Los medios de comunicación, con el paso de los años, repiten historias, nombres y estadísticas deportivas (en especial del béisbol) que quedan en la memoria tal y como alguien lo contó o escribió una vez, aunque estén cargados de errores. Poco a poco, los investigadores documentan y rectifican algunos de estos en busca del verdadero conocimiento.
Martín Socarrás Matos, licenciado en historia y con más de 30 años hurgando en archivos, periódicos, revistas y demás publicaciones, es de las voces más autorizadas para aclarar imprecisiones de nuestro deporte nacional con ejemplos concretos que un solo trabajo periodístico no cambiará por muchas pruebas que muestre, aunque todo lo que diga sea cierto. Repasemos los apuntes enviados a Trabajadores por el experto.
El Diamante Negro: Su nombre oficial era José Méndez Báez. Brillaba tanto en el box, por su velocidad, control y dominio, que el dinámico y creativo cronista del periódico El Mundo, Víctor Muñoz, lo bautizó no solo con el sobrenombre que apelaba al color de su piel, sino también con el apelativo “de la Caridad”, que lo acompañó en toda su carrera deportiva, desde 1908 hasta 1927, pero no era parte de su nombre.
Nemesio Guilló: Es considerado el Padre del Béisbol Cubano y se le atribuye la introducción del primer bate y la primera pelota que se conocieron en la isla en 1864. Sin embargo, no jugó en el célebre desafío del 27 de diciembre de 1874 en el Palmar de Junco como sí lo hizo su hermano Ernesto. Vistió el uniforme de La Habana en el desafío inaugural del primer campeonato oficial de béisbol en Cuba, disputado contra Almendares el 29 de diciembre de 1878. Jugó como jardinero derecho y anotó dos de las carreras de su equipo.
Martín Dihígo, ¿jugó las nueve posiciones?: Él mismo afirmó que se desempeñó en todas, pero no existen documentos, box scores u otros archivos que lo demuestren tras revisar las ligas en que participó. Sin embargo, su calidad como pelotero no necesita que le atribuyan eso para ser considerado, con total justicia, como el más completo de todos los tiempos, a partir de sus récords como lanzador, jugador de cuadro y jardinero.
El primer cero hit cero carrera: De acuerdo con una reseña aparecida en el semanario El Sport, de La Habana, el 13 de febrero de 1887, el lanzador Carlos Maciá fue el primer serpentinero cubano en dejar sin imparables ni anotaciones a un equipo en la historia del béisbol organizado cubano. El partido entre el Almendares y el club Carmelitas del Fe concluyó 38-0 favorable a los primeros, con 12 ponches a la cuenta del joven de 17 años, a quien se le embasaron tres hombres por errores.
Conrado Marrero y Juan Pérez Pérez: Son los únicos con cuatro no hit no run en la historia de nuestro béisbol élite. El primero lo hizo tres veces en la Liga Nacional de Béisbol Amateur y en una ocasión durante su paso por la Liga Internacional de la Florida. Por su parte, el camagüeyano tiró tres en nuestras Series Nacionales (frente a Serranos, Oriente y Citricultores) y un cuarto en el campeonato mundial de 1973 frente a Venezuela. El agramontino también conserva en su obra de vida dos juegos más con estas características, pero en la categoría escolar.
La marca de Raúl Reyes: Los tres jonrones y las 11 impulsadas del jardinero industrialista frente a Azucareros el 28 de enero de 1968 fueron historia por muchas cosas. Se convirtió en el primero que sacaba tres esféricas del parque en un mismo desafío de las Series Nacionales y el tercero en toda la historia del béisbol cubano, antecedido por James Thomas Bell (lo hizo en 1928) y Dick Sisler (1945), ambos profesionales. Además, rompió el récord de empujadas que databa de ocho en un encuentro, implantado por el almendarista Walter Moryn en 1952.