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Talento y buen corazón de una niña mayaricera

No importa si está sobre el escenario de La Colmena TV, cantándoles a delegados holguineros o simplemente frente a la grabadora de una periodista, la pequeña de nueve años, Leydis Thalía Paredes Neyra es siempre pícara, desinhibida y dulce, como el helado de su natal Mayarí, pueblo de soneros y de donde le llega esa fibra artística que acaparó corazones a través de la pantalla.

Leydis Thalía fue homenajeada por las máximas autoridades del Partido y el Gobierno en Holguín. Foto: Lianne Fonseca

El primer lugar de Leydis Thalía en la categoría de seis a nueve años, en el recientemente concluido programa infantil, le proporcionó a Holguín una alegría mayúscula, la cual se revirtió en un amplio agasajo de pueblo hacia la niña mayaricera y en el reconocimiento por parte de las máximas autoridades del Partido y el Gobierno de la provincia, durante la última Asamblea Provincial del Poder Popular.

Con la viveza de sus bien crecidos nueve años, Leydis confiesa que La Colmena TV le regaló “muchas emociones”, entre las que destacan el haber compartido con niños de otras provincias, conocer a Tim Cremata y a los colmeneros y, muy importante, “aprender los versos sencillos de nuestro Apóstol José Martí. Me aprendí casi 150 versos, fue un poquito difícil pero tenía el apoyo de mi mamá”.

En la trayectoria de la holguinera por el prestigioso programa, el núcleo familiar fue trinchera segura contra el desaliento. “Mi familia me apoyó mucho, me mandó muchas energías. Mi papá siempre me llamaba por las noches para preguntarme sobre los ensayos, asegura, quien acaricia el anhelo de estudiar flauta en la Escuela Vocacional de Arte de Holguín”.

Su madre, Yugli Neyra, quien la acompañó en su travesía artística por la capital, manifiesta que fueron dos meses y 14 días llenos de tensión, “esperando a ver qué pasaba”. Con el orgullo dibujado en el rostro, la progenitora rememora el camino transitado hasta llegar al actual éxito: “A Thali la llevamos obligada al casting, en Santiago de Cuba, porque no quería ir, no se sentía preparada en la manifestación de teatro, en la que nunca había incursionado. Fue una prueba de bastante rigor, porque tuvo que hacer las tres cosas, cantar, bailar y actuar, pero después, como siempre que está en el medio, se creció”.

La victoria de Leydis Thalía, que demostró estar armada de talento y buen corazón, se debe en buena parte también al abuelo materno Víctor Neyra, profesor de música jubilado, quien potenció el crecimiento artístico de la pequeña desde apenas sus tres años de edad.

Junto a su madre y abuelo, pilares fundamentales en su formación artística. Foto: Lianne Fonseca

Al respecto Víctor relata: “Yo tenía un proyecto comunitario en el reparto 26 de Julio de mi ciudad y atendía a niños en la propia sala de mi casa, y un día estábamos todos en el balcón y oímos como Thalía cantaba Un camión de Plátanos, una canción compuesta por mí y montada para un niño de la comunidad. Entonces le pregunté si se atrevía a cantarla completa y dijo que sí. Desde ese momento la incluí en el colectivo de la Colmenita del Valle. Ahí inició su carrera artística. Pero lo fundamental es que a través del arte y la cultura, en el futuro pueda ser una buena técnico o profesional, una buena persona, solidaria y con valores”.

Agrega que “lo sucedido con Thalía nos da la visión de que en cualquier comunidad de nuestra provincia puede surgir en potencia una Thalía, lo que hay que descubrirla, potenciar su creatividad y talento”.

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