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Siempre el Che (+ video)

Santa Clara y el Comandante Ernesto Guevara tienen una confidencia entrañable: es la ciudad de su batalla, la de sus cuatro comandancias, la de sus industrias, también la de su universidad y sus monumentos.

Santa Clara lo renueva, lo sigue viendo necesario, sigue haciéndolo suyo.

El  Che mirando hacia el Sur desde la Plaza que lo inmortaliza  es magia y sostén para el pueblo. Hasta él llega el niño que emocionado  recibe su pañoleta, el joven que asiste a la caminata por su vida, el medico, su colega, que regresó de una misión que él inspiró, los trabajadores de las fábricas que fundó y aquel que acudió de cualquier parte para tener un minuto de confidencia con él, su ídolo…

Allí está  en su Memorial, “vivo, como no lo quería”, fuerte, robustecido. Entero.

Cada 8 de octubre  Santa Clara se conmueve y recuerda al Comandante Guevara de mil maneras, más allá de los lugares donde dejó su impronta y que fueron muchos, porque esta es la ciudad por la que transitó el guerrillero en los días épicos de la batalla que comandó en diciembre de 1958.

Ese Che de pólvora y metralla nos acompaña, está esculpido con el bronce de su pueblo en su Plaza, como símbolo de rebeldía que llama a la victoria.

En su última morada está en mármol, pero no es una piedra  fría, está arropado en el calor de su cueva y sus huesos salen diariamente de su Memorial como cuchillos redentores parta seguir guerreando en la batalla.

Allí está triunfal después de la muerte y desde la cotidianidad que inspira, porque en Santa Clara el Che dejó su signo, que es surco,  impronta, estirpe… Hasta la Victoria, Siempre

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