Pocos líderes mundiales han sido inspiración y concreción plástica de tantos artistas del lente como Fidel Castro Ruz. Pocos hicieron gala de tanto carisma; pocos “supieron estar” frente a una cámara, sin proponérselo, para lograr retratos icónicos.
Claro, más allá de su innegable plasticidad (el perfil griego tan celebrado, la intensidad de su mirada, la barba característica), Fidel fue fotografiado por su obra titánica, su brillante personalidad, su largo y provechoso itinerario.
La exposición ¡Fidel! —abierta en la galería El reino de este mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba, en ocasión del aniversario 92 del natalicio del líder de la Revolución cubana— reúne piezas de algunos de los más renombrados fotógrafos cubanos del siglo XX, que no pudieron escapar (ni quisieron) del inmenso influjo del Comandante en Jefe.
Osvaldo Salas, Raúl Corrales, José Agraz, Liborio Noval, Luis Pierce, Ernesto Fernández, Roberto Salas, Roberto Chile: al recorrer la muestra se hace evidente que los valores de estos retratos e instantáneas van más allá del mero testimonio. Hay vuelo; hay lirismo; hay búsqueda formal; hay, incluso, metáforas que por momentos superan el contexto de la fotografía para recrear el símbolo.
Algunas de las piezas de Roberto Chile (centradas en detalles reveladores) pueden ser ejemplos de ese concepto.
Pero hay otra vertiente más épica, muy bien representada, que muestra a Fidel en la Plaza de la Revolución, frente a un mar de pueblo; Fidel junto a figuras históricas de la política y el arte; Fidel trabajando en un cañaveral o descansando en una hamaca: el mito y el hombre.
Esta exposición, según la presidenta del Consejo Nacional de Artes Plásticas, Norma Rodríguez Derivet, es una obra de amor a Fidel Castro Ruz. Pero es, también, muestrario de una vida excepcional con aristas singulares que estos fotógrafos tuvieron el privilegio de eternizar.
Estará abierta todo el mes de agosto.
