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Del bagazo de caña se hace de ‘to

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Fotos: Cortesía de los entrevistados

¿Para qué sirve el bagazo de caña? ¿De los compuestos químicos del bagazo se hacen otras elaboraciones?¿Podríamos llegar a reutilizar todo los productos? Estas y otras preocupaciones guiaron a la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz y a la de las Islas Baleares, en España, a unir conocimientos en el interés de contribuir a preservar el planeta con la realización de proyectos orientados a reutilizar al máximo posible todos los recursos, incluso aquellos que no se emplean para algo en específico.

En los últimos años, varios son los convenios activos internacionales  de la casa de altos estudios (más de 115), elemento que consolida  su prestigio internacional con pasos claves.

¿Del bagazo qué sale?

A Luis Eduardo Guerra Rodríguez, ingeniero químico y profesor de la Facultad de Ciencias Aplicadas, un buen día se le ocurrió que en la carrera de revalorizar sustancias que aplica Cuba, también podía incluirse el bagazo de caña y así potenciar la industria azucarera.

“Desde hace años nuestro país se preocupa por ahorrar todo lo posible y dar nuevas funciones a otros elementos. Por ejemplo el bagazo se ha utilizado para alimento animal, para abonar la tierra y para la generación de energía eléctrica.

“Pero siempre surgen nuevos objetivos de trabajo y en el bagazo hay compuestos de interés industrial que están todavía en la matriz”, aseguró Guerra Rodríguez.

El profesor Luis Eduardo Guerra Rodríguez en un laboratorio de la Universidad de las Islas Baleares ensayando las diferentes opciones con el bagazo.

En la producción de muebles y de papel también se aplica este residuo de la última molida en el tándem, que al estar compuesto por holocelulosas, bien podría contribuir para el diseño de ácidos cítricos u otros compuestos que se emplean en distintas producciones.

Para ello, aclara el profesor, “trabajamos con métodos que no sean agresivos a partir de ultrasonidos de alta potencia para extraer esos compuestos de interés y diseñamos tecnologías simuladas para obtener productos de mayor valor añadido”.

Es ahí donde entra la Universidad de las Baleares con la tecnología necesaria. La profesora ayudante del departamento de química de dicha academia, Valeria Soledad Eim Iznardo, apunta que “este es un proyecto transversal, relacionado con una problemática mundial que contribuirá a ver todas las formas de actuar ante un mismo problema.

“La universidad tiene experiencias en la realización de ultrasonidos, en la extracción de biocompuestos y en la estabilización de los mismos. Esta experiencia nos ayudaría a ampliar los proyectos nacionales, y más ambiciosos que tenemos en España y que contribuirían a lograr cero residuos”.

Por ahora, las ideas se encuentran en la etapa de simular opciones para ver cuál sería la más rentable y encontrar varias aplicaciones industriales, con el respectivo apoyo económico. Porque del bagazo se hacen muchas cosas.

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