Recibimos la respuesta a la queja aparecida en esta sección el 28 de mayo último sobre irregularidades detectadas en el mercado de 17 y K, en el Vedado.
Se trata de una copia de la carta enviada por Alexei Rivero Molinet, jefe (psr) del Grupo Mercados EJT La Habana, a Yalina Garbey Rivera, jefa de la dirección de Protección al Consumidor del Ministerio del Comercio Interior, en la que, si bien inicialmente expone que no abriga el “ánimo de justificar ninguna de las dificultades y deficiencias que hoy existen en la comercialización de productos agropecuarios”, a continuación ofrece varios argumentos a partir de los cuales impugna la actitud del reportero firmante de la foto crítica y su respectivo texto.
Ante todo debo precisar que es inaceptable que califique como “incorrecta” la labor periodística ante una evidente irregularidad en la venta. El ciudadano o el periodista más bien tiene el derecho, no la obligación, de dirigirse a la “administración del mercado o a su instancia superior y comunicar su reclamación antes de publicar su inconformidad en un órgano de prensa de alcance nacional…”, como expresa la citada misiva.
En esa carta Rivero Molinet afirma que las fotos “no fueron tomadas en el lugar donde se produjo el hecho”, y es lógico, pues nadie llevaría consigo un plato para, como fue mi caso, limpiar los granos y extraerles una anormal cantidad de objetos extraños, lo cual parece que ocurre con demasiada frecuencia en otros sitios, ya sean estatales o privados, incluidos los que se expenden por la canasta familiar, según comentarios llegados a esta redacción.
Personalmente visité el mercado de 17 y K dos días después, el miércoles 30 de mayo, y aprecié que los vendedores de esas legumbres estaban extrayéndoles las impurezas en las mesas donde se exhiben, hecho que me satisfizo y elogié.
Supongo que tal procedimiento derivó de una de las medidas adoptadas al siguiente día de aparecida la crítica, de hacer un muestreo al ciento por ciento del garbanzo y de los frijoles colorados, en los que —apuntan— no encontraron el volumen de impurezas reflejadas por este periodista.
Hubiese sido interesante, en el momento en que detectamos los frijoles con suciedades tales como tierra, piedras, hojas secas y fragmentos de tallos, haber podido encuestar a los “clientes” que en “un porciento mayoritario” contestaron “de forma positiva en cuanto a la calidad de los productos que se ofertan y al trato por parte de los dependientes”.
Esa última expresión huelga en el texto del funcionario, pues en modo alguno cuestionamos la calidad de las viandas, frutas y vegetales que allí se expenden, ni el comportamiento de los vendedores.