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Debate constitucional: asistir y participar

Debate constitución Santiago de Cuba
Foto: De la autora.

No hay dudas de que el proceso de consulta popular del proyecto de Constitución de la República de Cuba ocupa el interés de la mayoría de las cubanas y cubanos, vivan o no en la Mayor de las Antillas.

Desde que comenzó la venta del folleto contentivo de tan importante material, resultó masiva la demanda de este, y tras el inicio de los debates —en centros laborales, comunidades y unidades militares— la hondura de las intervenciones y propuestas han dejado en claro las muchas motivaciones que estimulan el ejercicio del criterio en torno a nuestra Carta Magna.

Los medios de comunicación se han hecho eco de algunos de estos encuentros, en los cuales los cubanos se convierten en constituyentes al expresar sin limitación de ningún tipo sus opiniones, lo mismo para apoyar, proponer alguna supresión, o para sugerir una inclusión.

En la provincia de Santiago de Cuba, por ejemplo, fuimos testigos de una de estas reuniones, celebrada justamente el 13 de agosto, día en el que comenzó del proceso de consulta.

Tuvo lugar en el Jardín de las Enramadas, perteneciente al Sindicato del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, un centro en el que resultó evidente la preparación de los trabajadores para asumir el intercambio de ideas.

Cada cual con su proyecto de Constitución en las manos, y muchos de esos documentos, incluso, con anotaciones y subrayados personales en evidente demostración de que había sido estudiado.

Como resultado de ello se validó en la práctica la utilidad y el privilegio de esta consulta popular con esencia martiana: “Con todos y para el bien de todos”.

Según conocimos, en diálogo con dirigentes administrativos y sindicales del Jardín de las Enramadas, previo a la reunión se estimuló a los afiliados a leer e interiorizar el documento, única forma de que los que acudieron a la cita no solo estuvieran físicamente sino que también participaran activamente, con apego al objetivo supremo de este proceso.

Esa ha sido la norma en el desarrollo de la consulta, pero se dan, lamentablemente, excepciones como la del polifuncional del reparto Altamira, en la ciudad santiaguera, instalación recientemente abierta al público y en la que este miércoles 29 de agosto se sometió a debate el proyecto de Constitución.

Desde los primeros momentos resultó evidente que muy pocos conocían el contenido del folleto, que solo uno, entre la veintena de asistentes, tenía a mano.

¿El saldo? Una única intervención, notable, sin duda, pero insuficiente en un colectivo que al término del encuentro reconoció, desde la voz de algunos de sus integrantes, que no había consultado el texto en cuestión y por lo tanto era imposible opinar en torno a él.

Valga este ejemplo para la alerta oportuna en torno a una situación que bien puede evitarse, en aras de la que consulta popular cumpla con la esencia que la anima: propiciar la participación de los ciudadanos en la conformación de la Ley de leyes de nuestra República.

Tan altruista aspiración debe tener el acompañamiento de todos, y en los centros laborales les corresponde a la administración y al Sindicato, junto con el resto de las organizaciones que allí existan, estimular a los trabajadores a prepararse adecuadamente para, asistir, sí, claro está, pero tan importante como eso, para participar.

Gocemos de este privilegio, no alcanzado en todos los estados del mundo, de contribuir a conformar el documento político-jurídico más trascendente de una nación y hagámoslo, como ya hemos dicho, apegados al pensamiento martiano: “Con todos y para el bien de todos”.

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