Por Rudens Tembrás Arcia, enviado especial
Barranquilla.- Atacar primero, llevar siempre la iniciativa y pensar solamente en cómo marcarle a sus rivales fue la filosofía que llevó a la taekwondoca Tamara Robles (53 kg) a la medalla de oro en los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, con sede acá hasta el 3 de agosto venidero.
En el coliseo del Colegio Marymount, en las afueras de Barranquilla, camino a la playa, el silencio fue quebrado durante horas debido a las justas del deporte de las patadas voladoras, y una cuota de esa alegría la puso Cuba.
En el colchón, los taekwondocas lidiaban sus batallas, pero en las gradas lo hacían los suyos todo el tiempo: Cuba, Cuba, Cuba; Colombia, Colombia, Colombia; Panamá, Panamá, Panamá, se escuchaban entre otros tantos cánticos.
Y en esa agradable locura, Cuba festejó la «frescura» de una chica de 16 años, apenas campeona nacional de la Isla y quien vive su segunda presentación allende los mares: Tamara fue un «roble» que poco a poco melló los «filos» de sus tres oponentes.
En cuartos de final dispuso de la dominicana Mayerlín Mejías por 26-4; en semifinales de la mexicana Linda Torres por 25-7; y en la final de la panameña Carolena Cartens, nada menos que la campeona panamericana y una de las mejor ubicadas en el ranking universal.
Ese combate comenzó metido en un volcán, al punto de finalizar el primer período con ventaja para la del Istmo por 10-0. Sin embargo, en lo adelante la historia dio un giro total y la antillana se impuso en tiempos de 12-3 y 9-3.
«Desde que vine sabía que era nueva, que estaba en desventaja con las demás, pero estaba segura de lo que quería y me entregué asalto por asalto hasta llegar a la final y lograr la victoria. Estoy muy contenta por eso y no me lo creo», dijo la muchacha antes de quebrársele la voz ante las cámaras.
Pero si tuvo fuerzas para ganarle a mujeres más experimentadas que ella, nada impediría que fluyeran sus palabras. Tomó un aire y continuó: «Salí perdiendo en la final, pero no me presioné porque esos puntos no son diferencia en mi deporte, y el combate no se acaba hasta que se acaba, hasta el último minuto. Sabía qué hacer y lo que me indicaron desde la esquina», explicó más calmada.
Y entonces quedó tiempo para los agradecimientos, esos que vienen a la mente cuando la gloria toca a la puerta: «Mi gratitud a todos los que hicieron posible que yo estuviera aquí, y a mi madre que me espera con ansias en Cuba. También a los entrenadores y amigos, a todos en general. Los quiero mucho», dijo antes de rendirse a unas lágrimas de tranquilidad y descanso.
El presidente de la Federación Cubana de Taekwondo, Iván Fernández Quirós, lideró la hinchada cubana en el graderío y ofreció declaraciones tras estrechar en una abrazo a la Robles.
«Estamos muy emocionados porque esta niña no tenía ni pronóstico de medallas, pues tiene 16 años de edad y aunque es la campeona nacional de los 53 kg, es la segunda vez que pisa un escenario en el extranjero. Y lo hizo tan bien o mejor que varios de los medallistas mundiales que hoy compitieron acá», comentó eufórico.
«Vencer en la final a la campeona panamericana le pone más sabor y brillo a este triunfo, y demuestra que el taekwondo cubano se está levantando», agregó.
En la propia jornada, Cuba obtuvo bronce a través de Miguel Aguiar, quien tras vencer en cuartos de final al nicaragüense Clark López por 15-6, cedió en semifinales ante el tico Juan Soto, a solo segundos del cierre del pleito.
Yosmaylis Ferrer (46 kg) y Guillermo Arias (54 kg) perdieron en sus primeras presentaciones ante la mexicana Brenda Costa (4-2) y el guatemalteco Nelson Acajabón, por ese orden.
Al respecto, Fernández Quirós comentó que «comenzar bien para cualquier delegación es importante, no esperábamos este triunfo y además sacamos una medalla de bronce. Eso es un éxito, cuando la «batería fuerte» de Cuba está por llegar, viene con todo y va por más».
La fiesta, la celebración, quedó en el atestado coliseo, mientras estas líneas comenzaban a nacer..