Hoy abrirá sus espacios una institución insigne para la Educación Cubana: la escuela primaria Rafael María de Mendive, donde José Martí posiblemente forjó sus mejores ideales, de la guía de este venerable Maestro que lo acogió como a un hijo.
Para la directora de la institución, Mariluz Valdivieso Bermúdez, este será un privilegio, precisamente cuando la Ciudad cumplirá en noviembre del presente año su aniversario 500.
“Ha sido un honor que la Oficina del Historiador haya restaurado este lugar —otrora Colegio Superior San Pablo para Varones— que acogerá a partir de hoy a los niños de La Habana Vieja y de otros municipios colindantes”.
Según explicó el inmueble cuenta con 18 aulas, y dentro de estas una mantiene las características del siglo XIX, incluido su mobiliario, la cual ocupará un grupo de 6º grado.
Biblioteca, áreas deportiva y para el arte, ludoteca y otros espacios harán de esta escuela un sitio agradable y armonioso para los escolares.
Según explicó la arquitecta Norma Pérez-TrujilloTenorio, inversionista principal de la obra, en el año 1865 Martí vino a este colegio con 11 años a culminar sus estudios primarios.
El Palacete de Prado —como lo catalogó— era la residencia del maestro Mendive, quien llegó a vivir aquí poco después de 1860, en segundas nupcias.
Primero fue una institución de enseñanza primaria y luego de solicitar un permiso a la Alcaldía de La Habana se convirtió en un centro de segunda enseñanza.
La arquitecta narró que “la locación verdadera de lo que después filmó el cineasta Fernando Pérez en la película Martí, el Ojo del Canario en el Palacio de Aldama, todo eso sucedió aquí, en esas aulas y jardines interiores, en el patio donde los jóvenes leían y realizaban tertulias, porque Mendive fue un poeta relevante, y por tanto motivó en los estudiantes el escribir versos y leer los grandes libros de la literatura universal.
“Probablemente, fue él quien sembró en Martí la semillita, la avidez, por la educación en el más amplio sentido de la palabra”, comentó.
En relación con la obra restauradora, dijo “hemos querido que se hiciera un trabajo esmerado, no solo por lo que nos ha inculcado Leal (refiriéndose a Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad) sino por la connotación que tiene el edificio”.
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