Los dos enunciados versan: el primero sobre el aporte de los trabajadores para diversificar y elevar de manera sostenida las producciones físicas, potenciar los recursos exportables…; y el segundo al actual sistema salarial.
La discusión en los colectivos parte de responder las preguntas: ¿Cómo valoran nuestros afiliados su participación y la del sindicato en el proceso de presentación del plan y el presupuesto en su colectivo? , y ¿Cuál debe ser el desempeño laboral de los trabajadores para corresponder los resultados económicos con los ingresos a recibir?
Quienes intervienen en el debate aseguran que los preceptos que se establecen en esta parte del texto están estrechamente relacionados. Varios son los argumentos que expresan, unos consideran que para ser consecuentes con lo que enuncian ambos párrafos la sección sindical tiene que velar por una adecuada planificación con el propósito de evitar consecuencias fatales que se arrastran en todo el proceso productivo, cumplir los contratos para tener garantía de las materias primas, estar atentos a los procesos inversionistas y disminuir gastos.
Otros trabajadores exponen argumentos más prácticos: la necesidad de potenciar el ahorro, explotar las reservas de eficiencia y productividad que existen en cada colectivo y que conocen quienes laboran en cada lugar. Y sobresale un criterio medular: tener en cuenta los criterios, opiniones y preocupaciones del personal en el momento de confección del plan y el presupuesto, y no acumular planteamientos de un año a otro.
Asimismo señalan otros asuntos de gran influencia, como la necesidad de evitar el éxodo de trabajadores hacia el sector no estatal para proteger la empresa socialista, y preservar la fuerza laboral calificada para garantizar las funciones económicas locales, como puestos claves en ingenios, las actividades agrícolas y la educación.
De igual manera se pronuncian por eliminar las empresas con pérdidas, las que se sobregiran en las utilidades o pagan sin respaldo productivo con el propósito de lograr la actualización del modelo económico cubano.
Con énfasis reconocen la importancia del movimiento anirista, protagonista de ampliar las capacidades productivas y recuperar tecnologías obsoletas; no obstante, plantearon que debe revisarse la ley establecida al efecto, pues no se corresponde con los resultados económicos que logran los integrantes de la asociación.
Es incuestionable que de manera unánime respaldan el documento, y que el debate lo consideran el XXI Congreso de la sección sindical. Las discusiones evidencian la decisión de resolver las problemáticas de manera conjunta en cada entidad, a la vez que se advierten las posibilidades de crecimiento de cada una de estas. El ejercicio muestra las capacidades de diálogo de los trabajadores cubanos, las posibilidades que establece el intercambio para argumentar propuestas y el valor de la unidad como principio clave de nuestro proyecto social.
