A propósito del inicio de la temporada cubana de béisbol tres colegas se animan a opinar sobre el conjunto que más les ha marcado en casi 60 años de pelota revolucionaria. Se trata de verlo como generación, no por un resultado aislado. Las Villas de los años 80 y 90, la Aplanadora de Santiago de Cuba y el Industriales de Anglada se roban el protagonismo. ¿Usted tiene otro? Escriba y súmese a desentrañar juntos un feliz misterio de nuestro deporte nacional
• ¡Ahí viene la Aplanadora santiaguera!
• Huele a azúcar y viene del centro
¡Ahí viene la Aplanadora santiaguera!
Ernesto León
Quizás no vestían el uniforme más hermoso y hasta el calificativo de avispas era cuestionable por la falta de ese insecto en tierras orientales, pero desde los finales de los 90 se ganaron un calificativo a golpe de triunfos, de una ofensiva temible, de corona tras corona, de récord y más récords: la Aplanadora santiaguera.
Desde su cuartel general, el Guillermón Moncada, la corneta china y la conga contagió a sus miles de seguidores desde los bronces de 1996 y 1997, y el segundo puesto al año siguiente. Pero lo mejor llegaría con tres cetros en línea de 1999 a 2001, tercer y último conjunto hasta hoy que ha podido lograr tal hazaña (antes lo hizo Industriales y Villa Clara) en las Series Nacionales.
Bajo la guía de Higinio Vélez, la poderosa artillería indómita era temida porque no había respiro ante Luis Miguel Navas, Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Gabriel Pierre, Fausto Álvarez, Rolando Meriño, Ariel Cutiño, Rey Isaac, Manuel Benavides, Pedro Poll y Reutilio Hurtado, por solo mencionar algunos de los titulares que no solo fueron grandes peloteros de su provincia, sino de Cuba.
Y si recordamos a los encargados de tirar las serpentinas, desde el box Norge Luis Vera y Ormari Romero eran casi invencibles, con Osmel Cintra, Wilson López, Jorge Tissert y Rubén Rodríguez en funciones de apoyo, y muchas veces decisivas. Todavía el récord de 11 éxitos sin revés en los play off de la XXXIX edición sabe a eternidad y perfección, pocas veces visto en un conjunto beisbolero.
A la hora de defender a esta Aplanadora como el mejor equipo debo agregar que fue una generación que maduró al lado de los Evenecer Godínez, Jorge Luis Alemán, Braudilio Vinent, Jorge García, Modesto Larduet, Fidel García, entre otros que igualmente marcaron una historia tras la aparición de Santiago de Cuba en nuestras campañas, como heredero de un Orientales que se impuso en 1967 con la dirección de Roberto Ledo.
De los tres títulos en línea guardan lugares especiales en la memoria la lechada de Vera a los Industriales en el Latino en 1999, que cambió el rumbo de esa postemporada; y el jonrón de Pacheco al mismísimo Pedro Luis Lazo en el 2001.
Por supuesto, también hay decenas de jugadas defensivas, batazos oportunos y relevos de leyenda que sus seguidores no olvidan e hicieron más caliente a una tierra que impresionaba por el talento beisbolero reunido. Por esa razón y no otra, una segunda versión de la Aplanadora renacería cuatro años después, cuando muchos de aquellos peloteros tomaran el camino del lógico retiro. Ganaron tres oros y una plata, dos de ellas consecutivas. Sin embargo, la imagen más perdurable sigue estando en la que diera origen a un sobrenombre ya inmortalizado en la historia o recuentos del béisbol cubano de todos los tiempos.
El “Rey” león
Jorge Luis Coll Untoria, estudiante de Periodismo
Por la historia de las Series Nacionales han pasado conjuntos emblemáticos que han dejado una marca imposible de borrar. Uno de esos equipos fue la selección de Industriales que, bajo el mando de Rey Vicente Anglada, alcanzó el campeonato en el 2003, 2004 y 2006.
Después de esto, el combinado azul se ha visto envuelto en numerosas dificultades para conquistar el título de Cuba, obtenido por última vez y contra todo pronóstico en el 2010, con Germán Mesa como director.
Herederos de aquellos Leones que consiguieron cuatro cetros seguidos en la década de los sesenta del siglo pasado, bajo la batuta de Ramón Carneado y con Pedro Chávez, Urbano González y Alfredo Street de líderes sobre el terreno, los Industriales de la “era Anglada” fueron, tal vez junto a Santiago de Cuba, el último equipo que logró dominar la Serie Nacional cuando todavía era bastante reñida y con estándares de calidad superiores a los de años venideros.
Los triunfos de esos azules florecieron ante dos de los grandes de los clásicos cubanos: Villa Clara y Santiago de Cuba. Además, en la temporada 2002-03 los peloteros de la capital impusieron un nuevo récord de victorias para un torneo de 90 juegos, pues llegaron a hacerse con la victoria en 66 ocasiones.
Todos recuerdan las finales del 2003 y 2004, cuando las naranjas explosivas de Víctor Mesa sufrieron dos barridas de 4-0 en los play off ante la tropa capitalina, o los duelos entre Leones y Avispas, quienes saldaron sus enfrentamientos con un título para cada uno en el 2006 y 2007, respectivamente.
La nómina de los industrialistas contaba con varios de los mejores peloteros del país. Javier Méndez, Enrique Díaz, Antonio Scull, Yadel Martí, Arleys Sánchez, Yoandri Urgellés, Kendry Morales, Carlos Tabares y Alexander Malleta, por solo mencionar algunos, llevaron por buen camino a una sólida selección, que supo reinventarse ante los constantes contratiempos impuestos por el éxodo de peloteros.
Después de ocho años sin campeonato y una afición hambrienta de éxito, Anglada llega otra vez a la dirección del equipo. Ahora parece que el reto es mayor, pero los más fieles seguidores del conjunto no pierden las esperanzas de volver a ver, en lo más alto, al “Rey” león.
Huele a azúcar y viene del centro
Daniel Martínez, periodista de Prensa Latina
Cuando nos involucramos en un debate beisbolero nos abordan pasiones que confirman lo necesario que es para nosotros esa parcela del patrimonio nacional. Real, directa y emocional, la pelota nos estremece. Hoy les propongo arar un poco en la nostalgia. Solo les pido intentar desprenderse de esa camisa llamada exaltación, para tratar de desentrañar juntos este feliz misterio que convoca.
Seguramente los más veteranos recordarán a los célebres Industriales que se coronaron cuatro veces consecutivas en los años 60 del siglo XX. Otros quizás perpetuarán a los poderosos Vegueros y Pinar del Río de los 80 y 90, que armados de formidable pitcheo, excelente defensa y una metralla poderosa al ataque bailaron varias veces con la gloria.
Algunos también enarbolarán a los equipos de la capital de finales de los 80 y principios de los 90. Y no faltarán quienes asumirán que la Aplanadora santiaguera de las postrimerías de los 90 e inicios del siglo XXI, es la mejor selección de nuestros clásicos. Con una munición capaz de quebrar el más férreo de los blindajes creó un sólido reinado (ojo, gozaba de buena defensa y certero cuerpo de lanzadores).
Sin embargo, nuestra humilde opinión pretende desafiar a todas esas estirpes beisboleras. La escuadra más poderosa fue Las Villas, que en la conclusión de la década de los setenta y hasta finales de los ochenta, sembró el sobresalto en sus rivales de las Series Selectivas (para muchos la justa de más nivel que hemos tenido).
Aquel grupo contó con una ofensiva que incluyó durante un período a hombres como Amado Zamora, Pedro Jova, Víctor Mesa, Pedro José Rodríguez, Antonio Muñoz, Lourdes Gurriel, Miguel Rojas, Sixto Hernández y Alberto Martínez. Su amparo en el campo se sustentó en una admirable línea central, en tanto sus serpentineros, a pesar de no ser los mejores de la época, cumplieron su cometido.
La tesis que proponemos, sin introducirse en estadísticas profundas por falta de espacio, se sustenta en que la escuadra villareña superó a planteles muy completos, dueños de un pitcheo superior y que poseían contundentes ataques y gran defensa. Ello sin olvidar que fue la etapa de mayor nivel del béisbol cubano, no obstante algunos afirmen que el bate de aluminio fue un gran aliado.
La intención de lo expuesto no ha sido tratar de imponer el parecer que defendemos. El propósito es que usted indague, desempolve archivos y polemice. Ahí estaría el verdadero premio para este servidor, que ama la pelota y añora un pasado rico en espectáculo y resultados. Esa generación de Las Villas continúa como nuestra favorita. ¿Qué dice usted?, le reto con deportividad.