A mediados de septiembre de 1973 una delegación de alto nivel, encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, confirmó que la solidaridad con Vietnam de que hablaban los cubanos no era asunto de retórica. Arribaron el 12 de ese mes a Hanoi. Viajaban en un IL-18, avión apropiado para pistas cortas como la que entonces operaba en la capital de la nación asiática.
La apoteosis del pueblo en el recibimiento a Fidel en las calles y el afecto mostrado por Le Duan, primer secretario del Partido de los Trabajadores de Vietnam; Pham Van Dong, primer ministro; y Vo Nguyen Giap, el héroe de Dien Bien Phu; aplacaron la tristeza por la muerte en Chile del presidente Salvador Allende y la toma del Palacio de la Moneda mediante un sangriento golpe militar, hechos que enlutaron para siempre la fecha del 11 de septiembre de 1973.
Apenas unos años antes había muerto el líder indiscutible de la gesta independentista anamita Ho Chi Minh (1890-1969). Con profundo respeto la comitiva recorrió el que fuera su hogar en Hanoi y horas más tarde hicieron realidad uno de sus últimos anhelos: ir al sur y conocer a los combatientes que aún luchaban contra las tropas estadounidenses. Es así que el día 15, a pesar del peligro, Fidel cruza el paralelo 17 y se adentra en la denominada Área de Liberación de Quang Tri, tal como recordó a Trabajadores Dung Tran, consejero de la embajada de Vietnam en Cuba.
Además del heroísmo, el legado de este encuentro entre dos culturas aparentemente distantes quedó en las obras gestadas al calor de la visita y en la amistad cultivada a lo largo de los años.
Según confirma el diplomático vietnamita, el pueblo cubano donó en esa ocasión cinco obras socioeconómicas valoradas en unos 80 millones de dólares, entre ellas el hotel Thang Loi (Victoria); el Hospital de la Amistad Vietnam-Cuba (en Dong Hoi, Quang Binh); la carretera de Xuan Mai; la granja de ganado vacuno Moc Chau y la avícola Luong My.
El gesto de entonces, cuando la guerra contra Estados Unidos casi se había ganado pero les esperaba la ardua reconstrucción de una nación a medio camino entre el feudalismo y el colonialismo, asentó las bases de un vínculo que se ha fortalecido e inspirado en el propósito común de avanzar en la construcción del socialismo:
“Entre Vietnam y Cuba existe una relación especial de amistad, de solidaridad, de confianza mutua, de transparencia y lealtad, es un símbolo de los tiempos, es un tesoro valioso”, afirmó Dung Tran.
Prueba de ello son los 22 acuerdos firmados en marzo de este año durante la visita a Cuba de Nguyen Phu Trong, secretario general del Partido Comunista de Vietnam, y la decisión de mantener activos los mecanismos bilaterales como la Comisión intergubernamental (en noviembre efectuará su sesión 36); el Diálogo de defensa; la Consulta teórica entre los partidos (la próxima a finales del 2018), así como la diplomática a nivel de ministerios de Relaciones Exteriores.
Algunas empresas vietnamitas han aprovechado las oportunidades de la Ley de la Inversión Extranjera en Cuba y han presentado proyectos asociados al desarrollo de la infraestructura turística (construcción de un hotel 5 estrellas), la elaboración de materiales de construcción, y la producción de detergente y pañales desechables.
A principios de agosto, el Gobierno cubano aprobó y otorgó una licencia a la empresa conjunta Suchel-TBV S.A. para construir en la Zona Especial de Desarrollo Mariel una fábrica de detergente en polvo, la cual se ha valorado en unos 18 millones de dólares.
Vietnam se ha convertido en el segundo socio comercial de Cuba en Asia, asegura Dung Tran, lo cual permite proyectar un nuevo acuerdo comercial y otros de cooperación en aras de elevar el volumen de negocios desde los 250-260 millones de dólares anuales de hoy hasta alcanzar los 500 millones de dólares en el 2020.
Trabajadores comparte la entrevista exclusiva publicada por la Agencia Cubana de Noticias (ACN) al embajador de Vietnam en Cuba, Nguyen Trung Thanh.