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La Habana se pinta de Corona

Con solo mirar el tanque donde mezclaban las pinturas vinieron a la mente recuerdos de aquellos tiempos de mi juventud, en que dedicada a la alquimia de unir polvos y líquidos hacía medicamentos. Claro, las cantidades son enormes respecto a las que entonces tomaba en mis manos.

Corona exige el uso de medios de protección para garantizar la salud de los trabajadores. Fotos: Agustín Borrego

Estoy en el escenario de la fábrica de pinturas artesanales Corona, cerca de la Villa Panamericana, donde decenas de tanques se tiñen de pigmentos para dar vida a viviendas, parques infantiles, instalaciones deportivas y de la salud, puentes, universidades…, antes de la celebración del aniversario 500 de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana.

De los conocimientos e iniciativas de Antonio R. Corona Montero surgió la idea de hacer pinturas con base de marmolina, e impulsado por la demanda de las empresas a las cuales las distribuía, fue modernizando los procederes y formulaciones hasta llegar al vinil; de ambas obtienen actualmente unos 50 mil litros mensuales (comenzó por 15 mil), en una producción cooperada de un trabajador por cuenta propia (Corona-titular de la fábrica) con la Empresa Provincial de Industrias Locales, de La Habana.

Un proceso inversionista en marcha les permitirá obtener las llamadas pinturas de aceite o esmalte, y los dotará de instalaciones más cómodas para las labores artesanales, administrativas, de servicios y de un espacio (showroom) donde mostrarán la amplia gama y la calidad de sus surtidos. También se incorporarán otras dos mezcladoras, lo que posibilitará duplicar la producción.

“Ya estamos a punto de traer una que están terminando en el taller de metales de Industrias Locales; y la Constructora Toledo ejecuta la obra principal para el tratamiento de los residuales, con ello se mitiga la contaminación del medio ambiente, aunque lo que desechamos no son materias primas sino agua, que se va a pasar a un pozo de infiltración con las normas establecidas por el Citma”.

Pinturas de productos ociosos

“La mayoría de las materias primas que empleamos proceden de inventarios ociosos o de lento movimiento de industrias como las de BioCubaFarma, las textiles, la Unión Eléctrica, entre otras; además del carbonato de calcio, que es la fundamental, y nos lo suministran las empresas geomineras de occidente, con las cuales tenemos contratos”, afirmó Antonio Corona.

“Las resinas y los químicos (espesantes, pigmentos, productos para hacer el pegamento, blanqueadores y dispersantes) los compramos en empresas de todo el país, y logramos hacer pinturas de alta calidad, probadas por sus tonalidades, secado y resistencia a la frotabilidad”, añadió.

“Al emplear los ociosos quitamos carga contaminante en esas entidades; en cuatro años hemos comprado 150 toneladas de materias primas que estaban almacenadas sin poder utilizarlas ni verterlas a ningún lugar; las que nos dan resultado se han convertido en pintura, aquí no se pierde nada”, enfatizó.

“Las formulaciones las fuimos creando con asesoramiento y por libros; hoy están para la marmolina y el vinil, y estamos produciendo el aceite que se va a emplear en los parques infantiles y paradas de ómnibus de La Habana. Tenemos un catálogo de colores, más de 15 tonalidades, donde predominan el azul, el blanco (emblemáticos de la capital) y el verde para las instalaciones de la agricultura”.

Según explicó el otro Tony (Antonio Suárez Insúa, comercial) la mayoría de las pinturas las comercializa Industrias Locales, donde se sacrifican las utilidades para lograr precios competitivos, posicionamiento en el mercado y que sean asequibles.

“El vinil se comercializa con las empresas que están en esfuerzo decisivo por el aniversario 500 de la ciudad, de esta sí obtenemos por mes entre 9 % y 11 % de ganancias. Los trabajadores perciben buen salario, no hay fluctuación laboral”, aseguró Suárez Insúa.

El costo por peso de producción ronda los 76 centavos por litro, y las labores corren a cuenta de 15 trabajadores, con la supervisión de un comercial, un jefe de producción, y dos especialistas que atienden la contabilidad y los almacenes.

Más de 15 tonalidades de pinturas de marmolina, vinil y aceite comercializa Corona.

Envases desechables

Con esa filosofía de emplear los recursos ociosos, o en desuso, de otras entidades, pinturas Corona emplea envases desechables para la comercialización de sus producciones. “Los buscamos dondequiera que estén, incluso utilizamos las latas de aluminio que salen defectuosas de la fábrica, les ponemos nailon dentro para evitar que se boten o contaminen, y las comercializamos”, informó Suárez. Los financiamientos los comparten Industrias Locales y Corona.

Orden y legalidad

Desde que conocí de la existencia de esta fábrica me preocupó la legalidad. A dúo, los Tonys aclararon que disponen de un cuerpo legal encargado a dos exauditoras: una se ocupa de la contabilidad y la otra del almacén, labores que realizan junto al asesor jurídico.

No hemos tenido hechos delictivos; todo opera con controles diarios de entrada y salida de materias primas y de la producción terminada, además de los controles económicos, explicaron.

A los pocos años de estar produciendo solicitamos se nos hiciera una auditoría. La gente decía que estábamos locos, pero las autoridades competentes la realizaron y salimos bien en esa, y en otras que se han desarrollado, afirma Corona.

Y se refirió a la colaboración que tienen con centros sociales y de la salud de forma gratuita, lo que se hace de manera oficial y es aprobada por la dirección provincial del gobierno en la capital.

Pinturas Corona está inscripta en el registro de marcas y patentes nacionales, y se encuentra en trámites para obtener la licencia internacional, anunciaron.

Trabajadores bien atendidos

Los trabajadores están sindicalizados, cumplen con el contrato de trabajo, y sienten que laboran en una familia. Josvel Corso Pis, un joven que vimos mezclando pinturas sin parar desde que llegamos, admite que son atendidos, reciben una alimentación buena y balanceada en sus diferentes horarios, incluso cuando la jornada se extiende reciben una merienda reforzada.

“Los jefes siempre están pendientes si alguien se enferma, o tiene problemas en la casa, y nos ayudan. Es imprescindible el uso correcto de los medios de protección: nasobucos y caretas cuando mezclamos polvos, camisas de mangas largas para proteger la piel; si alguno de nosotros tiene un impedimento o se siente mal en el trabajo lo llevan al hospital. Aquí las cosas son así”, afirmó Josvel.

Ana Ivis Leyva precisó:

“Controlamos la legalidad, los contratos, los precios. Facturamos por los contratos, se vende al precio establecido, tenemos los modelos, los controles, los registros”.

No tienen pinturas quedadas, las empresas las sacan a tiempo. Para los Tonys el futuro es seguir produciendo con más calidad y nuevas formulaciones para suplir las necesidades de la población y de las empresas, con mejor precio, más organización, legalidad y con un colectivo que sea siempre como una familia.

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