El tiempo de esplendor vivido hoy por la Empresa Foresta Integral (EFI) de la provincia de Matanzas ni el mejor de los oráculos lo hubiera vaticinado cinco años atrás, cuando a Jorge Díaz Mirabal le designaron al frente de una entidad tan depauperada que el pago a sus empleados solía demorarse dos o tres meses.
A él mismo le sorprendió la agónica situación. Una sola persona en el Departamento de Recursos Humanos y ninguna en el de Economía, era más de lo que su mente podía imaginar. “A ese lo quitan pronto”, se auguraba entre los pocos sobrevivientes de la crisis causante del éxodo casi masivo en las oficinas centrales.
Después de aquel noviembre de 2012, fecha de la llegada de Díaz Mirabal, comenzaría a mutar la suerte de la EFI. “Nadie piense que fue trabajo de un día. Había que echar para adelante y eso hice”, resume desde la modestia la transformación del colectivo ahora referente de empresa estatal socialista, pondera Aracelia Chávez, al frente de la esfera de Emulación en el Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en Matanzas.
“La Bandera de Proeza Laboral merecida por la recuperación luego del paso del huracán Irma, figurar entre las 11 empresas yumurinas aprobadas en el exigente movimiento Por las Sendas del Triunfo en el país y ganar la condición de Vanguardia Nacional, constituyen los mejores premios a un 2017 ya histórico”.
La obtención de 7 mil 85 metros cúbicos de madera aserrada, cantidad negada en casi una década, aclara Díaz Mirabal, figura entre los saldos de mayor relevancia. ¿Cómo lo consiguieron?
La organización exhaustiva de los procesos productivos y la introducción de maquinarias, nuevos camiones y modernos equipos de extracción, resultaron primordiales para combinar la fórmula del éxito. “Ello permitió crecer primero en los resultados y luego en los rendimientos y la eficiencia, algo posibles si el bolo de madera posee mejor calidad y mayor diámetro”.
Sin embargo, allí saben muy bien lo que la buena atención devuelve. En sus siete unidades empresariales de base, cinco productivas y dos de servicios, la EIF implementa un programa de atención que en esencia procura el favorecimiento de ambientes laborales motivadores de materializar cualquier meta.
“Ahí ha estado nuestra salvación, nuestra principal virtud. Logramos elevar productividad y con ello los ingresos de los trabajadores, que el año pasado alcanzó los mil 123 pesos de salario medio. Impulsamos un plan de mejoramiento de las condiciones tanto de las áreas laborales como de la alimentación. Los estímulos a los que más se destaquen y la venta de productos en fechas especiales, son muy valorados por nuestra gente. Si se quiere conseguir cualquier meta, hay que empezar con gestionar como lo merecen a los encargados de transformar la materia prima”.
Servicios Comunales es el principal cliente de la EFI. Las provincias de Camagüey, Ciego de Ávila y Matanzas emplean sus maderas para la fabricación de ataúdes. La agricultura cubana se beneficia también con madera para el empleo en casa de tabaco.
De la carpintería de alta tecnología ubicada en el municipio de Martí salen artículos de alta demanda como los llamados cuatro patas, las bases soportes de colchones que se agotan enseguida en la red de mercados industriales.
Los saldos de la diversificación
La Forestal, a juicio de Jorge, no se ha contentado con el cumplimiento de su encargo estatal. Otras producciones refrendan la amplitud del objeto social de una entidad hábil en el uso de facultades concedidas al sector empresarial. Lo que ha hecho de la EFI un tronco derecho, robusto, es justamente eso. Sacarles provecho a esas posibilidades.
Junto con las cifras superadas de madera están también las 363 toneladas por encima de las mil pactadas de carbón vegetal para la exportación, un producto que ya arde en mercados europeos y con perspectivas de mayor incremento. “Potencialidades existen y a eso vamos, a la expansión de un renglón que puede representar mucho en ingresos en divisas”, asegura Díaz Mirabal, mientras con una mano da unos golpecitos en algunos de los sacos que contienen el codiciado mineral para la cocción.
“Tenemos el fuerte propósito de llegar a las mil 500 toneladas de carbón y de superar el plan de madera aserrada, que para este año es de 7 mil 500 metros cúbicos. Eso debe favorecer ventas cercanas a los 17 millones de pesos, lo que nos pondría en el camino de los 20 millones de pesos”, un propósito impensado un lustro atrás cuando apenas totalizaban los 4 millones.
El vivero es un vientre
El presente y futuro de la Forestal se decide en el vivero. Es matriz, vientre de los pinus caribaeas traídos al mundo por cinco mujeres y dos hombres que dan vida a estas variedades. Es una suerte de reproducción asistida, hecha con todo esmero.
Estiércol de carnero, cachaza…, la materia orgánica se coloca en un tubete y, justo ahí, introducen la semilla. Cada tubete será un árbol. Siete días después habrá de germinar, eso si la simiente es de las buenas, aclara la ingeniera agrónoma Lidaimis Herrera.
Luego, ya en pleno surco, la posterior vida de este pino macho típico de Cuba depende de la micorriza, un proceso sucedido debajo del suelo sin el cual ni las especies madereras más importantes podrían subsistir. “Es indispensable la asociación entre el micelio de un hongo y la raíz de la planta”, explica la ingeniera.
Luego viene la poda, limpia, raleo, tres prácticas esenciales en el tratamiento para que el árbol alcance la dimensión deseada. A los 25 y 30 años de ser plantados están listos para ser talados. Es por eso que el vivero da continuidad a las plantaciones de la EFI. Allí se decide el presente y el futuro. Lo otro se hace en el aserradero.
Monte adentro
A más de 60 kilómetros de la urbe cabecera, donde radican las oficinas centrales de la empresa, queda la unidad empresarial de base de Los Arabos, y su aserradero San Pedro de Mayabón, la industria que garantiza algo más de la mitad del plan provincial de madera aserrada. Es su puntal, el corazón de la EFI.
“Fue nuestra mejor unidad empresarial de base en el 2017. Si esta falla, fallan el resto de las entidades”. Siete son las brigadas allí agrupadas. Tres laboran en el monte. Se fajan con el marabú, es muy duro eso, advierte.
No menos complicado es mantener en funcionamiento el aserrío. Con 16 años en explotación, la tecnología española adquirida por Cuba “de segunda mano. Son nuestros innovadores quienes la mantienen operando”.
Asegura Díaz Mirabal que algo de eficiencia se les va por la obsolescencia tecnológica, un fenómeno con el que lidian aprovechando todo lo que el tronco ofrece. “Los bolos de más de 14 cm de diámetro son los óptimos. Pero aquí ya no se bota nada, lo que no se procesa en la sierra grande, lo procesamos en la sierra chiquita”.
Carlos Cera gana más luego de que en la sierrita sacan listones de la costanera, sobras de los troncos antes botadas. Con eso fabrican allí mismo cajas que luego venden a la Empresa de Acopio, para el embalaje cultivos como el tomate.
“Ya usted ve. La EFI tiene claro un concepto. En la expansión está nuestro triunfo. Estamos en condiciones de lograr lo que nos propongamos porque contamos con la disposición de nuestros trabajadores, como mismo sucedió en la recuperación que protagonizamos en Varadero, posterior al paso de Irma. Fueron jornadas gloriosas y nos abrió, además, la posibilidad de emprender la construcción de ranchones y sombrillas rústicas”.
Díaz evoca con particular emoción al pasado diciembre del 2017, cuando el ciento por ciento de los trabajadores del aserrío de San Pedro de Mayabón, luego de sobrecumplir sus cifras del año, siguió, al pie de la madera, hasta que completó la cantidad que debía solventar la provincia toda.
Ejemplos como esos son esenciales en las pretensiones de la EFI de seguir lidereando el grupo de entidades matanceras que esta vez se incluyeron en la selecta lista de las ganadoras Por las Sendas del Triunfo, el exigente movimiento emulativo creado por la CTC y sus sindicatos en el país, que premia un desempeño económico previamente certificados por la Oficina Nacional de Estadística e Información de los territorios.
La EFI, cinco años atrás derribada, poco a poco ha conseguido levantarse. Sus resultados desmiente el refrán. Esta empresa torcida sí logró enderezar su tronco, para suerte de esta y de un país que necesita de empresarios de la valía de Jorge Díaz Mirabal, un director al que ningún mal augurio taló sus ganas. En términos de dirección, hay que admitirlo: Un solo palo sí hace el monte.