El doctor Alfredo Espinosa Brito, eminente médico cienfueguero, investigador avezado y Héroe del Trabajo de la República de Cuba, fue quien me alertó en una ocasión de que era mejor hablar y escribir de virtudes que de valores. Y se refirió a José Martí.
Todos los textos del Maestro tienen un elevado valor reflexivo. Este, titulado El alma cubana, es uno de ellos. Fue publicado en el periódico Patria el 30 de abril de 1892.
“¿Quiere saberse cuál es el alma cubana? Hay allá, en un rincón de la Florida que en manos del Norte no pasó de villorrio, y en las de los cubanos se ha hecho una ciudad, una anciana de buena rasa, y de lo más puro de Las Villas, que perdió con la guerra su gente y su hogar. Un ápice le queda de su holgura de otros días. Su cuarto pulcro revela aún, con sus paredes blancas y su vaso de flores, la vida cómoda del tiempo pasado. Por la mañanita fría, con los primeros artesanos sale a las calles, arrebujada en su mantón, la anciana Carolina, camino de su taller, y sube la escalinata de la entrada, y se sienta, hasta que oscurece rea a la mesa de su trabajo. Y cuando cobra la semana infeliz, porque poca labor pueden ya hacer manos de setenta años, pone en un sobre unos pesos para un cubano que está enfermo en Ceuta, y otros en otro sobre para el cubano a quien tienen en la cárcel de Cuba sin razón, y en el sobre que le queda pone dos pesos más, y se los manda al Club Cubanacán, porque le parece cubano muy bueno el presidente de ese club. Y porque ése, Cubanacán, es el nombre que llevó ella cuando la guerra. Con ojos de centinela y entrañas de madre vigila la cubana de setenta años por la libertad; adivina a sus enemigos, sabe donde están todos los cubanos que sufren, sale a trabajar para ellos, en la mañanita fría, arrebujada en su manta de lana. ¡Esa es el alma de Cuba!”.
Lamentablemente hoy el alma se mancha cuando ocurren hechos de corrupción o delitos contra la economía, el patrimonio o las personas, u otras acciones diarias y repetidas: indisciplinas de todo tipo y daños al patrimonio; cuando los estudiantes vociferan al salir de las escuelas y dicen malas palabras en voz alta, como sucede en dos planteles muy cercanos a mi vivienda; o se transita por las calles con equipos de música con volúmenes estrepitosos; desatienden a quienes acuden a una bodega, tienda o mercado; cuando alguien falta el respeto por cualquier cosa; cuando rompen botellas en las calles después de ingerir su contenido alcohólico; cuando la codicia y el egoísmo pueden más que la moral y hasta los sentimientos familiares…
Al suceder esas manifestaciones el civismo, comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia, según el diccionario, se “fue a bolina” y la incomodidad, la incredulidad, el desaliento y la molestia se apoderan de las almas nobles y educadas.
Hay quienes al “filosofar” no se cansan de repetir que las crisis económicas generan crisis sociales, y quizás tengan cierta razón, pero no toda. Los que ya no son tan jóvenes sabemos, porque lo vivimos o nos lo contaron los abuelos, que muchas familias cubanas sufrieron la pobreza, la falta de derechos humanos elementales y el hambre, pero era pecado capital llegar a la casa con algo robado o mal habido. La moral y la dignidad estaban por encima de cualquier carencia.
Sin embargo, como dice una canción, no todo está perdido. La virtud se enaltece cuando alguien devuelve una billetera que encontró con cientos y hasta miles de CUC, Dólares o Euros dentro; se atiende de manera solidaria a quien sufrió un accidente, sin siquiera conocerlo; cuando los trabajadores que garantizan servicios, en especial los de salud, son atentos, cordiales, profesionales y respetuosos; cuando el educador, que es mucho más que un simple maestro o profesor, inculca valores en los educandos, más allá de los conocimientos; cuando se asiste al trabajo y se cumple con disciplina la jornada aunque el salario siempre sea más corto que el mes; cuando se comparte un poco de sal o azúcar con el vecino; cuando se da “botella” desinteresadamente en un auto a alguien que va en la misma dirección…
Por esa y otras razones, virtudes y valores se conjugan en el Proyecto de Constitución de la República de Cuba, sometido a consulta popular. Por ejemplo, el párrafo 245 plantea: “Actuar, en sus relaciones con las personas, conforme al principio de solidaridad humana y respeto a las normas de una correcta convivencia”.
Y el documento Bases para el Fortalecimiento de la Misión del Movimiento Sindical Cubano, también sometido a análisis, señala en el párrafo 43: “La CTC y los sindicatos tienen la responsabilidad de fomentar (…) las cualidades éticas y morales de sus afiliados y trabajadores, que contribuyan al fortalecimiento de los valores (…)”.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.
Sin dudas hay mucha razón en eso de que «La crisis económica genera crisis social» y yo agregaría además, la perdida de valores esenciales en el ser humano, la necesidad de sobrevivencia es innato no sólo en los humanos, también en los animales, por esa necesidad de «sobrevivir» a toda costa.
No estoy justificando de ninguna manera todos los males que padecemos los cubanos hoy, para nada, lo que más me preocupa de todo esto es el hecho de como acabar con ellos, porque son males que se han enraizados ya en nuestra sociedad, al punto que los vemos como normales, y no es posible que se convierta algo normal, la corrupción, las ilegalidades, la mala educación, la chabacanería, el mal gusto, las malas normas de convivencia, el ruido etc etc etc..
Hay que tratar de rescatar y fortalecer los valores éticos y morales de muchos cubanos, creo que es hora que dejemos a un lado algunas cuestiones de carácter político y nos ocupemos de estos detalles que afectan a nuestros jóvenes y a nuestra sociedad toda.