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Los africanos jamás lo olvidarán

Todavía puedo sentir la energía de Fidel Castro Ruz. (…) No tenía la postura de una persona que quiere que su presencia y poder se sientan. Me hacía mejor en su compañía… mejor en el sentido de querer mejorar la vida de los demás. Son las palabras de Mac Maharaj, quien fuera secretario adjunto del proceso de negociación para terminar con el régimen del apartheid y ministro de Transporte durante la presidencia del Premio Nobel de la Paz Nelson Mandela.

Cuba fue el primer país que Mandela visitó después de su liberación. En esa ocasión (1991), Madiba se dirigió a los cubanos para expresarles su agradecimiento en nombre de todos los pueblos de África. Foto: Fidel Soldado de las Ideas

Maharaj conoció al Comandante en Jefe en 1987, cuando Cuba ayudó a preparar a cuadros para la contienda en Sudáfrica. El líder cubano marcaría entonces al político de origen indio: “Nuestras interacciones (…) reforzaron un mejor entendimiento del significado de la libertad por la que estábamos luchando”.

Fidel se había convertido en una fuente de inspiración en diversas regiones del planeta, y en particular, en la africana constituía un ícono de los ideales libertarios. Su nación era la única de fuera del continente que derramaba sangre contra el colonialismo y la opresión racial en la zona.

 

“No titubeó en darnos toda la ayuda”

Apenas habían transcurrido dos años del triunfo revolucionario y desde nuestra tierra partía un barco hacia Argelia. La nave, que regresaría más tarde con un centenar de niños huérfanos y heridos de guerra, llevaba armas a las fuerzas argelinas que estaban combatiendo contra el ejército francés. El cargamento incluía cañones, obuses de 105 milímetros y abundante parque.

De esa forma se recuerda en el libro Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet, lo que sería el germen de las campañas internacionalistas de Cuba en África en apoyo a los movimientos de liberación nacional y contra el apartheid. A partir de entonces, la solidaridad llegaría a varios territorios, como Guinea-Bissau o el Congo Belga, donde estuvo presente Ernesto Che Guevara.

Fidel es recibido por Agostinho Neto, primer presidente de la República Popular de Angola, en el aeropuerto de Belas, el 23 de marzo de 1977. Foto: Fidel Soldado de las Ideas

Pero la misión más justa, prolongada y masiva, según Fidel, fue la desarrollada en Angola (Operación Carlota), que en 15 años involucró a más de 300 mil combatientes y cerca de 50 mil colaboradores civiles. Desde allí se hizo sentir la ayuda a los pueblos de Etiopía, Namibia o Zimbabue. El apoyo consistía fundamentalmente en la formación de dirigentes, el envío de instructores, médicos, tropas y materiales.

Darle un sentido completo a tales hechos —que también condujeron a la emancipación de Sudáfrica— remite a una explicación del Comandante en Jefe: “(…) Una derrota ponía en riesgo la Revolución. Todos esos años nos estuvimos jugando nuestro propio proceso. Aquí no podían vencernos. A nosotros sólo podían derrotarnos allá en Angola. Era demasiado lo que estaba en juego, mucho más de lo que algunos puedan imaginarse.

“(…) La hazaña de Angola, la lucha por la independencia de Namibia y contra el apartheid fascista fortaleció mucho a nuestro pueblo, son un tesoro de extraordinario valor”, aseguró en la entrevista a Ramonet.

Sin embargo, al revisar la historia, disímiles estudiosos coinciden en señalar que el papel de la Mayor de las Antillas en las luchas por la independencia africana no ha sido suficientemente abordado.

Su importancia, no obstante, sí es reconocida por el pueblo de esa región, que aún percibe a Fidel como uno de los grandes héroes del siglo XX.

Así lo hizo constar Jacob Zuma, expresidente de Sudáfrica, en el homenaje al líder efectuado en noviembre del 2016 en La Habana, con motivo de su fallecimiento. El exmandatario recalcó que a 10 mil kilómetros de distancia, este archipiélago “no estaba buscando oro, ni diamantes, ni petróleo; los cubanos solo querían ver la libertad, querían ver también el fin del tratamiento de África como si fuera un terreno de juego para las naciones poderosas mientras que los pueblos sufrían”.

En ello había concordado años atrás el entrañable amigo Nelson Mandela, quien permaneciera en la cárcel durante más de un cuarto de siglo por luchar contra la opresión de los negros en su tierra. Después de ser puesto en libertad, Madiba expresaría: “¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África?”.

El Premio Nobel siempre agradeció la mano extendida, pues sabía que la derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para todo el continente. “Lo que ha hecho Fidel por nosotros es difícil poder describirlo con palabras: primero en la lucha contra el apartheid no titubeó en darnos toda la ayuda, y ahora que somos libres tenemos muchos médicos cubanos trabajando aquí”, consideró en otra oportunidad.

 

Un legado que perdura

 Al finalizar la guerra, la cooperación impulsada por el Comandante en Jefe se mantuvo en sectores diversos. Los servicios y la educación en el ámbito médico se convirtieron en los principales baluartes desde que en 1963 partiera hacia Argelia la primera brigada cubana de ese tipo.

El 2014 marcó un hito importante, cuando 268 colaboradores pertenecientes al Contingente Internacional Henry Reeve (para el enfrentamiento de desastres y epidemias) viajaron a tres naciones afectadas por el virus del Ébola y ayudaron a salvar cientos de vidas.

La primera visita del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz a África tuvo lugar en mayo de 1972, como parte de una gira que culminó más de dos meses después en Moscú. En la imagen, el presidente de Guinea, Ahmed Sékou Touré, junto al líder histórico de la Revolución cubana. Foto: Fidel Soldado de las Ideas

Más recientemente, Cuba ha prestado colaboración en salud a 30 Estados del área, de acuerdo con un informe del 2017 de la Unidad Central de Cooperación Médica. Esta es una contribución relevante si se tiene en cuenta que el continente necesitará un millón de médicos en la próxima década para satisfacer las necesidades de intervención básica, según precisa la Organización Mundial de la Salud.

El camino compartido y la solidaridad —que también ha significado la graduación de más de 30 mil estudiantes africanos— suscitan hoy gratitudes a Fidel desde el espacio geográfico donde se dice que comenzó la vida. Su cercanía y hermandad hacia ese territorio sanó en buena medida un vínculo que había sido manchado en sus inicios por la esclavitud.

Tras el fallecimiento del líder cubano, personas de toda África acompañaron a nuestro pueblo en su tristeza y mostraron admiración por quien fuera un modelo de revolucionario. El político Mac Maharaj fue uno de los que compartió su testimonio: “El mundo siempre sabrá que alguna vez hubo un hombre llamado Fidel Castro. Los africanos jamás lo olvidarán. Sus incansables ideales anticoloniales y antiapartheid garantizan un lugar especial para él en los corazones de los sudafricanos”, aseguró.

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