Cuando le pregunto su nombre hilvana un juego de palabras: “Reinaldo es más joven que Upita. A los seis años, el día que la maestra me llamó por primera vez, supe que era Reinaldo Espinosa Collazo; le dije: yo soy Upita, y hasta le pregunté a mi mamá; entonces ella me explicó que sí, que ese era el verdadero, pero que desde muy pequeño mi abuela me decía Upa, y se quedó Upita”.
Este bonachón, quien se define como “un guajiro enamorado del plantón de caña”, es presidente de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Rigoberto Corcho, de Artemisa, y fue electo como el primer delegado directo a la II Conferencia Nacional del Sindicato Azucarero, que se celebrará en octubre próximo.
Durante 14 años fue operador de combinada, Vanguardia Nacional y dirigente sindical, y representó a Cuba en eventos internacionales de la Unión de Jóvenes Comunistas, y nacionales como congresos del Partido y de la Central de Trabajadores de Cuba. “Cuando cortaba caña me medía yo solo, ahora me evalúan por los resultados de los 339 trabajadores que tiene la UBPC”.
La Rigoberto Corcho resultó la primera en poseer tres combinadas del modelo brasileño Case, una de las cuales fue operada por Upita. “Este ha sido mi único centro de trabajo desde 1987; comencé como obrero agrícola, pasé un curso de mecanización azucarera, y en el 2006 me dieron la tarea de administrar la cooperativa.
“La UBPC estaba en bancarrota, llena de bosques de paraíso y de marabú, con 500 hectáreas sembradas de caña; hubo un mes que solo quedaron 300 pesos de utilidades, no se podía repartir nada; no había vacas ni cerdos ni frutales. Tuve que dirigir el autoconsumo porque no estábamos sin comida, y el primer año de la cosecha de arroz perdimos 80 mil pesos; sin embargo, en el 2017 su venta aportó dos millones.
“Hay que trazarse estrategias y lograr que los hombres respeten tu trabajo. Ahora realizo una labor más integral que cuando cortaba caña; el año pasado la producción mercantil fue de 10 millones 700 mil pesos; de estos 5 millones 300 mil fueron de caña, lo demás de arroz, frutales, conservas, carne, leche, materiales de construcción de la minindustria, y los aportes de la brigada de construcción que brinda servicios a terceros. Somos fuertes productiva y económicamente”.
La diversificación, base de la sostenibilidad
“Cuando se aprobaron las 17 medidas para las UBPC, buscamos perfiles de desarrollo económico para hacerlas sostenibles, diversificamos la producción, y la tecnología respalda los rendimientos de 66 toneladas por hectárea, por lo que estamos creciendo aún más en la siembra de la gramínea con el propósito de llegar a las mil 400 ha para aumentar las entregas a los ingenios. Al término de nuestra zafra cortamos caña en otras unidades, lo que ayuda a mantener activa la maquinaria y a aumentar los ingresos.
“Para el año 2021 esperamos entregar unas 100 mil toneladas cada año, lo que está respaldado con la entrada de dos tractores chinos e igual número de niveladoras, un banco de semillas de calidad, sistemas de riego por enrolladores y dos nuevos por goteo, pues tenemos agua suficiente para estas inversiones ya que nos encontramos en el Estrecho Mariel-Majana, con abundante agua en el subsuelo.
“A la Rigoberto Corcho la define la estabilidad de su fuerza laboral, la cual ha permitido incrementos sostenidos del salario y el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores. Los 240 pesos mensuales que ganábamos antaño, quedan solo en la memoria, pues ahora el promedio supera los mil 280, y son los sembradores de caña y los operadores de combinada los que más devengan”.
Volvería a cortar caña
Upita es optimista y muy cuidadoso de cada tarea de la UBPC, de las relaciones con sus subordinados y de la defensa de continuar mejorando las condiciones de trabajo. Su mayor insatisfacción es la falta de transporte, tanto para las gestiones administrativas como para el traslado del personal, que tiene que hacerlo por medios propios a falta de un ómnibus o de camiones.
“Si tengo que volver a cortar caña con una combinada lo hago, en definitiva de ahí salí, le conozco a ese trabajo. Siento pasión por lo que hago, por saber lo que estoy haciendo y lo que representa una persona disgustada en el colectivo. Los éxitos de la cooperativa se los atribuyo a la junta directiva y a un colectivo muy dispuesto, los obreros nunca se equivocan, el único que puede hacer milagros es el hombre”.
Un estilo muy propio se ha arraigado en la labor de este dirigente administrativo-sindical-delegado de circunscripción: “Hay que hablar todos los días con los obreros, de la producción, de los problemas nacionales e internacionales; hay que entusiasmar a la gente con cada tarea, porque la riqueza hay que producirla. En una UBPC, donde el bien es colectivo, hay que rendir cuenta todos los días”.