Son los municipios cubanos la médula, el eje y el núcleo del desarrollo del país. Sin duda, soy de los que piensan que el desarrollo local comunitario puede potenciar los procesos de integración social que requiere hoy la sociedad cubana.
Este asunto, referido en el Proyecto de Constitución que se consulta en la nación, en los artículos del 163 al 165, del Título VII Organización Territorial del Estado, es decisivo en la nueva forma de gobierno que se concibe.
En estos acápites se reconoce al municipio como unidad política primaria y fundamental de la organización nacional, se expresa que goza de autonomía e incluye la facultad para decidir sobre la utilización de sus recursos y establecen la necesidad de la coordinación y colaboración en función del progreso económico y social de los territorios.
El texto constitucional llama a apoyar experiencias donde se enfatice el desarrollo social con transformaciones productivas que no vayan en disonancia con la política económica del país, sino como mecanismos de complementación, mejora y construcción de una verdadera economía local.
Hacer viable lo que el texto constitucional plantea en estos epígrafes requiere de pensamiento y del fortalecimiento del papel activo, innovador, creativo, gestor, impulsor del Estado cubano en los diferentes niveles de Gobierno, sobre todo las asambleas municipales, consejos populares, delegados de circunscripción.
Estas ideas tienen que sustentarse con un proceso de participación donde intervienen el pueblo, los organismos y sectores de la economía en vínculo con la Asambleas del Poder Popular Municipal mediante la planificación, organización, ejecución y control de los procesos inherentes al desarrollo, con prioridad en el fortalecimiento de la base productiva en cada territorio de manera integrada y articulada con los intereses nacionales.
Ello indica que cada municipio debe establecer sus propias estrategias que sirvan no de alternativa al desarrollo nacional, sino de complemento en cuestiones que el Estado centralmente no puede asumir y cubrir de una manera eficiente, propiciar la cooperación como elemento que permita sobrepasar las barreras sectoriales que desde las máximas instancias del Estado cubano se han reconocido, como consecuencia de la especialización económica, o de la organización vertical de diferentes sectores de la sociedad.
En el proceso de planificar e implementar el desarrollo local-comunitario será decisivo el aporte del gobierno municipal, que de ahora en adelante tendrá que dirigirse a partir de formular una caracterización del municipio, su prospectiva y estrategia, incluir las áreas críticas de intervención, así como la unidad de planeación de mayor alcance y proyección de una institución u organización. Asimismo abordar lo relativo a objetivos estratégicos, recursos humanos, materiales y financieros con inteligencia, concebir proyectos de desarrollo local con una sólida fundamentación de objetivos, sostenibilidad, garantizar la recuperación de las inversiones que se emprendan y el aporte de ganancias, y debe tenerse en cuenta el mercado.
La Revolución y su conducción por Fidel es la demostración más palpable de lo que entienden por desarrollo local-comunitario. Fidel estimuló, propició y dirigió procesos de participación y cooperación del pueblo cubano para defender la patria y para construir una nueva realidad, experiencia existe, vale la pena ponerlas en marcha, el Proyecto de Constitución lo reconoce con énfasis.