Frank País García fue un hombre de su tiempo y para todos los tiempos, su sangre se convirtió en abono que tornó más fuertes las raíces de la patria, y de su ejemplo emanó una enseñanza: “Cuando quede un solo cubano que crea en esta Revolución, ese cubano seré yo”.
Maestro, hijo, hermano, persona enamorada y patriota sin par, su legado resulta imperecedero y su memoria se aviva este 30 de julio en el aniversario 61 de su asesinato, junto a su compañero Raúl Pujol.
Con apego a la máxima martiana: “La capacidad de un pueblo para hacer héroes se mide por el respeto que se les tributa a los que lo han sido”. Santiago de Cuba, su ciudad natal, en nombre del pueblo de Cuba, rinde honores a quien fuera jefe nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, y por intermedio de él a los mártires de la Revolución cubana en el día a ellos dedicado.
Desde las primeras horas de este lunes, diferentes sitios de la ciudad vinculados a la labor del intrépido jefe clandestino serán visitados por combatientes, trabajadores, federadas, cederistas y jóvenes.
Serán colocadas ofrendas florales en el Callejón del Muro —donde fuera baleado el organizador del alzamiento armado del 30 de noviembre de 1956— en la calle San Germán, a escasos metros de allí, donde ametrallaron a Pujol, y en la Placita de los Mártires, parque en el que jóvenes como Frank se reunían a soñar la libertad de Cuba.
Como es tradicional, al filo de las cuatro de la tarde miles de personas volverán sobre los pasos de quienes 61 años atrás siguieron por calles santiagueras los féretros de ambos revolucionarios, en lo que se convirtió en multitudinaria expresión de duelo popular y repudio al sanguinario régimen dictatorial de Fulgencio Batista.
La peregrinación partirá desde la intersección de Heredia y Clarín, donde fuera velado Frank, y llegará al cementerio de Santa Ifigenia, hasta el panteón familiar que guarda los restos de quien fuera calificado por Fidel como “el más valioso, el más útil, el más extraordinario de nuestros combatientes”.