Valdría la pena, como excepcional oferta de la televisión cubana, trasmitir una selección de las crónicas periodísticas del colega Julio Acanda García (Isla de la Juventud, 1961) incluidas en las emisiones dominicales del Noticiero Estelar, pues la mayoría constituyen admirables pasajes de la historia, la cultura y la sociedad insulares, en breves minutos narradas a través del singular estilo comunicativo del también destacado investigador, locutor y director artístico, quien acaba de representarnos en el recién concluido X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba.
Por tal motivo fuimos al encuentro de este excelente comunicador, acreedor de disimiles lauros, entre ellos los premios Juan Gualberto Gómez, el Caracol en varias ocasiones, el 26 de Julio, el Patria, el Violeta Casal, el de la Sociedad Antropológica de Cuba, el reconocimiento Gitana Tropical, el Diploma por los 50 años de la Televisión Cubana y el de la Popularidad durante varios años consecutivos.
Julio, ciertamente, dispone de poco tiempo libre. Conversar con él es engorroso. Su vida actualmente no solo está entregada a las actividades informativas e investigativas, sino también a la conducción de un esperado espacio de la pequeña pantalla: Entre amigos; la locución durante diez años del informativo Habana Noticiario, del Canal Habana; y la dirección artística de uno de los más emblemáticos centros nocturnos de la capital: el Café Concert El Gato Tuerto, espacio promotor del feeling y de lo mejor de la canción cubana.
Él comenzó a hacer crónicas para poder “clasificar en los noticieros. Encontré la fórmula cuando me di cuenta de que el público de la isla grande no conocía la isla chiquita (Isla de la Juventud). Con esa premisa hice mis primeras crónicas sobre la isla del tesoro, su fauna, su flora, y sus gentes, con arraigado sentido de insularidad. Este es un género que precisa de un lenguaje conciso, sin adjetivos redundantes, concentrando el interés en la sobriedad de la historia, sobre la cual hay que crear cierta atmósfera. Las emociones hay que dejárselas a los espectadores”.
Este profesional creador emprende sus relatos valiéndose de una pequeña y vieja cámara de video que siempre le acompaña. Posteriormente, su amigo y editor Adrián E. Migueles se encarga de adecuar para el breve tiempo de la trasmisión televisual los proyectos pensados para el NTV, muchos de los cuales devienen valiosas y complementarias lecciones sobre Cuba y su gente, nuestras costumbres e identidad; así como referencia de distintos acontecimientos y peculiaridades de esta ínsula y de otros países.
Recuerdo sus trabajos relacionados con los vínculos entre Rosita Fornés y el simbólico Hotel Nacional, con motivo del cumpleaños 95 de la vedette; el del bicentenario Cementerio de la Recoleta, en el barrio homónimo de Buenos Aires, Argentina, una “belleza que ha inspirado la muerte” y donde reposan los restos de Evita Perón; la visita a la vivienda de Jorge González, un periodista que vive en Cancún, México, y que atesoró durante más de 40 años los negativos sin revelar de las imágenes tomadas por el fotógrafo uruguayo Nacho Grieco al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante su visita a ese país; y el recorrido por el lugar donde fueron asesinados los siete estudiantes de Medicina, una historia que “necesita ser contada de generación en generación”.
Insuperable la crónica inspirada en la participación popular en los funerales del líder histórico Fidel Castro Ruz, con videos y fotos hechos por el pueblo “desde ángulos donde difícilmente llegaría un camarógrafo profesional”, que propiciarán que a las nuevas generaciones pueda explicárseles “que sus abuelos, jóvenes ahora, en el 2016 fueron parte de estos días de la historia de Cuba que ya para entonces se enseñará con orgullo en las aulas del futuro”.
Otras particularidades han sido registradas por la cámara de Acanda durante sus recorridos por Francia, Turquía, Finlandia y Japón, los más recientes —ha visitado numerosos países de todos los continentes—, para permitirnos conocer la diversidad del mundo, los sentimientos y emociones de quienes poseen culturas y costumbres diferentes, pero a los que nos une la humanística condición de existir.
Julio ha dicho que estos reportes de sus viajes al exterior son debido a sus traslados con fines académicos y personales. “Me resultaría de un egoísmo extremo no compartir esas experiencias y sería una imperdonable desidia profesional no convertirlas en crónicas que en realidad agrupan muchos géneros periodísticos”.
Sus creaciones para la televisión informativa son de lujo, por su elevado nivel investigativo y por su concepción artística. Vale mencionar, además, las que hace poco hizo en algunos lugares de Mayarí, a algunos de los cuales accedió en mulas. Reportes de valor histórico como el de la batalla librada contra los españoles por Antonio Maceo en San Ulpiano; las soberbias casas de madera de Preston, donde funciona el carro fúnebre más viejo de Cuba, armado por los vecinos en 1934; y la zona donde apareció la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Monumento Nacional prácticamente destruido. Emocionante fue su cariñoso encuentro con Carilda Oliver Labra, la excelsa poetisa matancera, quien despidió la cita con su célebre poema Me desordeno, amor, me desordeno.
Este hombre alto, maduro, amigable, de pelo totalmente rasurado, de ágil andar, exigente y excelente fabulador lleva en su sangre la afición por narrar historias con frescura, vigencia e interés, que trascienden al público aún después de su salida al aire. Esa atracción televisual es favorecida, además, por su buena dicción —a los nueve años animó el programa radial Cosas de mi escuela, en su ciudad natal—, su prestancia y su sólida formación cultural.
Tras concluir sus estudios preuniversitarios —etapa en la que hizo el programa Fiesta estudiantil, en Radio Caribe— matriculó en la Facultad de Periodismo de La Habana. Posteriormente retornó a Isla de la Juventud y comenzó a desempeñarse como corresponsal del NTV en ese territorio. Cuando se inauguró el telecentro Isla Visión, conformó el equipo de reporteros de esa planta alrededor de los años 90 del pasado siglo. Varios años después, recibió la oferta del NTV de trabajar en la capital; época de la que recuerda el programa Al Mediodía con Julio Acanda, que ganó preferencia popular y en el cual surgió la ya célebre frase que lo identifica: “Qué bueno que están con nosotros…”.
Entre sus investigaciones más sobresalientes se encuentran las concernientes a un segmento de la vida de José Martí transmitidas en la serie televisiva Tras las huellas de la historia —70 capítulos—, donde expuso las experiencias del Héroe Nacional de Cuba durante su estadía en Estados Unidos: “Comencé su filmación en la finca El Abra, en la Isla de la Juventud, y luego recorrí el mundo martiano en otros 10 países”, dijo. Le siguieron Somos Cuba —50 capítulos—, memorias extraídas entre gentes humildes.
Además de su respetada dirección artística en el Gato Tuerto, Acanda ha participado en infinidad de musicales bajo la dirección del experimentado Julio Pulido, de quien, según dice, “aprendió mucho sobre las tácticas y técnicas que debe observar un programa musical para que tenga todo lo que al público le atrae”.
Los recursos personales de Acanda como comunicador y su forma de presentar las noticias han incitado estudios en los estudiantes de Periodismo, entre los cuales se han hecho dos tesis de grado sobre su trabajo. Para él los periodistas —labor a la que ha dedicado toda su vida— debemos de “reflejar la realidad con inmediatez”.
Infinidad de anécdotas quedan por reseñar sobre este valioso compañero para quien, como dijo Martí, “Patria es Humanidad”, y cuyos sentimientos afectivos se extienden, en primer lugar, a la persona que lo crió y a su hijo, porque “eso también es Patria”.
[box title=»Más de Julio Acanda» box_color=»#f9bf7d»] Julio Acanda ha realizado en vivo la locución de programas especiales sobre diferentes eventos del país.Durante cinco años hizo la conducción del Noticiero del Mediodía de la tv cubana, y por similar tiempo Orígenes.
Ha sido narrador de doblaje para el cine.
Ha integrado el tribunal de evaluación para jóvenes locutores.
Otros de sus documentales destacados (27 minutos) son: Un paraíso para vivir (1998), Río Encantado (1990), Vivencias (1990), Moneda al Aire (serie de 8 capítulos, 1995-2001).
Trabajó en la conducción del programa de la TV La descarga, dirigido por Julio Pulido.
A su cargo ha tenido la dirección, el guion y la presentación de innumerables espectáculos dentro y fuera de Cuba, entre ellos el Concurso de la Canción Adolfo Guzmán, la dirección artística de las galas de inauguración y clausura de la Feria Internacional de Turismo en Cuba, México y Alemania; además de las de premiación de los festivales de la TV, entre otros muchos desempeños artísticos. [/box]