El enfermero Jorge Gutiérrez Aparicio no carga con las reprimendas por llevar unas cuantas libritas de más, sino debido a los reiterados llamados porque asiste sin uniforme a su centro laboral, el Hospital Provincial Universitario Arnaldo Milián Castro, ubicado en el municipio de Santa Clara, Villa Clara.
Eso le provoca permanentes críticas y llamadas de atención, aunque sus superiores, incluida la jefa de Enfermería a nivel provincial, tiene conocimiento de por qué asiste sin el atuendo correcto, subraya.
Cuenta que en la jornada realizada el pasado 5 de septiembre la citada directiva le “insistió en un tono no muy adecuado y poco amistoso que de no presentarme con uniforme le aplicarían una sanción a ella” y con carácter transitivo a él.
Tal situación, confiesa, lejos de preocuparle le provoca incomodidad, en tanto no está en sus manos resolverla.
Argumenta que cumple con la jornada y obligaciones de su especialidad, mantiene buenas disciplina laboral y relaciones interpersonales, es exigente, crítico, autocrítico, no comete ilegalidades, se apega al juramento realizado como profesional, no es ausentista y lo único que contraviene es por algo ajeno a su voluntad.
Jorge se cuestiona si constituye delito ser una persona corpulenta y que no le consideren su esfuerzo para trabajar, a fin de evitar que haya un enfermero menos en la atención de los pacientes.
Asimismo, pregunta si alguna norma jurídica contiene sanción para quien acude a su puesto laboral sin uniforme por falta del adecuado a su estatura y peso. ¿Será este el único enfermero de talla extra en el sistema de salud pública?
¿Tan difícil resulta en la provincia aportarle solución a un problema que nunca debió existir?