El tiempo se va cerrando en cuanto a la preparación competitiva y los cálculos, pronósticos de medallas y rivales envalentonados motivan recurrentes preguntas de los aficionados. ¿Podemos ganar los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla? ¿Qué cantidad de títulos debemos lograr para retener el primer lugar que ostentamos desde Panamá 1970? ¿Cuáles son los deportes con mayores responsabilidades dentro de la delegación cubana?
Mucho se ha comentado de lo difícil que será la pugna frente a México y Colombia por el puesto de honor, pues ambas naciones deben pasar, al igual que Cuba, del centenar de doradas (en Mayagüez 2010 tres países también sobrepasaron esa cifra, pero nosotros no asistimos); en tanto el calendario oficial muestra que anfitriones y aztecas pueden dominar la tabla de posición las 10 primeras jornadas —y quizás un poco más—, dado que las disciplinas más fuertes de nuestra comitiva se inician el 29 de julio.
Para acercarnos a las aspiraciones reales hay que dejar claro, en primer término, la legítima y justificada posición de los 560 atletas y las autoridades del INDER: liderear la lid regional por decimotercera ocasión. Sin embargo, la cerrada diferencia vislumbrada obliga a alertar con fuerza la posibilidad de ceder el trono si no sale ese extra de los campeones en algunas figuras y equipos, tal y como lo demuestran las estadísticas y probabilidades.
Las claves andan por…
Los pronósticos que acompañan este trabajo (VER TABLA 1) parten del sabor dorado conseguido en Veracruz 2014 y el entorno —mínimo y máximo— de oros por el que deben moverse los 34 deportes con presencia cubana en Barranquilla 2018. No es pura intuición periodística este vaticinio, se basa en los resultados obtenidos durante la ruta crítica, la rivalidad y crecimiento regional, así como el momento actual: físico, técnico y psicológico por el cual transitan nuestros atletas.
Una primera conclusión salta. No menos de 99 títulos parecen seguros en arcas cubanas, pero ya sabemos que eso no garantiza la cima. Todo se decidirá entonces si el rango mayor se cumple, es decir, si aumenta la eficiencia en finales y las disciplinas consiguen su punto más alto, pues llegaríamos a 125 coronas, inalcanzables para los dos principales adversarios, que pretenden rozar los 110 cetros.
Hay seis deportes que presumiblemente obtendrán 16 oros menos que cuatro años atrás: atletismo, boxeo, ciclismo, judo, tiro y levantamiento de pesas. Razones sobran para explicar, desde pruebas que no se clasificaron y mayor nivel en el área centrocaribeña hasta descensos de calidad por renovación u otras causas. Paradójicamente, son estos, junto a remo, lucha, canotaje, taekwondo y gimnasia artística los de mayor peso cuantitativo para el botín de las cuatro letras.
Asimismo, un aspecto positivo dentro de tanta tensión es que nueve modalidades cuentan con potencialidades de mejorar lo hecho en Veracruz, pero en número apenas serían 17 doradas. No descansa por tanto en estas la mantención del primer lugar por países, pero sí serán importantes para equilibrar o amortiguar lo perdido por el sexteto de vanguardia ya explicado anteriormente.
Recuperar espacios en polo acuático, balonmano, voleibol de sala (con el equipo varonil), esgrima, gimnasia artística y luchas llevarían un sello especial, dado que Cuba históricamente domina con más del 40 % de los títulos en esas especialidades, algunas de las cuales hicieron aguas en versiones recientes. (VER TABLA 2)
Otros datos para valorar
Como parte del proceso organizativo y a partir de las respectivas clasificaciones o de deportes que no se practican en Cuba, quedamos fuera de la disputa de 92 juegos de medallas, casi un 20 % del total a repartir. Aunque hace cuatro años dejamos de participar en 107, ahora la complejidad radica en que no será posible arrasar en otras pruebas como hicimos entonces y la nación sede estará presente en casi la totalidad de las convocatorias.
Otro elemento nada despreciable es que el programa contempla 141 pruebas que solo forman parte del programa centrocaribeño en las que Colombia pretende dominar en 46, México en 37 y Cuba solo en 25. A eso habría que agregar podios que no se repartirán por no cumplirse la inscripción de cinco países, que pudieran perjudicarnos unos cuatro títulos, sobre todo en canotaje y remo.
Aunque ser medallista resultará un premio para 11 deportes que no tienen previsto títulos (clavados, ecuestre, gimnasia rítmica, natación, patinaje, natación artística, racquetbol, sóftbol, tiro con arco, tenis y triatlón), el primer lugar de Cuba no lo deciden ellos. De paso esclarecemos que los propósitos pasan por el deseo y el querer, pero los pronósticos parten de un estudio de rivales y de la posibilidad real de lograr una presea a partir del entrenamiento y los resultados internacionales en un período de tiempo determinado.
Poder o no poder
La probada capacidad de nuestros deportistas de crecerse ante las limitaciones de fogueo, implementos, recuperantes y presupuesto; el amplio respeto que inspiran por su historia y presente; el talento de nuestros técnicos (algunos repartidos por la región) y el apoyo total que llevan de sus familiares y pueblo en general son fortalezas para imponerse y que no todas las delegaciones cuentan.
No hemos hablado de cuánto puede influir el arbitraje o factores extradeportivos en la idea de revalidar la primera posición. Hemos preferido el análisis más objetivo. Es posible celebrar con éxito total el 4 de agosto, se sabe qué y quienes no pueden fallar para llegar feliz a ese empeño, pero sobre todo se conocen las fisuras por donde se pudieran colar México y Colombia.
¿Cara o cruz? Los cubanos siempre preferimos la primera, la luz, y por ella iremos.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.