremia tirar unas 127 mil toneladas que dejaron de moler la anterior campaña.

“Los 6 mil 531 afiliados a este sindicato en la provincia, están convencidos de que su aporte individual es crucial para ejecutar una buena zafra. Hemos llegado a cada colectivo para informarles sobre los aseguramientos, las limitaciones de recursos y se discuten los sistemas de pago. Resulta importante que cada quien conozca su norma y la defienda para que el cierre de la jornada sea positivo”, aseguró Jesús Martínez Morales.

Aunque Las Tunas fue la segunda provincia, después de Villa Clara, en volumen de azúcar en la pasada campaña, Julio García Pedraza, director de la empresa, reconoce que además del efecto del clima, hubo otros problemas que la comprometieron, y precisó que es decisivo cortar temprano toda la caña quedada para hacer una zafra chica que aporte a la economía, pues el azúcar representa el 30 % de la producción mercantil de esta región.

Cuentan con recursos para las reparaciones, por lo que si se mantiene la entrada según el plan, se puede arrancar en tiempo. “Al ejecutar el desmontaje y diagnóstico de los medios, se comprobó que muchos equipos están en óptimas condiciones, y se recuperan repuestos, oportunidad para avanzar y ahorrar recursos”, precisó Salvador Santos Longoria, director de Atención a Plantas Industriales y Derivados en el territorio.

Carmen Pérez, secretaria general del buró sindical del sector en Las Tunas, percibe un ambiente favorable entre los trabajadores “a raíz de las modificaciones de los sistemas de pago y de medidas adoptadas por Azcuba, que aplican a los cañaverales y la industria”.

Epílogo

Hasta el presente, se han debatido en varios escenarios los desafíos que apremian la zafra que está en preparación, y las estrategias de las producciones de caña y azúcar en cada lugar. Hay algunas noticias halagüeñas que pueden ser motivaciones para los trabajadores: en esta zafra molerán 54 centrales y las reparaciones se ejecutan al 101,3 %, excepto en Villa Clara y Guantánamo, que no cumplen, y se priorizan los 20 que arrancarán en noviembre, informó Mario González, director de Plantas Industriales de Azcuba; también conocimos que se trabaja en 101 centros de acopio, se estima moler 2 millones de toneladas de caña más que lo pronosticado para la anterior (empezando por las que quedaron de la contienda precedente) y se incrementa en un 10 % la capacidad de tiro de la materia prima.

Esas son condiciones que bien aprovechadas, aumentarán los granos dulces sobre las esteras de los ingenios, y por tanto ayudarán a recuperar un sector que, aunque deprimido, es vital para la economía, dado el impacto en la demanda nacional y el cumplimiento de estrechos adeudos con el mercado exterior.

En los campos y la industria se percibe el compromiso de no desmayar en el propósito de hacer una zafra eficiente, que se impone incluso, a la incertidumbre con los aseguramientos. Ello precisa una eficiente organización del trabajo, más disciplina, el aprovechamiento eficaz de la jornada laboral, el uso racional de los recursos y la tenacidad de los mecánicos e innovadores de cada taller.

Los ingresos salariales no dependen de varitas mágicas, sino de la riqueza que se crea, por lo que deberá endulzar el azúcar para que regresen los diestros operarios y profesionales que salieron del sector, y se haga el azúcar que respalde mejores remuneraciones y condiciones laborales.

El ingenio está al dar el primer pitazo, pero se necesitan muchos más, de esos bien largos que anuncian el cumplimiento de la faena en cada etapa de la zafra.

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